Hora cumbre de la diplomacia "boer"
La entrevista de Kissinger y el premier sudafricano Vorster podr¨ªa haber marcado la hora cumbre de la diplomacia surafricana, si sobre ella no planeara la sombra de los 128 negros muertos por la Polic¨ªa en los alrededores de Johannesburgo. Sud¨¢frica lleva a?os luchando por romper el ostracismo internacional, en el que voluntariamente se arroj¨®, al poner en marcha el sistema del apartheid. Pese a las apariencias (expulsi¨®n de la Commonwealth, la FAG y la OIT, no reconocimiento por decenas de pa¨ªses, proyecto de expulsi¨®n de la ONU aprobado por el Consejo de Seguridad y bloqueado s¨®lo gracias al triple veto de USA, Inglaterra y Francia) ese ostracismo era s¨®lo formal, pues Sud¨¢frica manten¨ªa excelentes relaciones materiales con los pa¨ªses occidentales y, de manera encubierta, con bastantes pa¨ªses negros. Pero Pretoria quer¨ªa romper tambi¨¦n el aspecto formal y a partir del 74 se lanz¨® a luna ofensiva diplom¨¢tica (visitas discretas de Vorster a Liberia y Costa de Marfil; invitaci¨®n a los presidentes de este pa¨ªs y de la Rep¨²blica Centroafricana; eje diplom¨¢tico Zambia-Sud¨¢frica en relaci¨®n a Rodesia) cuya culminaci¨®n es esta entrevista, la primera que consigue un gobernante surafricano con un alto dirigente de los Estados Unidos. Si la Administraci¨®n Ford se ha decidido a dar este paso, arriesgado en un pa¨ªs con m¨¢s de 20 millones de ciudadanos negros, es porque Sud¨¢frica juega ahora un doble papel interensant¨ªsimo para la pol¨ªtica exterior USA. En primer lugar, Vorster tiene desde hace dos a?os el mismo planteamiento que Kissinger adopta hoy frente a Rodesia: hay que permitir que tomen el poder los negros moderados, antes de que de lo hagan los guerrilleros por la fuerza. Y en este asunto, Vorster puede ejercer sobre Ian Smith presiones definitivas, el corte de suministros de gasolina entre otras. En segundo lugar, el t¨®pico favorito de los boers, ?somos un basti¨®n frente al comunismo?, puede ser considerado en serio tras el triunfo del MPLA en Angola. La intervenci¨®n sudafricana en Angola necesita ser clarificada. Parece que Estados Unidos la promovi¨® y posteriormente dej¨® a los boers en la estacada. Pero ¨¦stos no fueron exactamente derrotados sobre el terreno; m¨¢s bien emprendieron una r¨¢pida retirada cuando se vieron solos ante un enemigo m¨¢s fuerte del esperado -los cubanos-. En todo caso, la potencia militar de Sud¨¢frica sigue intacta: un ej¨¦rcito de 60.000 hombres altamente tecnificado, bien dotado de aviaci¨®n y utilidades navales y quiz¨¢ de armas at¨®micas de fabricaci¨®n propia. Una buena ?force de frappe? para contrarrestar, la influencia sovi¨¦tico-cubana en Africa.Pero ese papel de potencia subimperialista, con influencia y control en la zona, puede venirse abajo si los 17 millones de negros de Sud¨¢frica se deciden a darle problemas a los cuatro millones de blancos. Al fin y al cabo, el hundimiento del imperio portugu¨¦s y de Rodesia tiene que ser un revulsivo para las falsamente resignadas masas negras de la Rep¨²blica-boer.
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