Francia envejece
?Alerta?, exclaman las ¨²ltimas estad¨ªsticas sobre la cuesti¨®n demogr¨¢fica en Francia. El n¨²mero de f¨¦retros, al final de cada a?o, ya es casi igual al de cunas para los ni?os que nacen. En 1973, nacieron en este pa¨ªs, 885.000 franceses. Y, despu¨¦s, cada a?o, la cifra disminuye en 70.000 nacimientos. ?Desde hoy, declar¨® ayer un especialista, la renovaci¨®n de las generaciones no est¨¢ asegurada ya.?En Francia, la baja de la natalidad de los ¨²ltimos a?os ha sido enmascarada, en parte, por el n¨²mero de nacimientos en las familias de los tres millones largos de trabajadores inmigrados. Y, como, por otra parte, los fen¨®menos de poblaci¨®n no se perciben f¨¢cilmente a corto plazo, lo que se acusan son las ventajas econ¨®micas, es decir, la disminuci¨®n de cargas en las familias y en la colectividad. Pero al cabo de 15 o 20 a?os el problema se plantea de manera cruda: para que funcione la sociedad, los productores son necesarios.
El fundador del Instituto Nacional de Estudios Demogr¨¢ficos franc¨¦s, Alfred Sauvy, experto reconocido internacionalmente, public¨® recientemente dos libros sobre estas cuestiones: El fin de los ricos y La econom¨ªa del diablo, a los que se a?ade otro, El rechazo de la vida de Pierre Chaunu. Todos ellos intentan ropavivar la conciencia de los 52 millones de franceses, a prop¨®sito de los problemas demogr¨¢ficos y sus impliclaciones pol¨ªticas, sociales y econ¨®micas.
La forma en que la sociedad actual aborda los temas de la demograf¨ªa se condena severamente.
?Un pa¨ªs sin juventud est¨¢ amenazado en su misma existencia?, declar¨® ayer a la prensa el se?or Sauvy, comentando las ¨²ltimas cifras sobre el descenso de natalidad. ?Es in¨²til so?ar con ataques del exterior, con aviones o con carros si en el interior de un pa¨ªs no hay m¨¢s que una especie de isla de viejos ricos, en medio de una poblaci¨®n de j¨®venes y hambrientos?. A su juicio, las consecuencias ser¨¢n fatales: inmigraci¨®n clandestina creciente, nuevas formas de terrorismo y otras imprevisibles.
Los motivos que se invocan frecuentemente para justificar la baja de natalidad, a estos expertos les parecen superfluas. Son los americanos quieneslan sembrado el p¨¢nico con la bomba P (poblaci¨®n). Pretender restringir los nacimientos en Francia, dicen, porque en la India est¨¢ superpoblada, es como si un an¨¦mico decide no comer porque tiene un vecino muy grueso. ?Por otro lado, declar¨® ayer Sauvy, distribuir p¨ªldoras o preservativos en las poblaciones miserables es vano. La limitaci¨®n de nacimientos es un problema cultural. En vez de asustar a la opini¨®n con la marea humana, ser¨ªa preferible ayudar a los pa¨ªses pobres a desarrollarse.?
En la ¨²ltima conferencia sobre la poblaci¨®n, en Bucarest, los representantes argelinos abundaban en el mismo sentido, al sostener que ?el mejor contraceptivo es el desarrollo?.
Los maltusianos tambi¨¦n oponen al crecimiento de las poblaciones, las riquezas limitadas del planeta tierra. Estos expertos franceses tambi¨¦n se oponen a lo que consideran un pretexto para justificar un inmenso "derroche".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.