Carta de una estrella del baloncesto a su beb¨¦
Los padres de Marta y Rudy Fern¨¢ndez fueron tambi¨¦n jugadores de b¨¢squet: lo llevan en la sangre. Marta, que tras un camino largo y con baches fue madre recientemente, se pregunta c¨®mo inculcarle a Alba los valores que a ella le ense?¨® el deporte. ?Continuar¨¢ la tradici¨®n familiar?
En febrero lleg¨® Alba para, felizmente, cambiarlo todo.
Estas l¨ªneas son a causa de ella o, mejor dicho, para ella. Para quien ella elija ser dentro de muchos a?os. Para que sepa que, aunque no fue un camino f¨¢cil el que me llev¨® hasta tenerla en brazos, ning¨²n final imaginable podr¨ªa ser mejor que las ma?anas en que, ahora que vivimos en M¨¢laga, paseamos las dos por la orilla del mar. La llevo conmigo porteada y, aunque sea apenas un beb¨¦, aunque dif¨ªcilmente pueda distinguir del todo las palabras que le dirijo, no paro de susurrarle que por favor disfrute, que respire la brisa marina. Despu¨¦s de haberme sobrepuesto a momentos muy duros, despu¨¦s de lo que me sucedi¨® en el verano de 2019, cada vez tengo m¨¢s claro que la vida son esos peque?os momentos que se esfuman en un parpadeo. Y son estos los instantes que quiero guardarme para siempre. Con Alba.
Hace poco mi madre me dijo: ¡°hija, te miro y no puedo evitar pensar en lo parecidos que son tus inicios a lo que fueron los m¨ªos¡±. Mi madre, Maite Farr¨¦s, jug¨® a baloncesto. Una p¨ªvot poderosa que corr¨ªa por el centro de la pista ¨Cjusto el tipo contrario de jugador que devendr¨ªamos luego Rudy y yo¨C; pero en aquellos tiempos no hab¨ªa mujeres que se ganaran el salario con la canasta. Lleg¨® a estar entre las escogidas para la selecci¨®n espa?ola y, sin embargo, con 24, cuando nac¨ª yo, decidi¨® dejarlo. Me quedan s¨®lo fotos de ella jugando. Trabajaba y jugaba a la vez. Como mi padre, que adem¨¢s de dirigir una empresa de ascensores compet¨ªa en Mallorca en primera divisi¨®n, rodeado de amigos. As¨ª crecimos. Si nos preguntaran a cualquiera de los cuatro, a mi hermano, mis padres o a m¨ª, cu¨¢l ser¨ªa nuestro lugar de felicidad plena, ese momento que quieres preservar del olvido, ese recuerdo al que deseas volver, probablemente los cuatro dij¨¦ramos lo mismo: Mallorca, junto al mar y con un bal¨®n de baloncesto cerca.
?Qu¨¦ significa el baloncesto para m¨ª?
Lo primero que puedo traer a la memoria son los entrenamientos de mi padre. Yo, que no levantaba un palmo del suelo entonces, estaba ah¨ª con ¨¦l. Botando la pelota, sin despegarme de ella. Ah¨ª est¨¢bamos ambos, mi padre y yo, en el parqu¨¦, cuando naci¨® mi hermano y tuvimos que ir corriendo al hospital. Rudy dio sus primeros pasos en una pista de baloncesto en Llucmajor, detr¨¢s de un bal¨®n que yo le hab¨ªa lanzado.
El baloncesto forma parte de m¨ª y de los m¨ªos, de qui¨¦nes somos en una familia a la que una temprana y forzosa separaci¨®n uni¨® todav¨ªa m¨¢s. Con cuatro a?os, en el colegio de Sant Josep Obrer, en Mallorca, yo ya formaba parte de la escuela de baloncesto. Fui destacando, brillaba entre jugadoras dos y tres a?os mayores que yo, y a los 13 me llamaron del Siglo XXI, la cantera m¨¢s prometedora. Y, no sin llantos, decid¨ª marcharme a Barcelona y aprovechar la oportunidad. Hablo mucho con mi madre sobre nuestra infancia y, ahora que soy yo misma madre, aun a sabiendas de que hizo lo que era mejor para m¨ª ¨Cy de que le quedaba el consuelo de que me dejaba en buenas manos, que all¨ª estaban mis abuelos y t¨ªos¨C, me pregunto c¨®mo fue capaz. ?Podr¨ªa yo alejarme tanto tiempo de Alba? ?Dejar de estar presente en el d¨ªa a d¨ªa durante una etapa en la que crecen tan r¨¢pido? Recuerdo, y no puedo evitar que asome la sonrisa al pensarlo, a Rudy, que tendr¨ªa diez a?itos en ese momento, decirle a mi padre, casi como recrimin¨¢ndoselo: ¡°?pap¨¢, por qu¨¦ la obligas a irse!¡±
Esos a?os fueron intensos, aunque entonces no lo percibiera como tal; pero fue la mejor decisi¨®n que tom¨¦ y se lo agradecer¨¦ siempre a mis padres. Me doy cuenta ahora de lo duro que trabaj¨¦ desde siempre, de mi capacidad de sacrificio y tenacidad, mucho antes de dar el salto a la profesionalidad. Mi padre tiene una gran parte de culpa de que tanto Rudy como yo consigui¨¦ramos llegar a convertirnos en jugadores profesionales. El d¨ªa que sab¨ªa que hab¨ªa jugado un mal partido, en la vuelta a casa en coche, procuraba guardar silencio, para que no me recordara un pase fallado o alg¨²n error o distracci¨®n. ?Pero si distingu¨ªa perfectamente su voz entre el p¨²blico cuando ya militaba en las filas de equipos como el Barcelona o el Perfumer¨ªas Avenida! ¡°??Marta, defiende, agacha el culo y defiende!!¡± Hubo un d¨ªa en que jugu¨¦ como nunca: 54 de valoraci¨®n, 42 puntos. Me sal¨ªa todo. Fue con el Ros Casares, contra el UB Bar?a. Victoria contra el m¨¢ximo rival. Al acabar el encuentro, mi padre se acerc¨® y me dijo: ¡°fallaste un tiro libre. Muy bien, porque lo has dado todo y eso es lo realmente importante: vaciarse, esforzarse. Pero, jugando concentrada, todav¨ªa puedes mejorar algunos aspectos¡±.
