Namibia: ¨²ltima colonia blanca en Africa
En el previsto encuentro entre Kissinger y el presidente sudafricano Voster, que tendr¨¢ lugar el pr¨®ximo d¨ªa 23 en Europa, hay un tema de conversaci¨®n ineludible: Namibia. La trascendencia internacional de la cuesti¨®n Namibia viene ilustrada por la diferencia de actitud de Sud¨¢frica ante las independencias de Mozambique y Angola. En el primer caso, el Gobierno boer observ¨® absoluta serenidad ante la toma del poder por el FRELIMO. En el segundo hizo todo lo posible por cerrarle el paso al MPLA, invadiendo con tropas regulares el territorio angolano y llegando incluso al choque con las fuerzas cubanas. La raz¨®n fundamental de esta primera intervenci¨®n militar sudafricana en Africa negra es la existencia de una permeable frontera de 1.600 kil¨®metros entre la Angola revolucionaria y Namibia, la ¨²ltima -junto con Djibuti- colonia del hombre blanco en Africa.Cuando se contempla un mapa de Africa resulta dif¨ªcil localizar a Namibia, y eso que es un territorio casi dos veces mayor que Espa?a. Pero la cartograf¨ªa occidental le da a Namibia el mismo color que a la vecina Rep¨²blica Sudafricana, y la denomina ?Africa del Suroeste", todo lo cual contribuye a la confusi¨®n de ambos pa¨ªses, confusi¨®n que en realidad refleja una situaci¨®n de hecho, pues desde hace muchos a?os Namibia est¨¢ considerada por los sudafricanos como cosa propia, aunque su status constitucional resulte algo indeterminado.Sin embargo, no existe ninguna duda al respecto: el Estado sudafricano no tiene ning¨²n derecho de soberan¨ªa sobre la vecina Namibia, unicamente las Naciones Unidas, como herederas de la Sociedad de Naciones, tienen jurisdicci¨®n leg¨ªtima sobre este territorio.
Namibia fue una colonia alemana (Deutsche S¨¹dwest Afrika) hasta que el Imperio del Kaiser se hundi¨® en la primera guerra mundial. Ocupada por tropas de la Commonwealth en 1915, el Tratado de Versalles la puso bajo la jurisdicci¨®n internacional, y la Sociedad de Naciones encarg¨® de su administraci¨®n a Gran Breta?a, para que desarrollase una labor civilizadora y protectora que permitiera en su d¨ªa el acceso a la independencia de la excolonia alemana.
Pero Inglaterra traspas¨® autom¨¢ticamente el Mandato a la Uni¨®n Sudafricana, que formaba parte de la Commonwealth, y desde entonces los boers se consideraron amos absolutos del territorio, ignorando ol¨ªmpicamente la misi¨®n encomendada por la Sociedad de Naciones y las reiteradas llamadas al orden del organismo internacional, e implantando en Namibia, a la vez que en Sud¨¢frica, el sistema del ?apartheid?: segregaci¨®n racial absoluta, privaci¨®n de derechos a los negros, confinamiento de la poblaci¨®n aut¨®ctona de la poblaci¨®n aut¨®ctona en reservas, etc..
El Swapo
La cuesti¨®n de ?Africa Suroccidental? fue siempre un motivo de roce entre Sud¨¢frica y la Comunidad Internacional pero ¨¦sta realmente fue bastante condescendiente con Pretoria hasta la d¨¦cada de los 60, cuando el acceso a la independencia de numerosas naciones negras cambi¨® el espectro de la ONU. El 27 de octubre de 1967 la Asamblea General de las Naciones Unidas dio por terminada la administraci¨®n sudafricana sobre Namibia; a partir de ese momento, la presencia de las autoridades boers es ilegal desde el punto de vista del derecho internacional p¨²blico. Pero dos meses antes de que la ONU diera este importante paso los propios namibios le hab¨ªan dado un giro fundamental a la situaci¨®n, iniciando la guerra de guerrillas contra Sud¨¢frica.El Movimiento Nacionalista Namibio comenz¨® a desarrollarse durante la d¨¦cada 50, hasta dar lugar a la aparici¨®n, en 1960, del Swapo (South West Africa People's Organization), una organizaci¨®n que podr¨ªa homologarse con los movimientos de liberaci¨®n de las colonias portuguesas o Rhodesia. El Swapo se plante¨® una doble v¨ªa de acci¨®n, armada y pol¨ªtica, desarrolladas organicamente por el People's Liberation Army, la primera, y por el Swapo del "interior" la segunda.
