Una pol¨ªtica exterior sin dogmas
Al proclamar, el 1 de octubre de 1949, la Rep¨²blica Popular China, Mao Tse-tung declaraba: ?Este Gobierno est¨¢ dispuesto a establecer relaciones diplom¨¢ticas con todo Gobierno extranjero que desee observar los principios de igualdad, beneficio mutuo y respeto rec¨ªproco a la integridad territorial y la soberan¨ªa?. Sin embargo, tanto las afinidades ideol¨®gicas como la ?guerra fr¨ªa? que dominaba las relaciones internacionales impulsaban al nuevo Gobierno a alinearse junto a la URSS, a ?ponerse de un lado?, como ya hab¨ªa advertido el propio Mao-pocos meses antes, en la lucha entre los dos campos en que se hallaba dividido el mundo. Por otra parte, en Estados Unidos la ?p¨¦rdida de China? hab¨ªa desatado una violenta reacci¨®n de los republicanos contra la Administraci¨®n dem¨®crata que, en consecuencia empezaba a amenazar con dirigir los mecanismos coercitivos de las Naciones Unidas contra la reci¨¦n nacida Rep¨²blica. Al poco tiempo, la guerra de Corea reduc¨ªa pr¨¢cticamente la pol¨ªtica exterior china a sus relaciones con el bloque socialista.La Conferencia de Bandung en abril de 1955, que marc¨® la aparici¨®n de afro-asiatismo en la escena internacional, proporcion¨® a Pek¨ªn la ocasi¨®n para diversificar sus con tactos internacionales. Chu En-lai, que encabezaba la representaci¨®n china fue, sin duda una de las figuras estelares de la Conferencia. La delegaci¨®n de Pek¨ªn dio su apoyo incondicional a los ?cinco principios de la coexistencia pac¨ªfica?, los Panch Shila de Neliru, que a la larga se convertir¨ªan en una de las piezas claves de la diplomacia china. De especial trascendencia ser¨ªan las conversaciones con Nasser, que llevaron un a?o m¨¢s tarde al establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre los dos pa¨ªses, y que proporcionaban a Pek¨ªn un punto de apoyo en Africa.
La ?desestalinizaci¨®n? iniciada en el XX Congreso del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, cogi¨® por sorpresa a los dirigentes chinos, que en un principio guardaron silencio, sobre los cr¨ªmenes de Stalin y finalmente publicaron un art¨ªculo, Sobre la experiencia hist¨®rica de la dictadura del proletariado, en el que, aunque admit¨ªan que el dirigente sovi¨¦tico hab¨ªa cometido errores graves, insist¨ªan en que hab¨ªa sido un gran marxista-leninista.
Un a?o m¨¢s tarde, durante la visita de Mao Tse-tung a la URSS con motivo del cuarenta aniversario de la Revoluci¨®n de Octubre, empezaron, todav¨ªa de forma encubierta, a plantearse las primeras divergencias ideol¨®gicas entre los dos pa¨ªses. Desde entonces la situaci¨®n se deteriorar¨ªa progresivamente. Las iniciativas sovi¨¦ticas en pro de la coexistencia pac¨ªfica destinadas a mejorar sus relaciones con los Estados Unidos sin que estos, por su parte hicieran la menor concesi¨®n respecto al r¨¦gimen de Pek¨ªn, empezaron a alarmar seriamente a los dirigentes chinos.
El conflicto
Las cr¨ªticas de Khrushchev a las comunas chinas, la denuncia unilateral por parte de la URSS del acuerdo secreto chino-sovi¨¦tico relativo a las armas nucleares, y la retirada de t¨¦cnicos, la neutralidad rusa en la disputa chino-india son los distintos hitos que van llevando a una ruptura que parece consumarse en octubre de 1961 cuando Chu. En la que asist¨ªa al XXII Congreso del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, abandona Mosc¨² antes de que este hubiera sido clausurado, tras depositar en la tumba de Stalin una corona con la inscripci¨®n Al gran marxista- leninista.
