Estamos sin un duro
Quinientos ochenta mil millones de pesetas es el d¨¦ficit comercial espa?ol previsto. Y yo, encima, debo la letra del pisochalet.Estas noticias suele soltarlas el Gobierno en agosto, para que pasen m¨¢s inadvertidas, porque el personal suele estar buceando en Agua Amarga, y debajo del agua, aunque sea amarga, se nota menos el d¨¦ficit de la balanza de pagos. Jos¨¦ Ram¨®n Alonso dice que el turismo, este a?o, es angustioso. Yo creo que ni siquiera es angustioso. O sea, que no hay turismo. Para lo de la letra del pisochalet he ido a la Bolsa, a ver si alg¨²n amigo agiotista hab¨ªa hecho una buena jugada y me prestaba la pasta. Pero los financistas estaban todos suicid¨¢ndose en el bar con aguas minerales de las que salen en la tele.
La Bolsa est¨¢ hecha una pena. Le pido el dinero a un conocido especulador, de ¨¦sos que tienen un concepto del urbanismo madrile?o exactamente contrapuesto al del genial y malogrado Rafael Leoz:
-Dios te ampare, macho. La pasta la tengo toda en Suiza. Aqu¨ª, con este calor, se deval¨²a mucho.
Ni una turista por Neptuno para hacerle el toco-mocho. Las suecas est¨¢n en Marruecos ligando infieles, porque han descubierto que el espa?ol no era m¨¢s que una p¨¢lida aproximaci¨®n a s¨ª mismo. El verdadero espa?ol moreno y racial es el marroqu¨ª. Mi ¨²ltima esperanza es la portera de casa, que recibe divisas del chico, que lo tiene en Alemania de laminador.
-Nada, se?orito, todo viene por la ventanilla y nosotras no disponemos de nada.
El pueblo sabe que cuando el dinero pasa por la ventanilla, por cualquier ventanilla, siempre pierde grados. Al dinero de los pobres, como a la sidra, no le sienta bien viajar. El dinero de los ricos, en cambio, engorda camino de Suiza, como el de mi amigo el especulador.
En las piscinas de Arturo Soria y del Manzanares no hay m¨¢s que dependientas de vacaciones. Ni una turista de las de antes, aqu¨¦llas que ven¨ªan a Madrid a que Pepe Hierro les explicase las jarchas ¨¢rabes y el macarra pict¨®rico (los que trabajan por el Prado) les explicase el Greco. Encima, a orilla del Manzanares huele a la sociedad del desperdicio y s¨®lo veo a Lope de Vega lav¨¢ndose los pies bajo el Puente de Segovia:
-Don Lope, que el Imperio de be seiscientas mil de vell¨®n.
-?Son Austrias qui¨¦nes os gobiernan?
-Borbones, mi se?or.
-Pues probad otra vez con los Austrias, que a m¨ª no me fue mal.
Demasiado tarde. Llamo por tel¨¦fono a Arespacochaga para decirle que el r¨ªo huele fatal, porque como ¨¦l suele ir en helic¨®ptero no le llega el efluvio, pero me dicen que el se?or alcalde est¨¢ en la Casa de Vacas, tratando de arreglar lo de Pavill¨®n. Aunque nadie tiene un duro, s¨ª parece que hay gente interesada en prorrogar ilegalmente la concesi¨®n a la sala de fiestas para que Sara Lezana pueda seguir llevando all¨ª ?el furor del pueblo?, que es el slogan que le han sacado a la folkl¨®rica. Para furor del pueblo S¨¢nchez Montero, que est¨¢ reci¨¦n salido de la c¨¢rcel, o sea que a ver si le contrata Pavill¨®n para dar un mitin al personal que cena de tres tenedores.
-?Y usted cree que Pavill¨®n debiera volver a ser la Casa de Vacas?
-Yo llenar¨ªa de vacas Pavill¨®n y que alternen con el personal. No le veo otra soluci¨®n al pleito. Y no ser¨ªa la primera vez que una vaca cantaba o se tomaba un g¨¹isqui en Pavill¨®n.
Tampoco en Pavill¨®n, ya de madrugada, hay un buen amigo a quien contarle lo de la letra. Me consuelo pensando en el Gobierno, que debe casi seiscientos mil millones. Y a ¨¦sos si que la letra les va a vencer muy pronto.
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