Bergman retrata a la sociedad
Ingmar Bergman se ha convertido, inevitablemente, en un valor cinematogr¨¢fico seguro y previsible, capaz de mantener un alto nivel de calidad, sin vacilaciones ni sorpresas, ajeno a desfallecimientos y errores. Cara a cara, su ¨²ltima obra, presentada en el Festival de Canues fuera de concurso, se inscribe en su filmograf¨ªa de una forma coherente y arm¨®nica, muy cercana a Secretos de un matrimonio, con la que comparte la pareja protagonista, Erland Josephson y Liv Ullmann, y una tem¨¢tica an¨¢loga, que no se centra esta vez s¨®lo en la pareja, sino en los temores de una doctora joven y bella, casada y con hijos, aparentemente sin problemas graves. Jenny Isakson es un buen ejemplo de aparente ¨¦xito personal, la imagen misma de la mujer independiente y estable, a la que sus fantasmas interiores conducen inexorablemente a la desesperaci¨®n y la muerte.El filme, producido por Dino de Laurentis, es otro intento del maestro sueco para ahondar en sus propios problemas, los mismos de una sociedad opulenta que ha sobrepasado cuestiones apremiantes, pero que est¨¢ muy lejos de la felicidad. Esta obra rigurosa, asc¨¦tica y magistral, no es un discurso psicol¨®gico ni un serm¨®n laico. Est¨¢ muy lejos de la literatura, la sociolog¨ªa o el teatro. Bergman utiliza las im¨¢genes y sonidos con esa maestr¨ªa sobrecogedora propia de sus ¨²ltimas producciones -a partir, sobre todo, de Persona-, capaz de apresar a una audiencia heterog¨¦nea, como es la del Festival, con un intento que va m¨¢s all¨¢ del esfuerzo intelectual y de los acercamientos perif¨¦ricos, para inscribirse en el estadio m¨¢s ¨ªntimo de la naturaleza humana.
La propia intranquilidad del director est¨¢ en la base de este proyecto, como ¨¦l mismo confiesa: ?Desde hace alg¨²n tiempo vivo en compa?¨ªa de una cierta angustia que no responde a una causa palpable?.
Cara a cara quiere encontrar el origen de ese malestar evasivo e insoportable que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de la locura, como resultado de las oscuras presiones que acechan a los seres humanos despu¨¦s de nacer. No se trata de una denuncia o de una obra militante, sino del trabajo independiente de un cineasta que aspira a encontrar en su obra una respuesta imposible a los problemas que encuentra en su vida y en la sociedad occidental a la que inevitablemente pertenece. Este filme nos interpela de una manera directa, sin rodeos ni disimulos. La enfermedad del personaje no es f¨¢cil de analizar ni tiene cura inmediata. Su necesidad imperiosa de afecto y sinceridad, los deseos de alejar los traumas del pasado, sus miedos de la infancia, son comunes a muchos millones de seres humanos que aspiran desesperadamente a una vida digna y libre.
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