A trav¨¦s del mon¨®culo
El general Sp¨ªnola ha sido dejado en libertad por falta, al parecer, de ?indicios racionales? sobre su supuesta participaci¨®n en el intento de levantamiento del 11 de marzo de 1975 y en las actividades del ?movimiento? derechista, el ?democr¨¢tico para la liberaci¨®n de Portugal?, cuya creaci¨®n, o inspiraci¨®n, ¨¦l mismo se atribuy¨® cuando estaba en el exilio. No cabe duda de que tanto la personalidad del l¨ªder visible del 25 de abril, respetada por muchos sectores del pa¨ªs -a pesar de las acusaciones y del cartel de ?fascista? que le ha colgado el Partido Comunista-, como el deseo del se?or Soares de evitar que la situaci¨®n de Sp¨ªnola se convierta en una nueva piedra de la discordia en Portugal, han jugado un rol determinante en la liberacI¨®n del general del mon¨®culo. Por lo dem¨¢s, la c¨¢rcel s¨®lo pod¨ªa contribuir a aumentar su prestigio, o sus posibilidades de figura de ?reserva?; algo que seguramente: no pretenden el se?or Soares ni el presidente Eanes.Desde hace tiempo, en muchos c¨ªrculos pol¨ªticos europeos -sobre todo en los de izquierda- se afirma que Portugal se ha ?ido a la derecha ?. Naturalmente, nadie funda esa tesis en los resultados de las elecciones legislativas de 1975, ni en los de las presidenciales de este a?o, sino en la gravitaci¨®n relativamente modesta que ha pasado a tener el Consejo de la Revoluci¨®n, especialmente despu¨¦s del fallido golpe de Estado de noviembre pasado, al que no habr¨ªa sido completamente ajeno, seg¨²n se afirm¨® en Lisboa, el Partido Comunista. Ahora la actitud del Gobierno ante el general Sp¨ªnola puede servirle a algunos para alimentar la teor¨ªa. Para un bando o para el otro, Sp¨ªnola sigue siendo un elemento propagand¨ªstico de primer orden.
Lo que parece claro es que los ensayos moderadores del Gobierno -y el de la puesta en libertad del militar es significativo-, no son acatados de buen grado por la izquierda. El se?or Cunhal ha hecho de Sp¨ªnola uno de los principales blancos de sus ataques -a falta quiz¨¢s. de otros m¨¢s a mano, o m¨¢s permitidos por el poder-, y la ultraizquierda, o el marxismo ?independiente?, ha llegado a¨²n mucho m¨¢s lejos que el propio Cunhal, como se vio el martes 10 en la Asamblea. Para esos grupos, Sp¨ªnola deber¨ªa haber sido colocado de inmediato frente al pelot¨®n. En cuanto a la actitud de la izquierda militar, resulta ilustrativo el hecho de que a ra¨ªz de las discusiones que en las ¨²ltimas horas se han promovido sobre ese asunto en el Consejo de la Revoluci¨®n esta madrugada, dos de sus integrantes hayan perdido su mando al frente de las regiones del Sur y del Centro. Y eso para no hablar de los traslados, o de las salidas del Consejo de integrantes de otros grupos ideol¨®gicos de la organizaci¨®n.
Se puede decir as¨ª que el retorno de Sp¨ªnola le ha servido al presidente para afianzar a¨²n m¨¢s su poder sobre el aparato militar. Tal circunstancia debe ser tenida en cuenta al juzgar los motivos que indujeron a Sp¨ªnola a adelantar la fecha de su regreso a Lisboa. Conviene considerar tambi¨¦n que el actual ministro de Defensa, Firmino de Miguel, y en parte el propio Eanes, estuvieron, en los primeros tiempos de la revoluci¨®n, mucho m¨¢s cerca de Sp¨ªnola que de hombres como Otelo Saraiva de Carvalho o Vasco Gongalves. Esto no significa que haya habido ahora un acuerdo previo entre Eanes y Spinola. Por el contrario, Eanes se ha manifestado en varias ocasiones en contra de la presencia de Sp¨ªnola en Portugal, y en cualquier caso ha dicho que se le aplicar¨ªa ?todo el peso de la ley?, igual que al comandante, que no es precisamente santo de su devoci¨®n. Pero si no hubo acuerdo, lo que s¨ª se puede pensar es que la vuelta del general est¨¢ siendo muy bien aprovechada, como elemento ?provocador?, para despejar el panorama militar, y no s¨®lo por el lado de la izquierda, sino tambi¨¦n por el de la derecha, ala a la que pertenece, por ejemplo, uno, por lo menos, de los ?dimitentes? del Consejo, el brigadier Pires Veloso, comandante de la regi¨®n militar del Norte, que de todas formas conserva su mando. La maniobra se dirigir¨ªa, en consecuencia, contra una instituci¨®n, que, como el Consejo, puede, a¨²n ?purgada?, interferir demasiado en la relaci¨®n del presidente con el Gobierno, y en la del Gobierno con la Asamblea y los jefes militares. Resta saber cu¨¢l ser¨¢, a corto y mediano plazo, la reacci¨®n de esta estructura militar en v¨ªas de sometimiento. Por el momento se puede pensar que quiz¨¢s se consiga, por medio de un general, consolidar en Portugal el esquema de un Gobierno civil m¨¢s en consonancia con la idea del poder en Europa.
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