Aprobada en Argel la "declaraci¨®n universal de los derechos de los pueblos"
?Vivimos tiempos de grandes esperanzas pero tambi¨¦n de profundas inquietudes. Tiempos llenos de conflictos y de contradicciones. Tiempos en que las luchas de liberaci¨®n han alzado a los pueblos del mundo contra las estructuras nacionales e internacionales del imperialismo y han conseguido derribar sistemas coloniales... Pero son tambi¨¦n tiempos de frustraciones y derrotas en que aparecen nuevas formas de imperialismo para oprimir y explotar a los pueblos... Interviniendo directa o indirectamente por medio de las empresas multinacionales, sirvi¨¦ndose de pol¨ªticos locales corrompidos, ayudando a reg¨ªmenes militares que se basan en la represi¨®n policial, la tortura y la exterminaci¨®n f¨ªsica de los opositores, por un conjunto de pr¨¢cticas conocidas como neocolonialismo, el imperialismo extiende su dominaci¨®n a numerosos pueblos?.Las l¨ªneas anteriores pertenecen a la ?Declaraci¨®n Universal de los Derechos de los Pueblos? -tambi¨¦n llamada Carta de Argel- que acaba de ser elaborada del 1 al 4 de julio en la capital norteafricana. Con otros compa?eros de la Asociaci¨®n de Amigos del Sahara de Madrid he tenido la oportunidad de participar en las discusiones y trabajos que han originado el primer documento articulado de las aspiraciones colectivas de los pueblos del Tercer Mundo. Durante breves d¨ªas, representantes de movimientos de liberaci¨®n de casi todos los pueblos oprimidos del mundo -la mayor¨ªa de ellos por sus propios gobiernos- y juristas de distintas nacionalidades se han enfrentado a la concepci¨®n cl¨¢sica del Derecho Internacional que concede primac¨ªa a los intereses de los Estados sobre los de los pueblos. La reuni¨®n de Argel constituye un grito popular colectivo, un clamor que se une al ya tantas veces repetido de ?basta ya?. Es la expresi¨®n un¨¢nime de repudio de la explotaci¨®n de los pobres, por los ricos. Es el rechazo de toda clase de imperialismo: pol¨ªtico, econ¨®mico, cultural. La Carta de Argel es manifestaci¨®n tajante, pero serena, del conflicto ?Norte-Sur?. Es otro aviso de que la revoluci¨®n llegar¨¢ a ser planetaria por el ego¨ªsmo de unos cuantos pa¨ªses privilegiados.
La Declaraci¨®n Universal de los Derechos de los Pueblos (un Pre¨¢mbulo y 30 art¨ªculos a trav¨¦s de los cuales los oprimidos sintetizan las causas de sus males e individualizan a los responsables) aspira a conseguir que en los foros internacionales se haga o¨ªr la voz de los relegados. De aquellos que combaten todav¨ªa en sistemas coloniales o de los que soportan el neocolonialismo.
La Carta de Argel -como su propio Pre¨¢mbulo indica- intenta contribuir a perfilar los caminos que conducen a un nuevo orden pol¨ªtico y econ¨®mico internacional, uni¨¦ndose as¨ª -pero reforzando el protagonismo de los pueblos- a las diversas resoluciones y declaraciones de las Naciones Unidas y a la Carta de los Derechos y Deberes Econ¨®micos de los Estados. La Declaraci¨®n de los Derechos de los Pueblos puede aparecer ut¨®pica para determinados sectores de opini¨®n: ?una declaraci¨®n idealista m¨¢s? ser¨¢ el r¨®tulo empleado por quienes as¨ª piensan.
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