La exposici¨®n fantasma de Francis Bacon
?Viene Bacon! ?Bacon, en Madrid! ?Francis Bacori en persona! ?Se acerca Bacon! ?Allanad sus caminos!? Gran oportunidad! ?Al fin! ?Bacon, entre nosotros! A lo largo del mes de marzo y buena parte del de abril, las gacetillas culturales han vertido suscitando un clima creciente y expectante en torno a una exposici¨®n que, organizada o promovida por la Fundaci¨®n Juan March, hab¨ªa de congregar veinte obras de Bacon, con la presencia, en el acto inaugural, del afamado pintor irland¨¦s. La propia Fundaci¨®n no dej¨® de incluir en su bolet¨ªn peri¨®dico la buena nueva, para ampliarla en sucesivas comunicaciones y avisos impresos en la forma (la fotocopia) que le es habitual.Nada que objetar, incluso mucho que aplaudir, el alarde de, una convocatoria p¨²blica, y de cara a un suceso inusitado en el ¨¢mbito expositivo de la capital de. Espa?a. ?D¨ªa 6! ?Acto preinaugural-acad¨¦mico- privado, adornado de una conferencia en torno al maestro, y con la asistencia del maestro! ?Se garantiza presencia f¨ªsica del artista! ?Por primera vez en Espa?a!
Nudo
No iba desencaminada la vox clamantis ni erraba en principio el aliciente publicitario, si se tiene en cuenta que eran una veintena de obras las que. Bacon hab¨ªa de col gar en los salones de la fundaci¨®n, incrementada cuantitativa y cualitativamente tal suma con la exhibici¨®n de seis grandes tr¨ªpticos de, su ¨²ltima ¨¦poca. Tuve yo la suerte de contemplar, hace ahora un a?o, una exposici¨®n baconiana de an¨¢logas caracter¨ªsticas en el Metropolitan de Nueva York; y a fe que estos ¨²ltimos tr¨ªpticos (entre f¨²nebres y desvergonzados, lit¨²rgicos y licenciosos) son verdaderas obras maestras.
Desenlace
?Viene Bacon? ?Francis Bacon en persona? ?Habr¨¢n de allanarse sus caminos? ?Bacon en Madrid? D¨ªas antes (ni menos de dos, ni m¨¢s de tres) del tan aireado acto preinaugural- acad¨¦mico -privado (con conferencia complementaria y presencia f¨ªsica. del pintor) y de la misma inauguraci¨®n p¨²blica, la Fundaci¨®n Juan March redacta y difunde una nota,, cuyo laconismo no dejaba de chocar con los alardes proselitistas, de los d¨ªas, semanas y meses precedentes. Invocando las consabidas causas imprevistas y sin la delicadeza, como en tales casos es ley, de explicar las razones de dicha imprevisi¨®n, los organizadores remiten al p¨²blico expectante a una fecha indefinida y hasta nuevo aviso.
?Bacon en Madrid?
?Bacon en Madrid? ?Personalmente en Madrid? ?Gran oportunidad? ?Al fin? Han transcurrido m¨¢9 de dos meses, sin que el nuevo aviso se produzca ni se aclaren las causas imprevistas. El rumor, entre tanto, va cobrando cuerpo y aires de esc¨¢ndalo: se habla de irresponsabilidad, de tr¨¢fico de divisas e incluso de encarcelamiento, ante el nada elocuente Silencio de los otrora sol¨ªcitos organizadores. Si damos con la veracidad del rumor, daremos tambi¨¦n cuenta cumplida de , su contenido y tristes consecuencias. Por ahora nos limitamos a preguntar, Con otros y otros hipot¨¦ticos destinatarios, y como turbados por la laguna de un recuerdo: ?Qu¨¦ fue de aquello de Bacon?
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