Laia Palau: ¡°Un equipo de baloncesto es una escuela de sororidad¡±
El b¨¢squet es el deporte m¨¢s practicado por mujeres, con m¨¢s 100.000 licencias anuales desde hace 20 a?os. Sin embargo, las adolescentes son m¨¢s proclives a abandonar prematuramente que los chicos
Decir baloncesto y femenino juntos es casi una redundancia. Es el deporte que practican m¨¢s mujeres en Espa?a. Durante, al menos, las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ha sido la ¨²nica disciplina que a?o a a?o ha superado las 100.000 fichas, hasta alcanzar en 2019 ¨C¨²ltimo dato del Consejo Superior de Deportes (CSD) disponible¨C las 132.927, lej¨ªsimos de las 84.000 del segundo, la escalada, y duplicando a golf, f¨²tbol y voleibol. Mar Rovira (Barcelona, 1975), antigua jugadora internacional, hoy psic¨®loga deportiva y comentarista, lo explica as¨ª: ¡°En los patios de todos los colegios sol¨ªa haber porter¨ªas y canastas; yo quer¨ªa jugar al f¨²tbol, me escog¨ªan porque era buena, pero yo supon¨ªa una anomal¨ªa. El f¨²tbol era el coto de la testosterona¡±. Y acab¨®, como tantas, tirando a canasta. ¡°Estaba quiz¨¢ socialmente m¨¢s aceptado ver mujeres en el baloncesto¡±, corrobora Anna Junyer (Figueras, 1963), quien tras una larga carrera como base hoy coordina las selecciones de categor¨ªas de formaci¨®n de la Federaci¨®n Espa?ola de Baloncesto (FEB). Entonces, ?por qu¨¦ a pesar de su arraigo son m¨¢s proclives las chicas a abandonar la pr¨¢ctica de deportes colectivos, incluido el b¨¢squet? ?Por qu¨¦ es m¨¢s f¨¢cil encontrarse en cualquier pista de barrio una pachanga de chicos que de chicas?
Fue la selecci¨®n absoluta femenina la que en el campeonato europeo de 1993 de Perugia consigui¨® el primer oro para el baloncesto espa?ol. Su actuaci¨®n en los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona¡¯92 ya hab¨ªa supuesto un acicate para ilusionar a muchas ni?as y, de hecho, durante el transcurso de los primeros a?os del siglo XXI el baloncesto fue uno de los pocos deportes masivos donde el n¨²mero de practicantes de ambos sexos corr¨ªa m¨¢s o menos parejo (con ligera ventaja siempre para ellos, pero sin el abismo que distancia, por ejemplo, a los futbolistas y las futbolistas: 15 veces m¨¢s licencias masculinas). Luego, se cumpli¨® el vaticinio del seleccionador Pepu Hern¨¢ndez que, micro en mano, durante la celebraci¨®n del t¨ªtulo del Mundial de 2006 de Jap¨®n grit¨® ¡°ba-lon-ces-to¡±, y su llamada surti¨® efecto: aumentaron exponencialmente las fichas de ni?os, hasta situar la proporci¨®n actual en un 66% de hombres federados frente a un 34% de mujeres. El que ha crecido es el masculino, el b¨¢squet femenino siempre estuvo ah¨ª.
¡°Nuestro baloncesto femenino es pura pasi¨®n, nosotras siempre hemos elegido seguir jugando¡±Laia Palau
Laia Palau (Barcelona, 1979), la capitana de capitanas, la mujer con m¨¢s internacionalidades, la que atesora m¨¢s medallas (12) que el mism¨ªsimo Pau Gasol, lleva en activo m¨¢s de dos d¨¦cadas, justo ese per¨ªodo de transformaci¨®n del que nadie puede dar testimonio m¨¢s autorizado que ella. Su padre fue jugador, tambi¨¦n su madre, hasta la universidad; ella descoll¨® pronto, se apunt¨® a baloncesto porque era a lo que jugaban sus amigas en el patio ¨Cla tent¨® seriamente el v¨®ley¨C, sin embargo, en Laia Palau en seguida fue perceptible un talento que la llev¨® a alcanzar ya la m¨¢xima categor¨ªa siendo una adolescente, con 16 a?os. Aun con esa carta de presentaci¨®n, recuerda que su paso a la profesionalidad fue muy complicado. ¡°Nadie en mi generaci¨®n cre¨ªa que esto pudiera ser un trabajo, carec¨ªamos de referentes, e incluso cuando pudimos empezar a considerarlo, los salarios a veces hac¨ªan que muchas prefirieran dedicarse a oficios relacionados con lo que hubieran estudiado. Cuando digo que soy jugadora, ?sabes cu¨¢ntas veces he tenido que escuchar a continuaci¨®n la pregunta ¡®y de qu¨¦ m¨¢s trabajas?¡±.
