Nadal, el ¡®marciano¡¯ que se apoder¨® de Par¨ªs

Probablemente no haya una descripci¨®n m¨¢s ilustrativa del poderoso v¨ªnculo entre Rafael Nadal y Roland Garros que la que propuso en su d¨ªa el c¨¦lebre Andre Agassi, quien recomend¨® a sus rivales que, en el caso de echar un vistazo y comprobar que les hab¨ªa tocado en suerte un baile con el balear en la Chatrier, lo mejor que pod¨ªan hacer era ¡°llamar a la aerol¨ªnea y cambiar el billete de vuelta a casa para el d¨ªa siguiente¡±. Se han vertido infinidad de s¨ªmiles, me...

Probablemente no haya una descripci¨®n m¨¢s ilustrativa del poderoso v¨ªnculo entre Rafael Nadal y Roland Garros que la que propuso en su d¨ªa el c¨¦lebre Andre Agassi, quien recomend¨® a sus rivales que, en el caso de echar un vistazo y comprobar que les hab¨ªa tocado en suerte un baile con el balear en la Chatrier, lo mejor que pod¨ªan hacer era ¡°llamar a la aerol¨ªnea y cambiar el billete de vuelta a casa para el d¨ªa siguiente¡±. Se han vertido infinidad de s¨ªmiles, met¨¢foras y calificativos m¨¢s o menos grandilocuentes para referirse a uno de los nexos m¨¢s reconocibles de la historia del deporte, pero quiz¨¢ ninguna frase sea tan certera como la del estadounidense, quien ven¨ªa a sugerir que medirse con el espa?ol en su jaula de Par¨ªs era poco menos que misi¨®n imposible, pr¨¢cticamente una garant¨ªa de fracaso.

De ah¨ª el valor incalculable del triunfo obtenido este lunes por Alexander Zverev, merecido heredero de la gloria que en su d¨ªa alcanzaron el sueco Robin Soderling (2009) y el serbio Novak Djokovic (2015 y 2021), los dos ¨²nicos jugadores que hab¨ªan logrado hasta ahora materializar una de las haza?as m¨¢s aplaudidas en el tenis: rendir a Nadal en el Bois de Boulogne. ¡°Ha ganado aqu¨ª 14 veces¡±, recordaba el alem¨¢n, refiri¨¦ndose a una hegemon¨ªa sin igual sobre un torneo del que el mallorqu¨ªn comenz¨® a hacer algo propio en 2005, cuando apenas ten¨ªa 19 a?os y hab¨ªa aterrizado en la ciudad de la mano de su t¨ªo y en compa?¨ªa de su agente. Esa era toda la estructura. A¨²n se recuerda la ebullici¨®n de aquel chico ¡°hiperactivo¡± e ¡°inocente¡± que inclin¨® a Mariano Puerta en la final, primer episodio de una saga maravillosa.

¡°Rafa explot¨® como un volc¨¢n¡±, retrataba Carlos Costa, el hombre que ha dirigido su carrera, en un reportaje publicado en junio de 2020, coincidiendo con el 15? aniversario del primer t¨ªtulo de Nadal en Roland Garros. El agente relataba que un a?o antes, el tenista no hab¨ªa podido participar por una lesi¨®n de ¨²ltima hora y que regresar¨ªa al siguiente para alzar el trofeo. Dicho y hecho. Ah¨ª naci¨® el embrujo, el principio de una epopeya seguramente ¨²nica y que ha atravesado por diversas fases, del desafecto ¡ªpitos en la fase inicial¡ª a la fascinaci¨®n actual. Una estatua de tres metros lo constata. ¡°Nadie podr¨¢ igualar lo que ha hecho Rafa aqu¨ª, ganarlo tantas veces es hasta cierto punto irreal. Creo que es uno de los mayores logros del deporte, en general¡±, expone la directora del grande franc¨¦s, Am¨¦lie Mauresmo.

