La RDA en el atletismo femenino
Si en el atletismo masculino la superaci¨®n de Montreal respecto a Munich fue clara, en el campo femenino a¨²n result¨® mayor. No hubo la gran figura como los casos de Juantorena, Viren o Jenner, pero el nivel general, una vez m¨¢s gracias a la RDA, fue magn¨ªfico. En las finales desenton¨® solamente la de 1.500 metros, corrida a un tren lent¨ªsimo, pero que permiti¨® convertirse a la sovi¨¦tica Kazankina en la ¨²nica mujer con dos medallas de oro en atletismo. Su calidad la demostr¨® en los 800 donde bati¨® el r¨¦cord del mundo.
La superioridad de la RDA en el atletismo femenino de Montreal fue incuestionable. Nueve medallas de oro, sobre las catorce en disputa, superaron con creces las seis de Munich. La URSS, que logr¨® tres entonces, se tuvo que conformar esta vez con las dos de Kazankina en medio fondo; la RFA, casi desconocida no actuando en su terreno, baj¨® de cuatro a la solitaria de Annegret Richter, nueva reina del sprint corto.Indudablemente los rectores del deporte en la RDA han encontrado una verdadera mina de oro en la parcela femenina. Al igual que en la nataci¨®n se han volcado en el otro deporte importante a nivel mundial, justo el que m¨¢s sensaci¨®n puede causar. Su densidad para los 17 millones de habitantes con que cuenta, es tan grande que s¨®lo dos t¨ªtulos de Munich los ha repetido en Montreal y en el relevo de 4x4OO, que volvi¨® a batir el record del mundo, las cuatro protagonistas de Montreal fueron distintas a las de Munich. A las Zehrt Kunkhe, Seidler y Kastling han seguido Maletzki, Rhode, Streidt y Brehmer. Unicamente, pues, Ruth Fuchs, la mejor jabalinista mundial de los ¨²ltimos diez a?os y posiblemente de todos los tiempos mantuvo su nombre en las listas de los dos Juegos Olimpicos.
En el sprint corto, Renate Stecher perdi¨® su supremac¨ªa ante la incre¨ªble Richter, pero a¨²n tuvo fuerza para superar a la otra alemana federal, Helten plusmarquista mundial irimediatamente antes de los Juegos de Montreal.
En los 200, encontr¨® sucesora en su compatriota Eckert, verdadera revelaci¨®n de la RDA y que iba a dar al relevo de 4x1OO, integrado tambi¨¦n por Oelsner y Bodendorf en las curvas y la Stecher en la primera recta, la medalla de oro. Por cuantro cent¨¦simas super¨® a la alemana federal Kroniger, que tom¨® el testigo con buena ventaja tras la postas de Helten y, sobre todo, de Ricliter en la ¨²ltima curva. Esta, que se confirm¨® como la mejor velocista del momento, logr¨® la plata en los 200 por delante de Renate Stecher. La ya veterana y doble campeona de Munich -donde adem¨¢s obtuvo la plata de relevo de 4x 100- no ha conseguido tanto como cerca de su tierra, pero s¨ª se ha llevado una medalla de cada metal.
Otro ejemplo a destacar fue el de la mediofondista Hoffmeister. tercera en los 800 de Munich y segunda en los 1.500, volvi¨® a repetir en Montreal esta ¨²ltima plaza, s¨®lo superada por la Kazankina. Esta peque?a y rubia sovi¨¦tica, que bati¨® en 800 el r¨¦cord del mundo de su compatriota Gerassimova, conseguido poco antes de los Juegos, fue la ¨²nica mujer que obtuvo, a lo Juantorena y Viren, pero sin el Munich de este ¨²ltimo dos medallas de oro. En los 1.500, tras una carrera lent¨ªsima y t¨¢ctica no luci¨® tanto, pero su facilidad en los ¨²ltimos metros dio la entera sensaci¨®n de que no ganaba toda una final ol¨ªmpica.
