James Hunt, vencedor del Gran Premio de Francia
James Hunt se impuso con claridad en el Gran Premio de Francia. El ingl¨¦s, al volante de un McLaren, forz¨® el ritmo de su monoplaza de tal manera que los Ferrari de Lauda y Regazzoni no lograron aguantar sus acometidas. El austr¨ªaco abandon¨® en la octava vuelta tras haber hecho explosi¨®n el motor de su coche; su compa?ero lo har¨ªa en la decimos¨¦ptima por la misma causa. La Ferrari comienza a encontrar serias dificultades ante las puestas a punto del resto de las escuder¨ªas.
Las duras condiciones clim¨¢ticas y el fuerte ritmo que Hunt imprimi¨® desde un principio a la marcha de su McLaren obligaron a Lauda y Regazzoni, que llevaban al ingl¨¦s emparedado, a forzar su m¨¢quina hasta el punto de que ambos tuvieron que abandonar la prueba por aver¨ªas totales de motor; Lauda, en la vuelta 8 y Regazzoni, en la vuelta 17. Los dos Tyrrell seis ruedas, que sobre el papel contaban entre los favoritos, acabaron en segundo -Depailler- y sexto -Jody Scheckter- lugar. Este ¨²ltimo, en la s¨¦ptima vuelta, rompi¨® un muelle de v¨¢lvula, lo que le ocasion¨® en la 49, a cinco del final, la p¨¦rdida total de un cilindro, vi¨¦ndose obligado a ceder un tercer puesto dif¨ªcilmente mantenido a favor primero de Peterson -que tampoco acabar¨ªa- y despu¨¦s de Watson, Pace y Andretti, que terminar¨ªan detr¨¢s de Depailler, en tercera, cuarta y quinta posici¨®n, respectivamente. El alem¨¢n Stuck, que hizo una carrera muy regular, termin¨® en s¨¦ptima posici¨®n, seguido de Pryce, Merzario e Ickx.Los entrenamientos colocaron a Hunt en la primera posici¨®n delante de Lauda, que no ha me orado el s¨¢bado los tiempos del ingl¨¦s. Depailler parti¨® en tercera posici¨®n y Regazzoni, Pace y Peterson, a continuaci¨®n.
En la arrancada -muy espectacular- Lauda alarg¨® los cambios aprovechando su r¨¦gimen de vueltas superior. Lo mismo hizo Regazzoni -que adelant¨® a Depailler- y entre ambos emparedaron a Hunt, que pas¨® segundo en la primera vuelta. Peterson, que tambi¨¦n pas¨® a Depailler, en cuarta posici¨®n, seguido del Tyrrell del franc¨¦s y Watson, Scheckter Laffite, Pace y Reutemann, que forman un segundo grupo.
En la segunda vuelta, Lauda empieza a distanciarse, Hunt aumenta su ritmo y obliga al austriaco y a Regazzoni a forzar el tren. Aqu¨ª es donde radica, a nuestro juicio, el ¨¦xito de Hunt y el fracaso total de Ferrari. Hunt empieza a notar la ventaja de su cambio de seis velocidades, que con un desarrollo de diferencial muy largo le permite llevar su motor m¨¢s desahogado mientras que los Ferrari, que han preferido relaciones m¨¢s cortas y una quinta velocidad en la que hay que vigilar las revoluciones, se ven forzados. Lauda no pasa de la octava vuelta, en la que tiene explosi¨®n de motor, y Regazzoni de la decimos¨¦ptima, con la misma aver¨ªa. Ambos tienen que abandonar sobre el arc¨¦n de la pista. Aqu¨ª la carrera cambia totalmente de signo y Hunt se separa del resto de los concursantes. El fort¨ªsimo calor aprieta y toda una serie de incidencias modifican la marcha de la prueba a partir del segundo puesto, que ocupa Depailler y no abandona hasta la meta, despu¨¦s de la desaparici¨®n de los Ferrari.
Scheckter, Peterson, Watson, Pace, Laffite, Stuck y Reutemann se alternan. La lucha entre los cinco primeros de este grupo es apretada y emocionante. Hunt pasa como un meteoro rojo a casi 290 km/h., por la recta de dos kil¨®metros del Mistral, desaparece un momento y detr¨¢s pasan pegados los cinco pilotos, seguidos del joven Stuck y Reuteman, que ha sufrido un golpe que por detr¨¢s le diera el McLaren de Mass y que le obliga a retrasarse considerablemente.
Scheckter, que rompi¨® un muelle de v¨¢lvula en la octava vuelta, tiene serias dificultades para mantenerse delante de Peterson hasta que la aver¨ªa da?a totalmente el cilindro correspondiente, por lo que ha de ceder puestos.
Cincuenta y cuatro vueltas de 5.810 metros han completado los 313 kil¨®metros totales de la carrera, en la que s¨®lo nueve coches han dado las mismas vueltas que el vencedor Hunt.
La hegemon¨ªa de Ferrari, en peligro
Fama y leyenda obligan en ocasiones m¨¢s all¨¢ de las propias posibilidades. Los campeones sufren a veces los inconvenientes de la fama, que les fuerza hasta l¨ªmites que escapan a la realidad. Y este puede haber sido el motivo del rev¨¦s sufrido por los Ferrari pilotados por Lauda y Regazzoni el pasado domingo en Paul Ricard.
Las victorias consecutivas y aparentemente f¨¢ciles conseguidas por la escuder¨ªa italiana han obligado al resto de los concursantes de esta gran f¨®rmula a afinar esfuerzos y t¨¦cnica de forma tal que los resultados empezaron a sentirse en el Gran Premio de Espa?a, en el que ya en entrenamientos los McLaren de Mass y Hunt en ocasiones m¨¢s r¨¢pido que los Ferrari. Algo parecido ocurr¨ªa con Tyrrell, pero ¨¦stos estrenaban precisamente en Madrid los seis ruedas y los resultados finales de ambas acusaron la falta de puesta a punto. Tambi¨¦n el Matra de Laffitte demostraba all¨ª que s¨®lo una min¨²scula aver¨ªa le hab¨ªa impedido dar guerra a los grandes.
Sin embargo, el resultado ins¨®lito del Jarama -con la exclusi¨®n de Hunt, que hab¨ªa batido a Ferrari ampliamente, y la aver¨ªa del otro McLaren de Mass, cuando marchaba a la conquista de la segunda posici¨®n, a s¨®lo unas vueltas del final- dio un inesperado primer puesto a Lauda.
Desbancar a los rojos monocascos va a ser imposible este a?o, pero la carrera del pasado domingo debe ser una seria llamada a la vigilia.
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