Actores y maquilladores tratan de "vender" el "mejor" presidente a los norteamericanos
Una vez elegidos los componentes de cada ?ticket? electoral, las maquinarias de los dos grandes partidos pol¨ªticos se pusieron en marcha para ?vender? a los ciudadanos el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos. Y este a?o, el medio por excelencia para vender esta especial mercanc¨ªa ser¨¢ la televisi¨®n.Aunque los dem¨®cratas parten con ventaja, seg¨²n los sondeos de opini¨®n, la agresividad demostrada por los republicanos en los ¨²ltimos d¨ªas hace presagiar una campa?a electoral muy agitada, cuyas principales batallas se librar¨¢n en los debates televisivos. El desaf¨ªo entre los dos candidatos tom¨® un nuevo inter¨¦s cuando se anunci¨® ayer que tambi¨¦n los aspirantes a la vicepresidencia, Mondale y Dole, est¨¢n dispuestos a enfrentarse dial¨¦cticamente ante las c¨¢maras.
Los estados mayores de ambos partidos negociar¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas las condiciones de estos encuentros y se pondr¨¢n de acuerdo sobre qui¨¦n ser¨¢ el patrocinador de los debates. La Liga femenina de votantes se ofreci¨® para patrocinarlos, as¨ª como el club de prensa de Washington. Tambi¨¦n deben coincidir los dos partidos en qui¨¦n ser¨¢ el moderador, posiblemente un periodista de prestigio.
Los debates en la televisi¨®n
Todos los especialistas coinciden en se?alar que estos debates televisivos ser¨¢n muy diferentes de los que mantuvieron en 1960, John Kennedy y Richard Nixon. En aquella ocasi¨®n, la utilizaci¨®n de la televisi¨®n como medio de propaganda pol¨ªtica, a trav¨¦s del enfrentamiento directo entre los adversarios, no tenia precedentes. Ahora, en cambio, los estrategas de ambos partidos conocen lo suficiente de t¨¦cnicas televisuales para aconsejar a sus candidatos sobre la actitud a adoptar ante las c¨¢maras, la forma de vestirse, etc. Un deficiente asesoramiento de Nixon en 1960 le cost¨®, seg¨²n la opini¨®n general, perder las elecciones frente a Kennedy, que dio mejor imagen en las pantallas.
Decisi¨®n de Ford ?muy arriesgada?
La decisi¨®n del presidente Ford de desafiar a Jimmy Carter a debatir ?cara a cara? los problemas del pa¨ªs y sus diferentes soluciones fue considerada en los c¨ªrculos del Partido Republicano como ?muy arriesgada?. Nunca un presidente en el poder hab¨ªa aceptado enfrentarse a su adversario ante la televisi¨®n. Por otra parte, Ford lleva dos a?os de vida p¨²blica, con las ventajas e inconvenientes que esto lleva consigo, y deber¨¢ enfrentarse a Carter, un desconocido hace s¨®lo unos meses, que aventaja al presidente en 25 puntos en los porcentajes de popularidad hechos por los grandes institutos de opini¨®n p¨²blica.
En cambio, para un especialista de ciencia pol¨ªtica, de la Universidad de Nueva York, el doctor Schlessinger. ?Ford s¨®lo puede salir ganando de estos debates?. Otros especialistas coinciden en se?alar que la decisi¨®n de Ford fue acertada y que, dada la situaci¨®n actual de los polls de opini¨®n, la ¨²nica posibilidad de un ¨¦xito republicano es jugar fuerte y arriesgarse a un enfrentamiento con el candidato dem¨®crata ante todo el pa¨ªs.
Seg¨²n pudo saberse, fue Ford personalmente quien incluy¨® en su discurso de aceptaci¨®n de la candidatura republicana las palabras de desaf¨ªo a Carter, y lo s¨®lo hora y media antes de pronunciar este discurso, en el que el presidente sorprendi¨® por su oratoria y que fue calificado como ?el mejor discurso pronunciado por el presidente?.
El teatro de la pol¨ªtica
Un periodista y un actor retirado fueron los ocultos art¨ªfices de esta alocuci¨®n. Robert Hartmann, periodista amigo de Ford, escribi¨® la versi¨®n inicial del discurso, que luego fue remodelado por el presidente. Por otra parte, un ex actor c¨®mico, Don Penny, que se incorpor¨® al staff de la Casa Blanca a principios de este a?o, asesor¨® a Ford sobre los gestos y movimientos que deb¨ªa hacer mientras hablaba ante la convenci¨®n republicana. El presidente pronunci¨® el discurso dos veces con anterioridad, ante una c¨¢mara de televisi¨®n, y luego estudi¨® la cinta de v¨ªdeo junto a Don Penny, corrigiendo los principales defectos.
Desde ahora, la preocupaci¨®n de los estrategas de los dos partidos consiste en contratar a los mejores t¨¦cnicos en maquillaje, vestuario, iluminaci¨®n, etc. Temas como la temperatura de la habitaci¨®n y la situaci¨®n de las c¨¢maras ser¨¢n tambi¨¦n discutidos detalladamente por los especialistas de cada partido, deseosos de dar las m¨¢ximas ventajas a su candidato.
Si bien Ford no destac¨® hasta ahora por sus habilidades oratorias, tambi¨¦n es cierto que tiene una amplia experiencia como abogado y que particip¨® con frecuencia en debates en la C¨¢mara. Carter carece de esta experiencia oratoria, si se except¨²a su campa?a para gobernador de Georgia, y en m¨¢s de una ocasi¨®n fue puesto en aprietos por alguna pregunta inesperada de los periodistas.
De los 150 millones de norteamericanos con derecho a voto, se calcula que casi 40 millones no est¨¢n registrados y que, por tanto, no podr¨¢n votar el 2 de noviembre, De los 110 millones restantes, se espera que 25 millones se abstendr¨¢n de acudir a las urnas, con lo que la cifra aproximada de votantes ser¨¢ de 85 millones de personas.
Las estad¨ªsticas de afiliaci¨®n a los dos grandes partidos indican que un 46 por 100 pertenece al Partido Dem¨®crata, mientras que los republicanos s¨®lo cuentan con el 22 por 100. La estrategia del Partido Republicano, por tanto, debe ser intentar atraerse a los independientes y a los moderados de las filas dem¨®cratas.
L¨ªneas de cada campa?a
En cuanto a las l¨ªneas generales de la campa?a, est¨¢ claro que los dem¨®cratas basar¨¢n la suya en la necesidad de un nuevo liderazgo para el pa¨ªs, despu¨¦s de ocho a?os de administraci¨®n republicana, y que utilizar¨¢n al m¨¢ximo el esc¨¢ndalo de Watergate para pedir a los votantes un relevo en la Casa Blanca.
Por su parte, los republicanos intentar¨¢n convencer al electorado de que Carter es un ?liberal? que subir¨¢ los impuestos, provocar¨¢ nuevos gastos gubernamentales y no podr¨¢ controlar la inflaci¨®n. Intentar¨¢n crearle problemas con los sectores cat¨®licos y otros grupos ¨¦tnicos y religiosos y, sobre todo, buscar¨¢n desunir al Partido Dem¨®crata, atray¨¦ndose a su ala m¨¢s conservadora, a la vez que airear¨¢n los ¨¦xitos econ¨®micos de Ford como un atractivo para el ciudadano medio.
La campa?a electoral comenzar¨¢ oficialmente el 6 de septiembre, festividad del labour day, y el primer debate televisivo entre Ford y Carter tendr¨¢ lugar tres semanas despu¨¦s.
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