Szewinska, figura
En los 400 metros, sin embargo, gran nivel de las germanas democr¨¢tas que las llevar¨ªa a batir en el relevo el r¨¦cord mundial no pudo con una de las figuras se?eras del atletismo femenino mundial. En efecto, Irena Szewinska, recordman del mundo de la prueba y ¨²nica mujer que, ha bajado de los 50 segundos en la distancia volvi¨® a superarse, y con ello puso el broche de oro a una carrera que comenz¨® enturbiada por su discutida femineidad. Quiz¨¢ recuerden que su compa?era del relevo y velocista, Eva Klobukowska, fue sancionada hace diez a?os al ser la primera ?v¨ªctima? del control de sexo despu¨¦s de los Juegos de Tokio en 1964. Era la ¨¦poca de las hermanas sovi¨¦ticas Tamara -peso- e Irina Press -80 metros vallas y pentathlon-. Todas desaparecieron de la escena mundial y se crey¨® que la Szewinska seguir¨ªa el mismo camino. No ocurri¨® as¨ª, sin embargo. En M¨¦xico, 1968, a¨²n como Irena Kirzensten, su apellido de soltera, gan¨® el bronce en los 100 metros y el oro en los 200 con nuevo r¨¦cord mundial incluido. Despu¨¦s se cas¨®, tuvo un ni?o y volvi¨®. En Munich fue bronce en 200. Con la edad se ha superado como en la distancia.
A partir de los 100 metros vallas, y aunque parezca incre¨ªble, el cuadro de vencedores de Montreal s¨®lo rompi¨® su racha victoriosa para la RDA en el lanzamiento de peso. La plusmarquista mundial, la b¨²lgara Ivanka Christova, confirm¨® mejor su supremac¨ªa que su colega en r¨¦cord, el sovi¨¦tico Baryschnikov, en los hombres. En esta prueba, las germanas Adam -ex recordwoman-, Skoknecht y Droesse, para que no quedaran dudas sobre un posible fallo, fueron, respectivamente, cuarta quinta y sexta de la final. Sin duda sus directivos debieron echar de menos a Margarita Gammel, gran triunfadora en M¨¦xico sobre la sovi¨¦tica Tchichova -que a¨²n tuvo arrestos en Montreal para llegar a la plata- o la gran segundona Marita Lange.
Pero en las dem¨¢s pruebas, el dominio de la RDA fue absoluto Aparte ya de los relevos, la Schaller mantuvo el tipo ante la avalancha sovi¨¦tica de las Anissimova y Levedeva, y en saltos y lanzamientos no hubo color, Rose Marie Acker man, la plusmarquista mundial de altura, gan¨® con la autoridad que le da su espl¨¦ndido rodillo ventral, mientras la vencedora de Munich, la germana federal Meyfarth, ni pasaba a la final. Fue curioso, por cierto, que de las cuatro primeras en ese concurso, s¨®lo una, la medalla de plata, la italiana Simeoni, utilizara el fossbury-flop. Al rev¨¦s que en la final masculina, donde el fossbury fue de casi total superioridad, entre las f¨¦minas a¨²n pervive el ?Brumel?, pongamos por ejemplo.
En longitud, primer t¨ªtulo tradicional del atletismo, Angela Voigt gan¨® el oro supliendo as¨ª perfectamente la decepcionante cuarta plaza de la recordwornan mundial, Siegel. Fue una muestra m¨¢s de la enorme densidad atl¨¦tica de la RDA. No, no consiguen victorias por casualidad. La Siegel, tom¨¢ndose una cumplida revancha, venci¨® en el pentathlon, decidido en la ¨²ltima prueba, los 200 metros, quedando una vez m¨¢s en el bronce la plusmarquista mundial Burglinde Pollack.
Finalmente, al margen del intento frustrado de Faina MeInik en el lanzamiento de disco, otra vez las atletas de la RDA ?estaban all¨ª?, y una de ellas, Schiaak, aprovech¨® el fallo de la normalmente segura sovi¨¦tica para llevarse el oro. Schlaack, una buena lanzadora, pero que lleg¨® a Montreal con la novena marca mundial ¨²nicamente. Fue igual. Con 69 metros bati¨® el r¨¦cord ol¨ªmpico y logr¨® el oro. Ahora ya es m¨¢s conocida, aunque le queda por igualar a su compatriota Fuchs, recordwoman mundial y que repiti¨® con facilidad su t¨ªtulo de Munich. Ella fue la ¨²nica atleta conocida de la RDA que cumpli¨®. Las dem¨¢s, unas lo hicieron y otras no. Pero siempre lleg¨® el relevo a tiempo. La programaci¨®n de un pa¨ªs que tiene el deporte en art¨ªculos de su Constituci¨®n como un derecho inalienable de los ciudadanos no pod¨ªa fallar ni en eso.
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