La guerrilla nacionalista se enfrent¨® desde el principio a serias dificultades de orden geopol¨ªtico, pues la ¨²nica retaguardia posible antes de la independencia de Angola era Zambia, pa¨ªs que tiene s¨®lo ciento y pico kil¨®metros de frontera con Namibia. A partir de ella, los comandos del Swapo ten¨ªan un reducido campo de acci¨®n, circunscrito al extremo nordeste del pa¨ªs, la llamada ?Franja de Caprivi?, y poco m¨¢s. En consecuencia, la acci¨®n militar nacionalista no supuso un problema serio para la dominaci¨®n sudafricana, aunque la guerrilla consigui¨® sobrevivir a los embates del potente Ej¨¦rcito boer, en espera de tiempos mejores. Ese momento ha llegado a ra¨ªz del triunfo del MPLA en Angola: en los ¨²ltimos meses la actividad guerrillera ha aumentado geom¨¦tricamente, causando por primera vez bajas sensibles a las fuerzas armadas sudafricanas.
En el orden pol¨ªtico, el Swapo del interior ha desarrollado su acci¨®n por dos medios, la agitaci¨®n laboral (impulsando movimientos huelgu¨ªsticos de cierta importancia, como el paro minero del 71-72, que hizo descender la producci¨®n sudafricana de cobre y plomo) y la propiamente pol¨ªtica, tendente sobre todo a hacer fracasar, mediante el boicot generalizado de la poblaci¨®n, las maniobras sudafricanas de disfrazar la colonizaci¨®n mediante estructuras pol¨ªticas ind¨ªgenas adictas.
Sudafrica planea la divisi¨®n
El plan de Pretoria para Namibia es b¨¢sicamente el mismo que pretende desarrollar en Sud¨¢frica: los negros est¨¢n encerrados, por tribus, en unas reservas (homelands) ubicadas en los territorios m¨¢s improductivos; esos homelands han recibido autonom¨ªa interna y est¨¢n gobernados por unos Consejos Legislativos propios, absolutamente colaboracionistas. Los dirigentes de los Consejos Legislativos formaron hace un a?o una Conferencia Constitucional, organismo supuestamente representativo del pueblo namibio, dispuesto a aceptar la soluci¨®n final sudafricana, consistente en dividir definitivamente a Namibia en territorio blanco y territorio negro, d¨¢ndoles la independencia a ambos como entidades separadas. Naturalmente, los blancos decidir¨ªan inmediatamente la incorporaci¨®n de ?su pa¨ªs? a la Rep¨²blica Sudafricana, mientras que la Namibia negra, fraccionada en diez trozos separados e inviable econ¨®micamente, se convertir¨ªa de hecho en un protectorado econ¨®mico y pol¨ªtico de Sud¨¢frica, como Leshoto. El Swapo ha estructurado frente a la Conferencia Constitucional un organismo unitario de oposici¨®n, la Convenci¨®n Nacional Namibia (NNC), en la que se integran otros grupos pol¨ªticos e incluso algunos jefes tribales no-colaboracionistas. La NNC mantiene que Namibia es una unidad indivisible, que debe recibir la independencia en su conjunto y que debe ser regida por un gobierno elegido democr¨¢ticamente, sin ning¨²n tipo de discriminaci¨®n.
Estos son tambi¨¦n los planteamientos de la ONU, que ya en 1971 recibi¨® a Sam Nujoma, l¨ªder del Swapo, y ha reconocido a esta organizaci¨®n como "leg¨ªtimo representante del pueblo namibio". La ONU cre¨® en 1967 un organismo especial para ocuparse del caso namibio, el Consejo para Namibia, a cuyo frente se puso en 1974 el Premio Nobel de la Paz y Presidente de ?Amnist¨ªa lnternacional?, Sean MacBride, que desde etonces le ha impuesto un agresivo dinamismo. Recientemente, MacBride declar¨® que si las tropas cubanas entraban en Namibia para lograr su liberaci¨®n, la ONU no tendr¨ªa nada que objetar.
Frente a la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica internacional, Africa del Sur esgrime como justificativo su argumento favorito: que si abandona Namibia, ¨¦sta caer¨¢ en manos del comunismo. Pese a su simplismo, este argumento merece la atenci¨®n de Washington, m¨¢xime despu¨¦s del triunfo del MPLA y sus aliados cubanos en Angola. Namibia tiene una costa de m¨¢s de 1.700 kil¨®metros sobre el Atl¨¢ntico Sur, dominando la ruta de los grandes petroleros.Si a esto a?adimos que gran parte de la producci¨®n de diamantes de Sud¨¢frica (primer exportador mundial) procede de Nam¨ªbia y que en este territorio se encuentra, entre otras importantes riquezas mineras, el mayor yacimiento de uranio del globo, tendremos las razones que llevan a Pretoria a aferrarse a su colonia, aunque para ello tenga que ejercer una represi¨®n tan salvaje que incluye una pr¨¢ctica medieval abandonada ya por todo el mundo: la flagelaci¨®n en la plaza p¨²blica de los disidentes pol¨ªticos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.