Arrestados tres polic¨ªas italianos acusados de presunta subversi¨®n
El fiscal militar en funciones, de Padua, se?or Rosin, envi¨® ayer ?comunicaciones judiciales? a los vicebrigadieres Stefano Verdini, 25 a?os, y Alfonso Mapzi, 23 a?os, del destacamento Celere, el cuerpo de r¨¢pida intervenci¨®n de la polic¨ªa por presunta actividad subversiva. Se ampl¨ªa con esta medida la encuesta judicial abierta el lunes pasado con el arresto del capitan Salvatore Margherito, 26 a?os, acusado de sedici¨®n.El episodio ha alarmado a los pol¨ªticos, volviendo a poner sobre el tapete el problema de la desmilitarizaci¨®n de la polic¨ªa y la sindicaci¨®n o defensa de sus derechos laborales. Socialistas, radicales, republicanos y democristianos, quieren que el ministro del Interior, Francesco Cossiga, informe al Parlamento sobre lo ocurrido, y sobre todo cumpla con la promesa de acelerarla reforma de la funci¨®n de la polic¨ªa, y las Fuerzas Armadas, en un Estado verdaderamente democr¨¢tico. No menos sensible al problema se ha demostrado el mismo primer ministro Giulio Andreotti, quien ayer recibi¨® al fiscal general militar Foscolo.
Incluso el l¨ªder radical Marco Pannellar ha dado fe a Andreotti de su ?sensibilidad y positiva atenci¨®n por el car¨¢cter no epis¨®dico de la actuaci¨®n inaudita, por m¨¢s que habitual, de la Fiscal¨ªa militar de Padua?.
Los comunistas est¨¢n cautos y prudentes, si no moderados, polemizando hoy con la ?llamada ultraizquierda?, contra su ?simplicismo y demagogia?, y pidiendo iniciativas unitarias y responsables. Los comunistas se preocupan por que en los cuarteles no se creen en este momento situaciones de tensi¨®n que perjudicar¨ªan el proceso ya puesto en marcha para la reforma de la polic¨ªa, dando pretexto a la derecha para invocar la disciplina, el orden y ?los valores de la patria?, y no hacer as¨ª ninguna reforma.
Aunque por ahora sea prematuro hablar de delitos de ?sedici¨®n? y ?mot¨ªn?, se ha comenzado a indagar sobre la vida privada del destacamento Celere, de Padua, unos 800 hombres que lo mismo act¨²an en Cerde?a en la batalla contra los bandidos o en el terremoto de Friuli, que son llamados a sofocar manifestaciones sindicales y estudiantiles o evacuar los inquilinos de una casa. Lo cierto es que en el cuartel estos ¨²ltimos meses se crearon dos bandos: tradicionalistas contra hombres nuevos. Por las paredes se lleg¨® a escribir ?fuera la margarita roja de los prados verdes?, aludiendo claramente al capit¨¢n Margherito. Contra desconocidos ha abierto el juez militar un procedimiento por insulto a oficiales.
Los hombres nuevos no se resignan a ser solamente los hombres de la porra, quieren el reconocimiento de sus derechos civiles. No quieren que la tropa d¨¦ vueltas por media Italia con una indemnizaci¨®n diaria de 150 pesetas y los oficiales reciban mil cien.
El a?o pasado, el Tribunal Supremo de Garant¨ªas Constitucionales, reconoci¨® la constitucionalidad del art¨ªculo 182 del C¨®digo Militar. Seg¨²n ¨¦l, para un juez es un delito exasperar a los guardias, dici¨¦ndoles que son unos explotados, aunque la intenci¨®n sea hacer propaganda del sindicato.
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