Entre la corrupci¨®n de los pol¨ªticos y la radicalizaci¨®n de la lucha armada
Los ¨²ltimos acontecimientos de la Federaci¨®n Malaya, concretamente del Estado de Sabah, influyen directamente en la evoluci¨®n del problema musulm¨¢n en el sur de Filipinas. En las elecciones del pasado abril triunf¨® el Partido Berjaya sobre el USNO (United Sabah National Organisation), con lo que finaliz¨® el mandato de Tun Mustaf¨¢, el cual se hab¨ªa convertido en el terror de la zona El jefe pol¨ªtico de Sabah es, desde entonces Mohamed Fuad, antes Donald Stephens, descendiente de australianos y de un sector de la poblaci¨®n nativa.Tun Mustaf¨¢, que es filipino, hab¨ªa ejercido un poder absoluto. Acusado de corrupci¨®n -nada m¨¢s natural en estas islas del sudeste asi¨¢tico- y de dilapidar con excesiva ostentaci¨®n, amenaz¨® al Gobierno de Kuala Lumpur, capital de la Federaci¨®n, con unirse al independiente Brunei si le segu¨ªan incordiando. De esta manera se formar¨ªa el nuevo Estado de Borneo, primer paso de una gloriosa campana pol¨ªtica que culminar¨ªa con la anexi¨®n de las islas musulmanas de Filipinas. Tun Mustaf¨¢ so?aba con ser el redentor de esta comunidad isl¨¢mica, para lo cual facilitaba todo tr¨¢fico de armas provenientes de Libia con destino a los musulmanes filipinos, a quienes ofrec¨ªa Sabah como base de operaciones guerrilleras.
Pero detr¨¢s de las acusaciones a sus cualidades morales estaba el temor de Kuala Lumpur ante el fanatismo religioso de Mustaf¨¢, que tambi¨¦n ayudaba a las guerrillas musulmanas del sur de Tailandia. Sabah, un peque?o Estado de los once que componen la Federaci¨®n Malaya, cuenta con una gran riqueza; despu¨¦s del Jap¨®n, ostenta -con sus mil d¨®lares per c¨¢pita- el m¨¢s alto nivel de vida en Asia.
Tanto el anterior presidente de la Federaci¨®n, Tun Razak, como el actual, Hussein Onn, ve¨ªan con escasa complacencia al prepotente Mustaf¨¢. La poblaci¨®n de Sabah la componen tres comunidades: adem¨¢s de los musulmanes malayos est¨¢n los chinos, que controlan importantes sectores de la econom¨ªa, y los hind¨²es que no tienen nada que controlar; cuadro t¨ªpico de esta ¨¢rea. Dichas minor¨ªas religiosas, as¨ª como los cristianos de Sabah, tem¨ªan las depredaciones del omn¨ªmodo jefe de Gobierno; Hussein Onn tem¨ªa al separatista y Marcos tem¨ªa al protector de sus insurrectos moros. Onn decidi¨® controlar las elecciones y sali¨® victorioso Mohamed Fuad. Pocas semanas despu¨¦s, el 16 de junio, mor¨ªa en accidente a¨¦reo.
El movimiento guerrillero musulm¨¢n est¨¢ a la expectativa en el sur filipino. A la vez que han visto decrecer sus aprovisionamientos, han visto aumentar la fuerte, aunque no totalmente declarada, ayuda militar norteamericana para garantizar la seguridad del r¨¦gimen de Marcos. Tras la patriotera campa?a antinorteamericana orquestada en los peri¨®dicos, los funcionarios del Gobierno se muestran satisfechos y confiados respecto a los Estados Unidos; argumentan que la ca¨ªda de los reg¨ªmenes de Tailandia y la Federaci¨®n Malaya no seria de extra?ar, por lo que USA est¨¢ empe?ada en crear una fuerte frontera desde Formosa a Indonesia, cuyo centro de gravedad seria Filipinas. Tampoco temen que los militares caigan en la tentaci¨®n de tomar el poder: el control supremo de las Fuerzas Armadas lo detenta Marcos y el Ej¨¦rcito est¨¢ articulado de manera que los jefes de distintos cuerpos no tienen una conexi¨®n directa, por lo que el fantasma del golpe militar no parece preocuparles.
El MNLF (Frente Moro de Liberaci¨®n Nacional) ha reducido sus actividades pero cuenta con un amplio apoyo de base. La poblaci¨®n est¨¢ aterrorizada por los saqueos, rapi?as, torturas, etc¨¦tera, cometidas por los militares; es un secreto a voces los enriquecimientos de jefes del Ej¨¦rcito; con el pretexto de requisar el oro que arrebatan a los musulmanes, para quienes es el verdadero valor y esconden todav¨ªa monedas de la ¨¦poca espa?ola, olvidan el tr¨¢mite de remitirlo al Gobierno. El conflicto ha degenerado en brotes espor¨¢dicos de pillaje y bandolerismo, en escaramuzas de turbios motivos.
Por otra parte, el SOWESCOM (Jefatura Militar del Suroeste Asi¨¢tico) manda continuos partes a Manila sobre rendiciones de los insurrectos. Efectivamente, muchos guerrilleros se rinden; les dan una recompensa en met¨¢lico. les ofrecen puestos en la Administraci¨®n militar o en el Ej¨¦rcito, incluso son enviados a Manila, donde, vestidos con el traje regional, visitan al presidente en el palacio de Malaka?ang y le hacen simb¨®lica entrega de armas -folkl¨®rica estampa que recoge la prensa nacional- y vuelven a sus casas para disfrutar de tan ping¨¹es beneficios. Una vez all¨ª colaboran con las guerrillas o, cansados de la vida sedentaria, se vuelven a los montes. Por supuesto que tambi¨¦n se dan casos de individuos que se rinden sin haber participado jam¨¢s en rebeli¨®n alguna ni saber lo que es un arma, pero s¨ª saben que es un modo de ganar algo de dinero o alg¨²n c¨®modo empleo. En cuanto a corrupci¨®n, empatan los dos enemigos; al menos eso nos cuentan por aquellas tierras a los escasos visitantes.
En estos momentos de relativo reposo del MNLF hay conatos de reorganizaci¨®n de otras guerrillas; esta vez en la isla de Luz¨®n, en Sierra Madre al norte de Manila, y con algunos focos en Bohol y Samar, islas de Visayas. D¨¦biles todav¨ªa, herederas de los huks que alcanzaron estraordinario y amplio control del pa¨ªs en los a?os cincuenta, forman el New People's Army, de filiaci¨®n comunista.
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