Son 74 v¨ªctimas, nombres ilustres: de Federer a Djokovic. A todos los tumb¨®. Y ¨²nicamente el serbio, dos veces, y el fiero Soderling, que no le daba ni la hora y volv¨ªa la cara cuando se cruzaban en el vestuario ¡ª¡±no he venido al circuito a hacer amigos¡±¡ª, consiguieron la proeza antes de que se sumara Zverev. ¡°Hoy no soy el protagonista, lo es Rafa¡±, dec¨ªa el de Hamburgo, elegantemente acorde al guion, tras lograr el 6-3, 7-6(5) y 6-3 que ape¨® al de Manacor en la primerea ronda, circunstancia que no se hab¨ªa producido nunca. Al fin y al cabo, casi todos los pasos de Nadal por la arena francesa desembocaron en la misma foto, los 14 mordiscos a la Copa de los Mosqueteros. ¡°Rafa es un monstruo y tendr¨¢ una estatua aqu¨ª¡±, dec¨ªa en 2017 el entonces presidente de la federaci¨®n local (RFFT), Bernard Giudicelli.

¡°Les hace sentirse peque?os¡±

Primero fue aquella final tortuosa contra Puerta (2005), y luego llegaron sucesivamente los ¨¦xitos ante Federer (2006, 2007, 2008 y 2011), Soderling (2010), David Ferrer (2013), Djokovic (2014 y 2020), el suizo Stanislas Wawrinka (2017), el austriaco Dominic Thiem (2018 y 2019) y el noruego Casper Ruud (2022). Todos ellos sucumbieron al tir¨¢nico ejercer de Nadal sobre la arcilla de la Chatrier. ¡°No tiene sentido ni l¨®gica, pero algo pasa cuando Nadal juega ah¨ª. Juega m¨¢s fuerte, parece otro jugador. Cuando los rivales entran en la pista y escuchan al presentador recitar todos los t¨ªtulos, les hace sentirse m¨¢s peque?os, mientras que Rafa se hace m¨¢s grande. Nadie quiere jugar contra ¨¦l en esa pista¡±, explica el alem¨¢n Boris Becker, ganador de seis grandes, exn¨²mero uno y hoy d¨ªa analista de Eurosport.

¡°Jugar contra ¨¦l en la Chatrier es el mayor desaf¨ªo del tenis¡±, prorrogaba a comienzos de este mes Zverev, coincidiendo con todos sus colegas en que ah¨ª dentro, con el espa?ol al otro lado de la red, se genera una sensaci¨®n claustrof¨®bica y opresiva, y los espacios se multiplican por diez. Suced¨ªa con Federer en la Centre Court de Wimbledon o Djokovic en la Rod Laver de Melbourne, pero ninguna sensaci¨®n, cuentan una y otra vez a quienes se les pregunta, tan impresionante como la de batirse con Nadal en Par¨ªs, reino ahora abierto a nuevos gobernantes. En cualquier caso, dif¨ªcil que alguno o alguna de ellos supere el list¨®n de los 14 trofeos, cifra ic¨®nica y sin igual en la historia de la raqueta. Sue?a con emularle Iga Swiatek, tres laureles por ahora.

¡°Me ense?¨® a luchar siempre hasta el final¡±, ensalza la n¨²mero uno, que sigue los pasos hist¨®ricos en el torneo de figuras que dejaron huella como Graf, Evert o Seles. Ninguna de ellas, no obstante, cerca del extraordinario promedio registrado por el espa?ol, vencedor en 112 de los 116 duelos que ha dirimido (96,5%). ¡°Este lugar es m¨¢gico para m¨ª, aqu¨ª han pasado muchas cosas que eran dif¨ªciles de imaginar¡±, conced¨ªa el pasado s¨¢bado, durante la jornada de atenci¨®n a los medios que precedi¨® al pistoletazo de salida de esta edici¨®n que huele a punto final. No descarta Nadal un regreso el pr¨®ximo a?o, pero al mismo tiempo agrega que probablemente no se produzca. Y mientras tanto, los n¨²meros relucen y la historia guarda como oro en pa?o el legado de un marciano: Nadal y Par¨ªs, Par¨ªs y Nadal, o un viaje nunca antes conocido.

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