Nueva exhibici¨®n del Madrid
El Real Madrid respondi¨® a la expectaci¨®n despertada en M¨¢laga ante su partido frente al Pe?arol. Se esperaba su juego t¨¦cnico y brillante, y ¨¦se fue, precisamente, el que hizo, y el que le permiti¨® golear, por segunda vez en una semana, al equipo uruguayo. Su concepci¨®n de juego r¨¢pido, raso, desde atr¨¢s y con apoyo constante de la Iinea de centrocampistas le llev¨® a una victoria que, por espectacular, se recordar¨¢ mucho tiempo.Los madridistas comenzaron el partido de manera arrolladora. Los ataques se sucedieron, y las jugadas se resolvieron ante la misma boca del gol. Jensen, Santillana y Guerini penetraron hasta los dominios de Fossati, sin que el Pe?arol pudiera reaccionar. Fue en el minuto doce cuando los aurinegros lograron inquietar, por primera vez, a Miguel Angel por dos veces consecutivas.
Esto no cort¨® el brillante juego del Madrid, que continu¨® su acoso en busca de un temprano gol. Para ello lanz¨® a los laterales en apoyo de los extremos. Pirri y Breitner llevaban el juego de abanico a las bandas para posteriormente profundizar hacia el ¨¢rea rival. La defensa uruguaya, impotente para detener el aluvi¨®n de juego. tuvo que recurrir al juego sucio para evitar los goles en contra. Jensen cay¨® al suelo fulminado, cuando ya el Pe?arol hab¨ªa cometido el penalti, por un pu?etazo de Olivera, a quien el ¨¢rbitro no dud¨® en mostrarle la tarjeta roja.
Contra diez hombres en el bando contrario, el Madrid jug¨® a placer. Aprovech¨® cualquier resquicio para iniciar la penetraci¨®n, e hizo lo que quiso en sus ofensivas. Los goles se sucedieron, y al descanso lleg¨® con la final asegurada, al igual que hace una semana ocurriera en La Coru?a frente a este mismo equipo.
En la continuaci¨®n, l¨®gicamente, el rendimiento madridista fue menor en raz¨®n de que no hac¨ªa falta arriesgar m¨¢s y agotar a los jugadores. No obstante, el Madrid sigui¨® mand¨®n en el centro del campo, pero los ataques no llegaron hasta la misma raya de gol. Finalizaban con tiros lejanos, sin arriesgar lo m¨¢s m¨ªnimo, conocida, adem¨¢s, la dureza de la defensa rival, pero el juego sigui¨® con color blanco.
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