Im¨¢genes malvadas de Eulalia
No hace falta mucha perspicacia, sino ¨²nicamente h¨¢bito de espectador, para darse cue nta de lo contradictoria que es la imagen del mundo tal como nos la proporcionan los media; de hasta qu¨¦ punto la realidad de la imagen, en un peri¨®dico o en la televisi¨®n, no es, que digamos, la imagen de la realidad. Aparte de que diciendo lo contrario estar¨ªamos escamoteando el mism¨ªsimo problema b¨¢sico del lenguaje, no hay que olvidar las servidumbres que por a?adidura trae consigo el ejercicio de las mediaciones: desde las estrictamente t¨¦cnicas (una trama necesariamente altera el mensaje) hasta las m¨¢s crudamente ideol¨®gicas. Y as¨ª se encuentran unidos en la prensa o sobre las pantallas bombardeos y apretones de mano, el champ¨¢n de la coexistencia pac¨ªfica y los autom¨®viles recien salidos al mercado, las sonrisas crispadas de los amos del mundo y las diversiones que ofrecen a sus s¨²bditos.
La cultura de la muerte
Studio LeviGeneral Per¨®n, 32 Madrid
Obras sobre papel
Sobre este material opera malvadamente Eulalia, una artista catalana que tras su primera exposici¨®n en Barcelona (la sala Vin?on) ya expuso en Madrid a final es de 1974 y en la Galer¨ªa Buades, y que ahora vuelve al escenario art¨ªstico de nuestra ciudad gracias al Studio Levi. La cultura de la muerte es el t¨ªtulo gen¨¦rico de la serie. con su primera aparicion madrile?a Eulalia expon¨ªa lienzos, ahora se trata de obras sobre papel; mas la t¨¦cnica utilizada es la misma: reporte serigr¨¢fico. A la trama original de las fotograf¨ªas de prensa que utiliza se le a?ade la trama serigr¨¢fica, con lo de que de metalingu¨ªstica tiene este nivel.Las asociaciones, guiadas en la prensa por una suerte de azar objetivo, son ahora asociaciones intencionadas. Im¨¢genes entre las que se establecen sorprendentes parentescos; o, por, el contrario, im¨¢genes irreconciliables. El campo iconogr¨¢fico abierto por estas yuxtaposiciones alcanza en algunos momentos, por su frialdad, por la carencia de expresionismo, por la no manipulaci¨®n de los datos, a una cierta ¨¦pica.
Mundo de la informaci¨®n
?La ca¨ªda de los dioses?, con la gran ¨¢guila de un banco norteamericano c¨®mo emblema, junto al ¨¢guila real cazada el verde de los prados sometido a alteraciones crom¨¢ticas en que casi desaparecen los tanques y jeeps, las instant¨¢neas de una agresi¨®n. Todo pertenece al mundo de lo informativo, todo disecado, aislado, puesto en relaci¨®n de una forma simple. Y cuando este mundo m¨¢s nos inquieta no es cuando las carreras de los manifestantes y las carreras de los b¨²falos perseguidos se ponen en paralelo (en todo caso parece una concesi¨®n a un progresismo demasiado elemental), sino cuando por los dispositivos malvados que desencadena Eulalia emergen algunas relaciones menos evidentes y m¨¢s terribles: el silencio de los objetos, la frialdad de las armas, lo formal de una tragedia la agresividad latente en una forma. Eulalia como quien no quiere la cosa y sin grandes aspavientos llega en m¨¢s de una ocasi¨®n a revelar por la imagen la omnipresencia del reinado de la mercanc¨ªa.
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