Juicio, en Tenerife, contra el inspector Matute por presuntas lesiones a un estudiante
Ante la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife se celebr¨® en la ma?ana de ayer, lunes, la vista oral de la causa seguida contra el inspector de polic¨ªa Jos¨¦ Matute Fern¨¢ndez, ex jefe de la Brigada Regional de Investigaci¨®n Social, de la delegaci¨®n especial de la Direcci¨®n General de Seguridad en Canarias, acusado de los presuntos delitos de coacci¨®n y lesiones en la persona del estudiante Julio Trujillo Ascanio. "Aqu¨ª, no se juzga a la polic¨ªa, sino a un polic¨ªa", dijo el fiscal.
El ministeno fiscal ha pedido que se condene al procesado a sendas penas de cinco meses de arresto mayor y multas de quince mil y cincuenta mil pesetas respectivamente, por cada uno de los delitos cometidos, mientras que la acusaci¨®n particular ha solicitado del tribunal seis a?os de destierro para Jos¨¦ Matute y multa de cincuenta mil pesetas. La defensa, por su parte, neg¨® la veracidad de los hechos, pidiendo la libre absoluci¨®n de su patrocinado.En medio de fuertes medidas de seguridad, y con la sala abarrotada de p¨²blico -compuesto en su mayor¨ªa por universitarios-, la vista comenz¨® a las diez de la ma?ana, bajo la presidencia del magistrado titular de la Sala de lo Penal, Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Parodi. En el banquillo, el acusado, y custodiado por dos inspectores, Jos¨¦ Matute -con su fisonom¨ªa algo cambiada, al haberse rasurado el habitual bigote- quien el d¨ªa anterior hab¨ªa sido trasladado desde Madrid donde se encontraba preso, por estar igualmente procesado en una causa por homicidio -por la que tendr¨¢ que ser juzgado nuevamente- cuando el el Tribunal Supremo decida la jurisdicci¨®n a la que compete el proceso, ya que en ¨¦l tambi¨¦n se halla encartado un cabo de la Guardia Civil.
Se procedi¨® a la lectura por parte del secretario de los escritos de acusaci¨®n p¨²blica y particular, muy similares ambos, en los que se recog¨ªa que ?entre los d¨ªas 19 y 21 de septiembre de 1975, el procesado Jos¨¦ Matute Fern¨¢ndez, mayor de edad, sin antecedentes penales, inspector jefe de la brigada regional de Investigaci¨®n Social de la delegaci¨®n especial de la Direcci¨®n General de Seguridad en Canarias, en ocasi¨®n de proceder a interrogar en un despacho en dicha delegaci¨®n a Julio Manuel Trujillo Ascanio, detenido por funcionarios de la brigada a su mando, con el fin de obtener del detenido que se confesara autor de los hechos delictivos que el procesado interesaba imputarle, as¨ª como para lograr unas supuestas confidencias que comprometiesen a terceras personas, como afiliadas a organizaciones pol¨ªticas ilegales, y ante la reiterada negativa de mi representado -este escrito es el de la acusaci¨®n particular- a aceptar tales extremos, le golpe¨® repetidamente, haciendo uso de las t¨¦cnicas de judo que el procesado domina en su calidad de cintur¨®n negro tercer dan en ese arte, y en varias ocasiones con los pies en los test¨ªculos y otras partes del cuerpo, haci¨¦ndole caer en varias ocasiones al suelo, donde nuevamente era golpeado por los pies del procesado para obligarle a levantarse; como consecuencia de todo ello obtuvo finalmente de Julio Manuel una amplia declaraci¨®n en los t¨¦rminos deseados.
En el transcurso del interrogatorio del se?or Matute por el fiscal -y de los verificados posteriormente por la acusaci¨®n particular, detentada por el letrado Jes¨²s Mart¨ªnez de Lagos Veguero, y por el abogado defensor, Andr¨¦s Orozco Maffiote, el se?or Matute -quien manifest¨® llevar 27 a?os de servicio en el Cuerpo General de Polic¨ªa, sin que hasta el momento fuera objeto de proceso alguno-, neg¨® rotundamente haber causado lesiones o malos tratos a Julio Trujillo durante su estancia en las dependencias de la Direcci¨®n General de Seguridad, declarando que, por el contrario, el querellante hab¨ªa sido objeto de trato correcto en lo que a su integridad f¨ªsica se refiere, llegando incluso a permitirle durante el per¨ªodo de incomunicaci¨®n acudir a un bar cercano, acompa?ado de un inspector, para que Julio Manuel comiera algo, y que igualmente se le permiti¨® que llamara por tel¨¦fono a su t¨ªo para que, a trav¨¦s de ¨¦ste, tranquilizara a su familia sobre su estado actual.
A preguntas del acusador particular, en lo que respecta a las lesiones que su cliente presentaba al ser conducido a disposici¨®n judicial, el inspector Matute declar¨® no conocer la causa de las mismas, haciendo la observaci¨®n de que es frecuente, por parte de ciertos detenidos de car¨¢cter pol¨ªtico y de ideolog¨ªa comunista, infligirse a s¨ª mismos lesiones con el prop¨®sito de justificar ante sus compa?eros las posibles delaciones y confesiones a la polic¨ªa, escudados en infundadas torturas o malos tratos. Al pregunt¨¢rsele c¨®mo pod¨ªa haber sido posible esto, el se?or Matute especul¨® con la posibilidad de que Julio Manuel se hubiera autolesionado ayudado por el camastro del calabozo, o bien con los zuecos de madera con que calzaba.
Asimismo se puso de manifiesto durante el interrogatorio del se?or Matute que el joven estudiante es hombre de.constituci¨®n fisica muy endeble y que sus declaraciones hab¨ªan sido motivadas por el fuerte estado de depresi¨®n s¨ªquica que sufr¨ªa, como consecuencia de su detenci¨®n e internamiento en el calabozo, por lo que confes¨® ser dirigente en Tenerife de la Liga Comunista, organizaci¨®n subversiva de car¨¢cter trostkista, y que en su declaraci¨®n hab¨ªa delatado a sus compa?eros de c¨¦lula, revelando asimismo a la polic¨ªa la existencia y ubicaci¨®n de dos pisos francos -uno en La Laguna y otro en Tejina-, donde se confeccionaba propaganda clandestina.
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