El ¨¦xito de una revista tradicional
Addy Ventura, supervedette cabecera de cartel en innumerables revistas madrile?as interpreta, en el tradicional escenario del teatro Calder¨®n, el n¨²mero fuerte de Lo tengo rubio, en una brillante caracterizaci¨®n de cerillera, en el marco del Rastro rnadrile?o.La revista cl¨¢sica, a la espa?ola, con sus caracter¨ªsticas propias y bien diferenciadas del music-hall franc¨¦s o americano, est¨¢ comenzando a entrar en decadencia. Vientos de progreso y d e internacionalizaci¨®n compiten con el deseo de los productores por hacer econom¨ªas, y el play-back se impone , sustituyendo a la orquesta, mientras que decorados abstractos de pretendido cariz vanguardista, apoyados en efectos luminot¨¦cnicos propios de discoteca intentan disfrazar el cabaret franc¨¦s o pista de Las Vegas, el cl¨¢sico escenario revisteril. Con estos inventos y con una mayor audacia en la exhibici¨®n anat¨®mica, la revista intenta atraer un p¨²blico de recambio.
El ¨¦xito en este verano madrile?o de una revista tradicional como Lo tengo rubio quiz¨¢s se base, al margen de las cualidades intr¨ªnsecas de sus int¨¦rpretes, en una fidelidad casi absoluta a los c¨¢nones tradicionales; la orquesta sigue siendo orquesta, y la primera vedette y los actores siguen entablando frecuentes di¨¢logos con el p¨²blico.
Los sketches que constituyen la trama argumental var¨ªan entre el t¨®pico de la escena m¨¦dico-paciente femenina, hasta una original recreaci¨®n de la Lysistrata, de Arist¨®fanes, que, vista en clave del humor tradicional de la revista, chistes de doble sentido, anacronismos y exagerada gesticulaci¨®n, y continuas referencias sexuales, consigue momentos de basta, pero efectiva comicidad. Entre los n¨²meros coreogr¨¢ficos Tabaco y cerillas.
De Lo tengo rubio pueden sacarse sabrosas consecuencias sobre el momento actual de la revista, salvo las excepciones citadas; los libretistas y m¨²sicos especializados en este arte est¨¢n necesitando tomar nuevos aires y nuevas situaciones, abandonar un poco escenas y personajes excesivamente manoseados que, si siguen consiguiendo el aplauso del p¨²blico, es ¨²nicamente gracias a la composici¨®n que realizan los int¨¦rpretes, excelentes int¨¦rpretes de la revista a los que se les ofrecen pocas posibilidades para salir de su encasillamiento, pero que ponen en cada funci¨®n de manifiesto una amplia gama de recursos. En este caso habr¨ªa que citar, al lado de Addy Ventura, a Rub¨¦n Garc¨ªa y Luis Calder¨®n.
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