Un medallero sobrevalorado y el machote de El Fary
?Es tan dif¨ªcil ponderar las especialidades teniendo en cuenta factores como las modalidades que tiene cada una o la dificultad que supone el alcanzar el ¨¦xito?
Me rindo. Mis intentos por relativizar el valor del medallero chocan cada cuatro a?os con una costumbre que no hay forma de erradicar. Ya s¨¦ que da mucho juego medi¨¢tico y que una clasificaci¨®n, sea cual sea, siempre pica la curiosidad y permite jueguecitos como ver qui¨¦n tenemos delante o detr¨¢s. Vale, pero de ah¨ª a considerarlo un m¨¦todo con fundamento para comprobar la salud del deporte de un determinado pa¨ªs va un largo trecho.
De entrada yo desconfiar¨ªa de una clasificaci¨®n que si nos la creemos, nos dice que Qatar o Kosovo est¨¢n mejor que Espa?a o Suecia. Tambi¨¦n conviene recordar c¨®mo se reparten cuantitativamente las medallas. En boxeo, por ejemplo, hay 39 medallas en juego, 42 en remo, tiro otorga 45, halterofilia reparte 52, lucha da 54, ciclismo, 66, y nataci¨®n, 111. Mis respetos a todos estos deportes y a todos los medallistas, sabedor de que cada metal cuesta un mundo conseguirlo. Pero parece algo desequilibrada la balanza con respecto a deportes colectivos como el f¨²tbol, baloncesto, balonmano, waterpolo, voleibol o hockey, que solo tienen seis cada uno que dar. Sin desmerecer a nadie, no cuadra que, a efectos del dichoso medallero, punt¨²e igual los 100 metros espalda que la competici¨®n de balonmano.
?Es tan dif¨ªcil ponderar las especialidades teniendo en cuenta factores como las modalidades que tiene cada una o la dificultad que supone el alcanzar el ¨¦xito? El gimnasta Ray Zapata se qued¨® sin el oro porque su ejercicio, puntuado igual que el del israel¨ª Dolgopiat, fue considerado por los jueces de menor dificultad que el de su rival. O sea, que el grado de dificultad se puede cifrar y en muchos sitios cuenta. En el medallero, no.
Por no valer, el medallero no vale ni como elemento comparativo individual de cada naci¨®n. C¨®mo va a valer si metemos todo en el mismo saco y solo nos preocupa el n¨²mero final. La ecuaci¨®n menos medallas peor, m¨¢s medallas mejor, es tan simple como inexacta. Y otra cosa m¨¢s. La clasificaci¨®n se hace a partir del n¨²mero de oros. Llev¨¢ndolo al extremo, un pa¨ªs con un ¨²nico oro como bagaje quedar¨ªa por delante de otro con 73 platas y 150 bronces pero ning¨²n primer puesto. Vamos, que se le ve demasiado el plumero al medallero.
No estoy abogando por se?alar deportes de primera o segunda categor¨ªa. Pero se supone que si le damos tanta bola a este sistema y hasta lo utilizamos para medir nuestro rendimiento como pa¨ªs, qu¨¦ menos que lo que nos cuente se ajuste un poco m¨¢s a la realidad que lo que hace actualmente. Gloria eterna a cada campeona o campe¨®n, pero si queremos una clasificaci¨®n de referencia, igual ha llegado el momento de cambiar la actual por injusta y obsoleta.
Postdata. Ahora que est¨¢n anunciando un programa sobre El Fary, me viene al pelo su legendaria y troglod¨ªtica frase ¡°Detesto al hombre blandengue¡±. Lo digo porque creo que igual hay m¨¢s Farys por ah¨ª de los que pensaba. Son en general hombres muy machotes que, entre otras cosas, no soportan cualquier signo de vulnerabilidad, de compa?erismo entre rivales o de humanidad. No, el deporte es una pelea donde no se hacen prisioneros ni amigos, donde la victoria, sea como sea, es el ¨²nico objetivo, donde la debilidad y la derrota hasta deber¨ªa ser castigadas. Y as¨ª, ante uno de los momentos m¨¢s bonitos de los ¨²ltimos d¨ªas, cuando Ana Peleteiro se vuelve loca de alegr¨ªa ante el r¨¦cord mundial de su rival, solo ven a una blandengue. De verdad, qu¨¦ tristeza ser as¨ª.
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