La fiesta del salm¨®n en La Estrada
Invitados por el alcalde la La Estrada, nos desplazamos a tan bello pueblo para asistir a la ?III Fiesta del salm¨®n?.Tras pasar la noche en Santiago de Compostela, en una soleada y espl¨¦ndida ma?ana de domingo recorrimos los parajes de la ribera del Ulla y visitamos el jard¨ªn del pazo de Santa Cruz de Rivadulla y el versallesco deI pazo de Oca.
Despu¨¦s recorrimos, camino ya de La Estrada, los m¨¢rgenes del Ulla, donde, en sus cotos salmoneros de Sinde, Couso y Gimonde se hab¨ªa celebrado la v¨ªspera el concurso internacional de pesca del salm¨®n, en el que se hab¨ªan capturaro las piezas de las que en breve ¨ªbamos a dar buena cuenta.
Esta manifestaci¨®n, de car¨¢cter internacional, hab¨ªa sido un ¨¦xito con amplia participaci¨®n de pescadores y lances que o¨ªmos relatar en la entrega de premios celebrada.
En el parque en el que se hab¨ªa instalado la tribuna presidencial donde tomaron asiento la Reina y sus Damas de Honor, el mantenedor Don Jos¨¦ Carlos Mella, estradense de pro y destacada figura en el Ministerio de Hacienda, del que es alto cargo, pronunci¨® un preg¨®n, al que tan s¨®lo cabe poner un reparo, el de su brevedad, pero ya es bien sabido que si lo bueno es breve dos veces bueno. Destac¨® en su oraci¨®n la belleza y los problemas de La Estrada, a la que compar¨® con el salm¨®n, que remonta las aguas del r¨ªo, lanz¨¢ndose, con esfuerzo hacia arriba para superar los obst¨¢culos que se le presentan en el camino, como as¨ª hace y debe hacer La Estrada.
Las calidades humanas de Carlos Mella, hombre importante per se y no tan s¨®lo por el cargo que ocupa, se pusieron de manifiesto en el preg¨®n. La animaci¨®n, sostenida por el vibrar de numerosos y excelentes gaiteros juveniles, continu¨® despu¨¦s del preg¨®n, en un breve concierto de la banda municipal.
Las autoridades e invitados nos trasladamos, para hacer honor a los salmones capturados, al tumultuoso banquete en el que rein¨® un grat¨ªsimo ambiente de confraternidad, sin protocolo alguno; era posible ver a un exsubsecretario, preclaro pontevedr¨¦s y propietario de un pazo cercano, al extremo de una mesa.
En este ambiente se sirvi¨® la comida a los numeros¨ªsimos asistentes; los dos platos principales fueron, como es l¨®gico, el salm¨®n: primero, con dos salsas (t¨¢rtara y vinagreta). Perm¨ªtasenos discrepar del uso de la segunda, pues consideramos que el sabor al vinagre en nada favorece a la exquisitez del salm¨®n. Y luego se sirvi¨® salm¨®n a la papillote, pero sustituyendo la bolsa de papel parafinado por papel de plata. Nos inclinamos por la tradicional, pues el papel de plata que envolv¨ªa la porci¨®n no retiene el jugo del salm¨®n como lo hace el parafinado y en consecuencia se advierte una mayor sequedad.
De todos modos, el m¨¢s perfecto de los peces, seg¨²n Laurence Welle, en frase citada por Alvaro Cunqueiro, a quien deploramos no saludar en esta efem¨¦rides, brill¨® fastuosamente como verdadero rey de la fiesta.
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