Un problema de poder en la Iglesia
Marcel Lef¨¨vre, ya desde su posici¨®n de obispo de Dakar (Senegal) en 1962 comenz¨® a constituir una seria oposici¨®n para el socialismo humanista de los dirigentes del Senegal de aquella ¨¦poca.Obispo de Tulle al a?o siguiente, monse?or Lefebvre se manifiesta partidario de mantener el h¨¢bito talar en los sacerdotes. M¨¢s tarde se distingue por sus repetidos consejos que da a sacerdotes y fieles para que celebren u oigan la misa en lat¨ªn. En el Concilio Vaticano II tom¨® parte activa, pero comenz¨® a significarse por sus posturas integristas, aunque firm¨® la casi totalidad de las actas (este argumento es utilizado ahora por el Papa en contra del obispo contestatario). Terminado el Concilio, y despu¨¦s de renunciar a su sede, fund¨® un seminario en Econe (Suiza), en el que se ofrece a los seminaristas una formaci¨®n que dice inspirarse en el Concilio de Trento y acusa de herej¨ªas al Vaticano II. Refuta las doctrinas del Vaticano II y las reformas y orientaciones posconciliares en las que ve una ?traici¨®n a la fe?, reh¨²sa la ?iglesia reformada y liberal? en nombre de la fidelidad a la tradici¨®n y fundamenta su postura en el ?deber de desobedecer?. ?No nos sentimos obligados por obediencia a las novedades que van contra la tradici¨®n y amenazan nuestra fe?, escribir¨¢ en un documento dirigido a la opini¨®n p¨²blica. La acusaci¨®n de herej¨ªa al Vaticano se extiende a Pablo VI en cuanto que aplica sus doctrinas, sobre todo las referentes a materias lit¨²rgicas. Monse?or Lefebvre considera que la ¨²nica regulaci¨®n de la liturgia verdaderamente cat¨®lica es la del misal de San P¨ªo V. El Papa Pablo VI le invita repetidas veces a deponer sus actividades y a expresar con alg¨²n signo su adhesi¨®n al sucesor de Pedro y al Colegio Episcopal. El 29 de junio de este a?o, el inspirador del seminario de Econe orden¨® 13 sacerdotes y di¨¢conos sin tener en cuenta las prohibiciones formales expresadas por el Pont¨ªfice. El Papa Pablo VI suspende, por fin, a divinis a monse?or Lef¨¦bvre el 22 de julio por su ?excesivo tradicionalismo?.
A la suspensi¨®n a divinis, monse?or Lefebvre responde convocando una misa integrista en Lille. Esta decisi¨®n la apoyan un centenar de asociaciones de cat¨®licos tradicionalistas de Francia, quienes consideran nulas las sanciones contra el obispo, a la vez que afirman su ?fidelidad a la Iglesia Cat¨®lica, Apost¨®lica y Romana de San P¨ªo V y su catolicismo tradicional?.
La sanci¨®n provoca diversas reacciones y comentarios en la opini¨®n p¨²blica francesa. Estas reacciones parecen orientarse en dos direcciones: o bien se cargan las tintas sobre la cuesti¨®n de las formas lit¨²rgicas, particularmente en el uso del lat¨ªn, o bien se pone de relieve el contraste entre las dos corrientes opuestas que contestan al Papa y a los obispos: una en nombre de la tradici¨®n, como en el caso de monse?or Lefebvre, y otra en nombre del porvenir, que invoca la perfecci¨®n del Concilio Vaticano II.
La opini¨®n m¨¢s generalizada, sin embargo, es la que interpreta el caso como un conflicto interno de poder en la Iglesia. En un pa¨ªs en descristianizaci¨®n, como es Francia (y en cierta medida tambi¨¦n Espa?a, pa¨ªs en el que no hace mucho pronunci¨® monse?or Lefebvre una conferencia) el caso ha llegado a interesar a amplios sectores de la opini¨®n p¨²blica por tratarse de una cuesti¨®n de principios, que concierne a la fuente y a la concepci¨®n del poder. La iglesia institucional se encuentra con un grave problema de entendimiento del poder. Seg¨²n este sistema tendr¨¢ que producirse la excomuni¨®n del obispo Lefebvre o producirse la anarqu¨ªa. La jerarqu¨ªa cat¨®lica no ha encontrado todav¨ªa otra salida para solucionar estas tensiones que se nos ni muestran en estos d¨ªas, como fantasmas del medioevo.
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