Federico Assler: la creaci¨®n de una escultura a la vista del p¨²blico
En la sala de exposiciones del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz de Tenerife, Federico Assler, es cultor chileno afincado entre nosotros, ha propuesto y revelado a los ojos del p¨²blico los datos y momentos de una experiencia aleccionadora y poco habitual: desarrollar, punto por punto, todo el proceso elaborador de una escultura en hormig¨®n hasta su plasmaci¨®n como producto u objeto del arte.Federico Assler ha acarreado al centro de la sala, convertida en taller-espect¨¢culo, los materiales del experimento: gruesas planchas de pl¨¢stico, tablas para el encofrado, arena, cemento y ¨¢ridos... , y martillos, clavos, cuchillas, escoplos, sierras, cortafr¨ªos..., y dem¨¢s utensilios indispensables para la paciente y dura tarea de trasladar la interioridad de una idea, y a lo largo de su propio discurso material, a los ojos del p¨²blico circunstante.
Va el artista cortando, con toda morosidad y pormenor, las gruesas planchas del negativo que una vez configurado como contra-imagen, recibe en su seno, y a trav¨¦s del esqueleto medular de enhiestas varillas de acero, la argamasa de la arena, el cemento y el ¨¢rido, en tanto un cintur¨®n de madera oprime la faz y la contrafaz de la imagen esperada. Tambi¨¦n ha participado el p¨²blico en los afanes del escultor.
Y a esperar. A esperar, que en su oscura latencia frag¨¹e el cuerpo material de la obra como correlato de la idea que la engendr¨®. Pasado un tiempo, vuelve el artista y, ante la mirada de los otros, se entrega a una labor demoledora y parad¨®jicamente generatriz. Cuchillas, martillos y sierras reducen a polvo blanquecino el espesor del poliuretano.... hasta que, punto por punto, va surgiendo del cascar¨®n lo que primero fue idea y ahora es cosa entre las cosas.
?Vale m¨¢s el proceso creador, que la obra creada? El proceso se hace verdadero acontecimiento si es traductor de una idea que ha de madurar como obra desconocida; porque los valores estrictos del arte lo son de conocimiento y creaci¨®n. Antes de nacida, tuvo la obra, entre la meditaci¨®n y el deseo, un sueno arquet¨ªpico de s¨ª misma y una reflexi¨®n en torno a sus posibilidades, mezcl¨¢ndose en su g¨¦nesis prenatal la certeza aparente de un rumbo con la duda de otro y el vislumbre de otros muchos m¨¢s, hasta que dio con el m¨¢s conforme a su naturaleza.
Y fue entonces cuando Assler dispuso la materia, model¨® el cascar¨®n, la habitabilidad del vac¨ªo reci¨¦n conformado y bien dispuesto a recibir la corporeidad, el soplo de vida, el h¨¢bito y el sexo del nuevo ser entre los seres..., y la paciente espera de un parto acorde con la idea inicial y la rectitud de una nueva presencia. Fracturadas las cuatro caras del encofrado, deshecha la presi¨®n del molde y convertida en luz la tiniebla de una gestaci¨®n silente y palpitante..., Federico Assler ha descubierto fraguado el tiempo y maduro el modo de una forma de existir a sus ojos y tambi¨¦n a los del p¨²blico.
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