En oto?o de 1960, S¨¦kou Tour¨¦, presidente de Guinea visita la Rep¨²blica Popular China, seguido poco despu¨¦s por Kwanie Nkrumah, presidente de Ghana. En 1963, Chu En-lai emprende un largo periplo por las principales capitales africanas, al tiempo que Pek¨ªn aumenta su ayuda econ¨®mica al Tercer Mundo, a pesar de sus dificultades internas.
A partir de noviembre de 1964, la ca¨ªda de Khruschev supuso una tregua moment¨¢nea en la tensi¨®n chino-rusa. Sin embargo, cuando qued¨® claro que el nuevo equipo continuaba la misma l¨ªnea de su predecesor, Pek¨ªn reemprendi¨® su campa?a contra ?el khrushchevismo sin Khrushchev?.
Un asiento la ONU
Mientras tanto, la intervenci¨®n creciente de las fuerzas estadounidenses en Vietnam hab¨ªa ido enrareciendo las relaciones, ya muy deterioradas, entre Washington y Pek¨ªn hasta llegar a amenazar con una confrontaci¨®n directa entre los dos pa¨ªses. A principios de agosto de 1964 se multiplican en China las manifestaciones antiamericanas por los incidentes del golfo de Tonk¨ªn y el bombardeo de objetivos situados en Vietnam del Norte. En Pek¨ªn se va abriendo paso la idea de aceptar la guerra contra el imperialismo americano.
El 3 de septiembre de 1965, el entonces ministro de Defensa Nacional, Lin Piao, publicaba un largo art¨ªculo con el t¨ªtulo Viva el triunfo de la guerra popular, en el que, tras resaltar las tesis mao¨ªstas sobre el establecimiento de bases revolucionarias en las zonas rurales para desde ellas cercar las ciudades.
El 2 de marzo de 1969 los, guardias fronterizos chinos y sovi¨¦ticos se enfrentanen la isla de Chenpo con p¨¦rdidas humanas por ambas partes. Los incidentes de este tipo se suceden en los meses siguientes a lo largo de la frontera, culminando en el enfrentamiento armado del 13 de agosto de 1969, que caus¨® numerosas v¨ªctimas.
Los conflictos territoriales con la URSS se entrecruzan as¨ª con los ideol¨®gicos. Un mes m¨¢s tarde Kosyguin, de vuelta de los funerales por Ho Chi Minh, se detiene en Pek¨ªn para entrevistarse con Chu En-lai. Los enfrentamientos armados cesan pero contin¨²a, la lucha ideol¨®gica.
El IX Congreso del Partido Comunista Chino, que puso fin formalmente a la revoluci¨®n cultural, marca el comienzo de una nueva ofensiva diplom¨¢tica de Pek¨ªn, que le llevar¨ªa al primer plano de la pol¨ªtica mundial, y que podemos dividir en dos fases. La primera desde abril de 1969 al oto?o de 1970, dedicada a la restauraci¨®n de los lazos diplom¨¢ticos que China hab¨ªa desarrollado ya antes de la revoluci¨®n cultural y en la que se reanudan las relaciones con los pa¨ªses socialistas, con los afroasi¨¢ticos y con vanos occidentales a nivel de embajadores. La segunda, caracterizada por una nueva orientaci¨®n m¨¢s pragm¨¢tica cuyos frutos m¨¢s importantes han sido, primero, el reconocimiento del Gobierno de Pek¨ªn como leg¨ªtimo representante del pueblo chino en las Naciones Unidas y, poco despu¨¦s, el giro radical de la pol¨ªtica estadounidense, iniciado con el hist¨®rico viaje de Nixon en febrero de 1972 y secundado por sus principales aliados, que supone de hecho el fin del aislamiento internacional de la Rep¨²blica Popular China.
Aunque Pek¨ªn siga predicando a nivel te¨®rico la estrategia mundial de la revoluci¨®n, dirigida contra las dos superpotencias, en la pr¨¢ctica el nuevo enfoque parece apoyarse m¨¢s en los intercambios comerciales, la cooperaci¨®n t¨¦cnica y la ayuda econ¨®mica.
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