Se busca oposici¨®n
Me sorprende la falta de consistencia y regularidad generalizadas. A excepci¨®n de Djokovic y Alcaraz, el nivel ofrecido por la mayor¨ªa es decepcionante
Esta semana empieza el ¨²ltimo Grand Slam del a?o, pero en Espa?a todos los deportes han pasado a nivel medi¨¢tico a segunda o tercera fila con el esc¨¢ndalo Rubiales. Hay que lamentar, incluso, que la importante y meritoria victoria de nuestras jugadoras se haya visto tan injustamente eclipsada. Es una verdadera l¨¢stima que esto haya sido as¨ª. Supongo que es fruto de los derroteros del mundo que nos ha tocado vivir. Permitimos que el chismorreo desplace a lo que es realmente importante.
Le¨ª hace unos d¨ªas un post de Jano Garc¨ªa en el que se refer¨ªa al tema bajo el t¨ªtulo de Batalla de Macarras. En ¨¦l desgranaba la actuaci¨®n de diversos dirigentes. A m¨ª particularmente no me extra?a que haya personas macarras. En una sociedad tan plural y diversa caben todas las opciones. Lo que s¨ª deber¨ªa extra?arnos, en cambio, y preocuparnos a¨²n m¨¢s es que estos consigan el apoyo de muchos de sus conciudadanos y afiliados. Sin duda, esto habla bastante mal de nosotros. Esperemos que pronto esta noticia deje de tener actualidad y podamos centrarnos en los jugadores y en las jugadoras que deber¨ªan ser los y las aut¨¦nticas protagonistas de sus respectivos deportes. Y, en nuestro caso, ojal¨¢ podamos centrarnos en el torneo de Nueva York.
Como viene siendo habitual en los torneos en los que ambos participan, Novak Djokovic y Carlos o Carlitos Alcaraz, como ustedes prefieran, son los dos grandes y casi ¨²nicos favoritos a alzarse con el t¨ªtulo final. Si es el serbio el que se lleva el trofeo, aunque los n¨²meros del ranking no lo acrediten necesariamente as¨ª, ¨¦l ser¨¢ el jugador del a?o; si la victoria cae del lado espa?ol, dilucidar la supremac¨ªa estar¨¢ m¨¢s re?ido y habr¨¢ que esperar al Masters de final de a?o en Tur¨ªn para saber qui¨¦n ha realizado la mejor temporada. Los dos llegan en un buen momento, si bien es cierto que al murciano lo hemos visto algo m¨¢s err¨¢tico de lo normal. Su victoria en Wimbledon y su final en Cincinnati lo avalan.
En cuanto al serbio, ?qu¨¦ m¨¢s se puede decir de ¨¦l? A sus 36 a?os y, a pesar de estar lejos de su mejor ¨¦poca, sigue resultando intratable para la inmensa mayor¨ªa de los jugadores. Su apretada victoria ante Alcaraz en la final de Cincinatti le dar¨¢ un extra de confianza que, no nos extra?e, pudiera aprovechar.
Cierto es que hay otros jugadores que cuando los planetas se alinean pueden resultar peligrosos para cualquier oponente, pero tambi¨¦n lo es que esto no les sucede en suficientes ocasiones. Y si estas se dan ante el serbio o el espa?ol, normalmente rara vez les resulta suficiente para derrotarlos.
En los torneos previos al de Nueva York, en donde los jugadores buscan su mejor puesta a punto para afrontar el Grand Slam con ciertas garant¨ªas y con cierta confianza, el nivel ofrecido por los mejores ha sido bastante decepcionante. Sorprendente ha sido, adem¨¢s, la falta de consistencia y regularidad generalizadas. Medvedev gan¨® en mayo el prestigioso Masters 1000 de Roma, antesala del grande parisino, y en lugar de servirle de confianza y acicate para jugar un gran Roland Garros, cay¨® derrotado en la primera ronda de Par¨ªs con un juego de escaso valor e intensidad, algo totalmente impropio en un jugador colocado en la segunda o tercera posici¨®n mundial.
Algo parecido le ocurri¨® a Sinner en el inicio de la gira americana. Se alz¨® meritoriamente con la victoria en Toronto y en el siguiente, Cincinnati, cay¨® sorprendentemente derrotado a las primeras de cambio.
No entiendo muy bien cu¨¢l es la raz¨®n de estos continuos cambios de nivel. La intuyo. Pero, sin duda, esto les resta muchas opciones ante los dos jugadores m¨¢s s¨®lidos del circuito. Sabido es que un competidor resulta fiable cuando es capaz de mantener casi el mismo nivel de concentraci¨®n, la misma voluntad y la misma fe en la victoria en los d¨ªas grises como en los que brilla el sol. No cabe duda de que esto es de lo que m¨¢s adolecen la inmensa mayor¨ªa de los jugadores actuales y la causa de su desigual rendimiento.
Siempre hay que dejar un abanico m¨¢s o menos amplio de posibilidades en los inicios de un torneo tan largo y de tanta magnitud. Sin embargo, resulta dif¨ªcil no se?alar, tambi¨¦n, el pron¨®stico que se decanta claramente por el gran jugador espa?ol o por el gran jugador serbio.
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