Azar y control en los medios audiovisuales
Los cr¨ªticos de los medios audiovisuales hemos contribuido a crear una mitolog¨ªa en torno a los autores y obras excepcionales que no deja de tener puntos d¨¦biles a pesar de haber prestado un gran servicio para difundir las realizaciones minoritarias y educar al espectador exigente. La perfecci¨®n no es una conquista inmutable, sino una meta dif¨ªcil y ¨¢spera, que no siempre se consigue, y de la que nadie tiene la exclusiva, ni los grandes maestros. Luis Bu?uel afirm¨® en una ocasi¨®n que las pel¨ªculas de primera calidad incluyen, a menudo, partes insufribles y penosas, mientras que ni la peor realizaci¨®n carece de cinco minutos sublimes, por lo menos.Estas dosis de triunfo y miseria -conscientes o inconscientes, da igual- nos sit¨²a ante la parte aleatoria o involuntaria de los productos visuales. El material formado por el gui¨®n, los decorados, los actores, la historia, se deja dominar hasta cierto punto, y son muy raros los autores que logran controlar al cien por cien sus trabajos. Los m¨¢s grandes conocen (mejor que ning¨²n cr¨ªtico) sus debilidades y limitaciones, y se mueven dentro de los m¨¢rgenes seguros, esperando la llegada de ese resto -inspiraci¨®n, suerte, Iluminaci¨®n repentina...- que garantizar¨¢ el acierto completo, dentro de lo que cabe.
Los mejores t¨¦cnicos no ignoran estas respuestas imprevistas del material que ninguna tecnolog¨ªa conseguir¨¢ domesticar en su integridad, y saben la necesidad de mantener una actitud humilde ante estas revelaciones. El registro visual de la realidad incluye siempre componentes imprevisibles que se cuelan entre las rendijas de lo familiar.
Las cr¨ªticas habituales no pueden recoger estos pormenores porque el espacio es limitado y hay que ocuparse, especialmente, de aspectos informativos y de establecer una m¨ªnima jerarqu¨ªa entre los distintos elementos, dejando para estudios monogr¨¢ficos aquellos otros temas, merecedores tambi¨¦n de una atenci¨®n minuciosa. De vez en vez, alguna obra aislada merece los honores de ser seleccionada, precisamente por esta irrupci¨®n del azar que nos permite asistir a unos momentos excepcionales en un conjunto plano y sin m¨¦ritos relevantes, y, por las mismas razones, es necesario destacar el tropiezo de un maestro que no ha conseguido dominar un encargo concreto por esta especial rebeli¨®n.
La cr¨ªtica es necesaria -o al menos parece serlo-, pero no quedar¨ªa completa su funci¨®n sin dejar de insistir en estos huecos, verdaderas excepciones a las reglas, que permiten la irrupci¨®n del misterio y de los factores incontrolados en trabajos que nunca pueden ni deben convertirse en maniobras burocr¨¢ticas donde todo est¨¢ previsto, sino en luchas desesperadas sin garant¨ªa contra una materia huidiza y rebelde, como la misma vida humana que pretende fijar y representar.
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