Las cosas han cambiado mucho y a mejor en cuanto a estructura, formaci¨®n y respaldo a esas m¨¢s de 130.000 jugadoras, profesionales o no, en este tiempo. ¡°Ahora me enfrento a chicas que desde jovenc¨ªsimas vienen con nutricionistas, preparadores f¨ªsicos¡ son mucho m¨¢s conscientes de las exigencias que impone el querer dedicarse a esto¡±, explica Palau, que hace hincapi¨¦ en el papel en esa percepci¨®n que impulsa a las nuevas generaciones, en ese convencimiento de que s¨ª se puede, de un aumento de la visibilidad del baloncesto femenino, cuesti¨®n que ella entiende fundamental desarrollar: m¨¢s partidos por televisi¨®n, m¨¢s noticias en prensa, facilitar que no solo quieran ser Juan Carlos Navarro, sino tambi¨¦n Laia Palau¡ ¡°Nuestro baloncesto femenino es pura pasi¨®n, nosotras siempre hemos elegido seguir jugando, independientemente de cualquier otro factor¡±.
El abandono prematuro del deporte
¡°Los chicos pierden la esperanza m¨¢s tarde¡±. Esa frase de una jugadora adolescente lo dice casi todo, explica Mar Rovira, autora de un estudio sobre las causas del abandono de la pr¨¢ctica deportiva en la adolescencia impulsado por Endesa en colaboraci¨®n con la federaci¨®n y el CSD. Sus conclusiones demuestran que, si bien dicho abandono suele ser producto de un c¨²mulo de cosas, y que la raz¨®n principal es com¨²n a chicos y chicas (las dificultades para conciliar estudios, otros hobbies y baloncesto), existen factores culturales que le ponen m¨¢s dif¨ªcil a ellas la continuidad.
El primero, ese que cita: la noci¨®n temprana que adquieren de que su camino estar¨¢ trabado por techos de cristal, de que todo les costar¨¢ m¨¢s. ¡°Las mujeres solemos ser m¨¢s autoexigentes, as¨ª que o estamos o no estamos¡±, dice Anna Sunyer, que explica as¨ª por qu¨¦, una vez dejados los entrenamientos y rigores de la pr¨¢ctica reglada, apenas siguen jugando por divertimento, optando normalmente por deportes individuales. Laia Palau a?ade m¨¢s: la gracia de esas pachangas muchas veces reside en la superaci¨®n personal, ¡°el chuleo de picarte con un amigo, meti¨¦ndole una canasta en la cara; y en las mujeres esas actitudes est¨¢n mal vistas. No hemos sido educadas para destacar¡±.
¡°En mujeres est¨¢ mal visto chulear en una pachanga. No hemos sido educadas para destacar¡±Laia Palau
Coinciden todas en que eliminando poco a poco esos sesgos culturales que todav¨ªa padecen las mujeres (por ejemplo, echarse pareja influy¨® en la decisi¨®n de dejar el b¨¢squet de un 20% de las chicas, seg¨²n el estudio de Rovira), aumentando la visibilidad de jugadoras que inspiren a las ni?as y espoleando la celebraci¨®n de competiciones amateurs m¨¢s destinadas al sano entretenimiento, como los partidos tres contra tres a una sola canasta ¨Ccompeticiones aptas para quienes trabajan o estudian y no disponen de m¨¢s tiempo que ese, como se dan en otros deportes¨C terminar¨¢ por romperse con la desigualdad que, de facto, todav¨ªa existe.
?Por qu¨¦ seguir jugando al baloncesto por mera diversi¨®n, entonces, sin af¨¢n de llegar a ser profesional? Laia Palau lo tiene claro: porque un equipo es una ¡°escuela de sororidad¡±, porque el grado de ¡°compromiso que adquieres para con tus compa?eras¡± es una ense?anza vital inigualable ¨Ccorrer parar asistirla cuando lo necesite y a pesar del cansancio, segura de que ella lo har¨¢ por ti¨C, porque ¡°no solo te llevas esos valores, aplicables a cualquier reto que afrontes¡±, sino lazos con unas personas que seguir¨¢n ah¨ª cuando cada una haya tirado por un derrotero distinto. ¡°Yo todav¨ªa recibo mensajes de chicas con las que jugaba de infantil; ¡®Laia, ?te acuerdas de m¨ª?¡¯ ?C¨®mo no me voy a acordar! Tengo un grupo de Whatsapp incluso con las que eran s¨¦nior cuando yo debut¨¦ en primera. El aspecto social del deporte es fundamental¡±.
#LoInteligenteEsSeguir
Descubre gracias al proyecto Basket Girlz de Endesa las historias de todas estas deportistas, cient¨ªficas o l¨ªderes culturales y empresariales que tienen algo en com¨²n: se forjaron en una cancha de baloncesto. De este deporte adquirieron valores que les han servido para el resto de retos de la vida. www.proyectobasketgirlz.com