La temporada en Barcelona

Con dos actuaciones extraordinarias de la orquesta Royal Philhamionic de Londres y otras dos de la agrupaci¨®n italiana Musici, el Patronato Pro-M¨²sica ha dado por finalizada una temporada de conciertos sin duda, trascendente. La aportaci¨®n de Pro-M¨²sica en favor de la actividad art¨ªstica de Barcelona es, desde hace 18 a?os, substancial y se integra a un con junto de iniciativas privadas (que se hacen efectivas casi siempre sin otra subvenci¨®n que la proporcionada en cada caso por los socios o adictos a las diversas entidades) sin las cuales la vida musical barcelonesa ser¨ªa una pura entelequia.Vive, o sobrevive con ahogos presupuestarios, el Teatro del Liceo otro tanto hace la un nivel modesto pero eficiente; la Asociaci¨®n de Cultura Musical y otros organismos que seg¨²n sus variables posibilidades trabajan para que la m¨²sica se mantenga en un plano digno, inserta en el conjunto de tradiciones culturales de la primera ciudad catalana.

Barcelona, es cierto que cuenta con un buen conjunto sinf¨®nico -la Orquesta de la Ciudad- de subvenci¨®n municipal, pero al margen de esta confortante realidad hay que reconocer que el peso de lo dem¨¢s gravita sobre el aficionado, el apasionado y el fan¨¢tico de los conciertos, dispuesto a promover estas manifestaciones por su cuenta, asumiendo riesgos econ¨®micos y cualquier otra contingencia.

Pro-M¨²sica organiz¨® esta temporada 20 conciertos, consiguiendo entre otros objetivos la doble actuaci¨®n de tres orquestas consideradas entre las mejores de Inglaterra; la London Symphony, la New Philarmonia (que vino con el toro del mismo nombre para el Requiew de Brahms y la Misa Solemnis de Beethoven) y la aludida al principio. Contrat¨® dos conciertos fuera del cielo habitual de la Orquesta de la Ciudad, organiz¨® recitales de Rubinstein, Menuhin, Jessye Norman, Teresa Berganza, Andr¨¦ Watts, Claudio ?rrau y Michel Dalbert¨®; consigui¨® la actuaci¨®n de un elevado n¨²mero de solistas, entre otros, Marta Argerich, Birgit Nilson, Pilar Lorengar, Ana Higueras, y ¨²ltimamente del pianista sovi¨¦tico Dimitr¨ª Bashkirov y la violinista rumana Silvia Marcovici -que fue una aut¨¦ntica revelaci¨®n-, clausurando el curso bajo el signo de Vivaldi y de los compositores del barroco con el I M¨²sici.

Lo ¨²nico que no ha hecho Pro-M¨²sica es imponer las obras del panorama contempor¨¢neo, siempre ignoradas (salv¨® alguna excepci¨®n) por el Patronato. Tal vez no sea esta su misi¨®n.

Lo importante, es que Barcelona gracias a esta entidad ha tenido una temporada de conciertos de gran alcance. Y esto ha sido posible gracias exclusivamente a la afici¨®n y al sacrificio de los mel¨®manos de la ciudad. Por un lado, el de los que, para asistir a estas manifestaciones han debido pagar en m¨¢s de una ocasi¨®n 1.900 y hasta 2300 pesetas por una butaca y 400 y 500 pesetas por la localidad m¨¢s inc¨®moda. Y por otro lado el de los adheridos al Patronato que en definitiva cargan con los casi constantes d¨¦ficits a final de cada curso, estos 125 benem¨¦ritos ciudadanos que por amor a la m¨²sica ya Barcelona no vacilan en asumir la responsabilidad de subvencionar los mejores empe?os culturales. Podr¨ªamos citar muchos ejemplos de esta fecunda sensibilizaci¨®n de la burgues¨ªa -alta y media- barcelonesa.