Un fin de semana familiar, tal como nosotros lo entend¨ªamos, consist¨ªa en ver partidos de baloncesto y compartir momentos en familia. Al ser la mayor, creo que fui, el espejo de mi hermano, que al poco de marcharme yo a Barcelona, al Siglo XXI, ya le dijo a mi madre: ¡°No te preocupes, mam¨¢, que en dos a?os me ir¨¦ yo tambi¨¦n¡±. Lo ten¨ªa claro, y as¨ª fue.
El baloncesto forma parte de la ra¨ªz y el tronco de la historia de mi familia. Es la pasi¨®n com¨²n con mi marido. En los ¨²ltimos a?os, he tenido que afrontar los momentos m¨¢s complicados de mi vida, y estoy convencida que los valores que me ha dado el baloncesto me han ayudado a salir adelante. El verano de 2019 me trajo tres golpes muy seguidos. En julio, le diagnosticaron un tumor a mi padre. El 1 de agosto, muri¨® mi abuelo materno, el que me hab¨ªa cuidado mientras, siendo poco m¨¢s que una ni?a, me abr¨ªa paso con los estudios y entrenamientos en el Siglo XXI, en Barcelona. Y el 15 de agosto, durante la 38? semana de gestaci¨®n, perd¨ª a la ni?a que esperaba, a Laia. Estuve a pocos minutos de irme yo con ella, despu¨¦s del desprendimiento de placenta que sufr¨ª. No es algo que vaya a dejar de tener presente nunca, que pueda o desee siquiera olvidar¡ Pero cuando pasan desgracias como esta, y las superas, ya no eres la misma persona, te das cuenta de lo que realmente es importante. Aprendes a levantarte y a disfrutar del camino que has estado a punto de perder.
Sin mi pareja, que se merece un cap¨ªtulo aparte; sin mi madre, que cogi¨® un avi¨®n y a la hora estaba all¨ª, sin el calor de los m¨ªos, no s¨¦ si lo habr¨ªa superado. Sin la actitud que me ha brindado este deporte para encararlo todo, no s¨¦ si me habr¨ªa repuesto. Me dije: paso a paso; primero, recup¨¦rate f¨ªsicamente. Luego, int¨¦ntalo de nuevo. La vida no para y no queda otra que seguir, y depend¨ªa solo y ¨²nicamente de m¨ª c¨®mo afrontarlo. Me retir¨¦ con 33 a?os del baloncesto de ¨¦lite, en parte, porque la idea de la maternidad ya me rondaba (ojal¨¢ dedicar, en otro momento, unas l¨ªneas tambi¨¦n a la dificultad que sigue pesando sobre las deportistas que quieren ser madres). Cuando me qued¨¦ embarazada de Alba la ilusi¨®n super¨® al miedo y hasta disfrut¨¦ del embarazo, y no puedo estar m¨¢s orgullosa de haberlo conseguido.
Y aqu¨ª estamos descubriendo el mundo a trav¨¦s de sus ojos, y est¨¢ siendo lo m¨¢s emocionante de nuestra vida. En sus seis primeros meses de vida Alba ya ha estado en campus de baloncesto, en un Eurobasket, ha visitado ciudades en las que jugu¨¦ y ha compartido cancha con su padre y conmigo. Estoy deseando verla en una pista de baloncesto con mis sobrinos, viendo jugar a su t¨ªo, su padrino. Alba va a crecer rodeada de baloncesto, tal como ¨Cas¨ª lo advirti¨® premonitoriamente mi madre¨C crec¨ª yo. De hecho, parece haber salido alta¡
?La pasi¨®n se hereda? ?Se contagia? ?Se construye?
Ojal¨¢ Alba pueda ser lo que elija ser, eso es lo ¨²nico que me preocupa, lo que deseo fervientemente. ?Si jugara me har¨ªa ilusi¨®n? Probablemente. Por una raz¨®n, sobre todo: porque el legado que s¨ª quiero dejarle es el de los valores que aprend¨ª yo jugando. Ese es, Alba, el verdadero motivo de estas l¨ªneas, que son enteramente tuyas.
Marta Fern¨¢ndez, exjugadora de baloncesto y periodista
#LoInteligenteEsSeguir
Descubre gracias al proyecto Basket Girlz de Endesa las historias de todas estas deportistas, cient¨ªficas o l¨ªderes culturales y empresariales que tienen algo en com¨²n: se forjaron en una cancha de baloncesto. De este deporte adquirieron valores que les han servido para el resto de retos de la vida. www.proyectobasketgirlz.com