Angola, paso hacia una penetraci¨®n permamente en ?frica
A pesar de las apariencias y de la palpitante actualidad de Angola, Cuba no es un reci¨¦n llegado a Africa. Su presencia en este continente se inicia ya desde los primeros a?os de la Revoluci¨®n, en la persona de Ernesto Che Guevara, por aquel tiempo ministro de Econom¨ªa, encargado de estrechar lazos de amistad, de establecer relaciones comerciales que paliaran, en parte, el r¨ªgido bloqueo establecido por Norteamerica, y apoyar, con su experiencia y su asesor¨ªa militar las luchas de independencia que comenzaban en el continente africano.Uno tras otro, los ¨²ltimos reductos del colonialismo se incendiaban y se iniciaron sangrientos combates contra el ?blanco invasor?: el FLN triunfa en Argelia; se independiza el Congo; Jomo Kenyatta encabeza la indepencia de Kenia; Nkrumah, la de Ghana, Sekou Tur¨¦, la de Guinea, etc.
La actividad cubana en Angola
Con todo, es la intervenci¨®n cubana en Angola la que marca un nuevo car¨¢cter a la proyecci¨®n de la isla sobre el continente africano. Porque se trata de un apoyo militar activo en el campo de batalla y en gran escala y porque supone el primer paso de lo que se adivina como una presencia permanente en el continente.
Hoy nadie puede negar que la participaci¨®n de los cubanos al lado de las tropas del MPLA contribuy¨® en gran medida a variar la correlaci¨®n de fuerzas en la guerra civil. Los cubanos demostraron claramente su superioridad en el terreno militar ante los novatos del MPLA. Su experiencia les permiti¨® manejar los fusiles lanzagranadas ?RP. G7?, los cohetes tierra-tierra de 122 mm. y los carros blindados, ?T-34? sovi¨¦ticos.
Sin embargo, los cubanos no limitaron su acci¨®n al papel de asesores o combatientes, sino que, adem¨¢s, han comenzado a tranformar las filas angolanas, nombrando nuevos mandos y comisarios pol¨ªticos (a universitarios y t¨¦cnicos), que sustituyen a los viejos cuadros militares de la guerrilla. No en vano La Haban¨¢ envi¨® a Angola a sus mejores cuadros militares y pol¨ªticos: Zen¨¦n Casa-Regueiro, jefe de las fuerzas expedicionarias Arnaldo Tochoa, Ra¨²l Men¨¦ndez, Julio Casas y Rigoberto Garc¨ªa Fern¨¢ndez.
La victoria casi total e irreversible del MPLA cubano sobre las fuerzas del FNLA y UNITA, unida al reconocimiento un¨¢nime de la reci¨¦n proclamada Rep¨²blica Popular, pone a Angola a un paso de convertirse en la Cuba africana y en el foco de todo un movimiento anti-apartheid, africanista e independentista, que avanza a pasos de gigante en el ?cono sur? africano.
Las razones de la intervenci¨®n
Las respuestas al por qu¨¦ de esa decisiva intervenci¨®n de Cuba en Angola var¨ªan seg¨²n los bandos. El diario cubano ?Granma?, en un editorial reciente, citaba las siguientes palabras de Castro: ?Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos a Angola. No buscamos petr¨®leo, ni buscamos cobre, ni buscamos hierro, ni buscamos nada en absoluto. Simplemiente aplicamos una pol¨ªtica de principios?.
La Habana, en pleno ardor internacionalista, no s¨®lo se defiende y justifica su presencia en Angola, sino que critica duramente a China, a quien acusa de ?haber perdido la dignidad y la verg¨¹enza y estar imbuida de un profundo desprecio a los valores revolucionarios de nuestros pueblos?.
Los cubanos han tenido durante estos ¨²ltimos meses ocasiones propicias para justificar su pol¨ªtica exterior, tanto en la celebraci¨®n del primer Congreso de su Partido Comunista, el pasado diciembre, como en el XXV Congreso del PC de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en el que Castro era uno de los invitados extranjeros que hablaron ante los 5.000 delegados.
All¨ª Castro reafirm¨® la postura cubana de ayudar a todos los pueblos que luchan contra el imperialismo, como Angola. Las defensas del ?internacionalismo proletario? durante dicho CONGRESO, FUERON NUMEROSAS.
Durante el mes de marzo las cosas se han complicado m¨¢s. El presidente Ford lanz¨® graves acusaciones contra los cubanos, y la pol¨ªtica de distensi¨®n entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica quedaba amenazada de alguna forma. Tanto que Kissinger amenaz¨® incluso con una invasi¨®n de Cuba si ¨¦sta persist¨ªa en su intervenci¨®n en Africa.
En la mesa de las relaciones internacionales se mezclan los principios, los sentimientos te¨®ricamente altru¨ªstas, las palabras altisonantes, por parte de ambos bandos, con las amenazas y la real defensa de los intereses y las zona de influencia de las dos grandes potencias: la URSS y Norteam¨¦rica. Los Estados Unidos no se embarcar¨¢n, a pesar de todo, en una aventura b¨¦lica contra Cuba. La experiencia vietnamita est¨¢ cercana y la situaci¨®n internacional no le es favorable.
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