La derecha, sin l¨ªderes
SEIS EX MINISTROS de Franco, de los que s¨®lo Manuel Fraga puede decir sin rubor que ha llevado a cabo actos m¨ªnimamente liberales o liberalizadores de gobierno, han suscrito un manifiesto en nombre de una denominada Alianza Popular. En este mismo n¨²mero publicamos ¨ªntegra la declaraci¨®n. No se la pierdan: no se puede decir menos en m¨¢s espacio. Ignoramos qu¨¦ popularidad real pueden reunir hoy estos ex gobernantes. Con la excepci¨®n hecha, el resto de los aliados es la flor y nata del integrismo-intelectual, cultural, religioso, pol¨ªtico y econ¨®mico. L¨ªderes que nada tendr¨ªan que envidiar a la derecha extrema de los partidos neofascistas de Europa.Los firmantes del manifiesto son los representantes ver¨ªdicos del franquismo. Lo dem¨¢s -Gir¨®n, Blas Pi?ar, Iniesta- es folklore. Aqu¨ª est¨¢, en cambio, representado lo mejor del ideal totalitario de la religi¨®n y la pol¨ªtica. Y aspiran a rentabilizar electoralmente lo que ellos piensan es su gran capital: el miedo de las clases medias y peque?os burgueses a las consecuencias del cambio pol¨ªtico.
El manifiesto que han hecho p¨²blico es -decimos- toda una delicia. Ahora resulta que aqu¨ª se hunde todo o casi todo. Falta decir qui¨¦n tiene la culpa de que se hunda. Las crisis econ¨®mica y pol¨ªtica se unen, nos avisan quienes han dirigido pr¨¢cticamente la econom¨ªa y la pol¨ªtica de este pa¨ªs durante los ¨²ltimos quince a?os. ?Es una ingenuidad? ?Es una torpeza? Los males econ¨®micos que padece el pa¨ªs no se han originado este mes, ni este a?o, sino a?os atr¨¢s. Para qu¨¦ hablar de los pol¨ªticos. Estos se?ores que han prohibido, perseguido y vapuleado a los partidos, hoy forman uno; y ¨¦stos que han denunciado, encarcelado y vejado a los ciudadanos que firmaban manifiestos, hoy redactan el suyo. Ministros que se sentaban en el Gobierno que concedi¨® los cr¨¦ditos a Matesa, claman noy contra la corrupci¨®n y la evasi¨®n de capitales. Los que lo hac¨ªan cuando asesinaron a Carrero, cuando las explosiones de la calle del Correo o del Capit¨¢n Arenas, hablan de un ambiente de inseguridad y de deterioro del orden p¨²blico. Y quienes firmaron, solidariamente, ejecuciones que desataron la ira de los partidos conservadores europeos, aspiran ahora a homologarse con ellos. No nos parece mal, pero nos parece tonto.
No alcanzamos a comprender qu¨¦ pinta en toda esta historia la figura de Manuel Fraga, aliado a tres de sus peores enemigos hist¨®ricos y pol¨ªticos: Federico Silva, Laureano L¨®pez Rod¨® y Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora. Contra quienes piensan que ha encontrado su sitio natural, el que la historia y la naturaleza le destinaban, hay que decir que m¨¢s bien parece haber sido v¨ªctima una vez m¨¢s de una gran trampa. Fraga tiene, desde luego, derecho a equivocarse de nuevo, pero quienes no deben hacerlo una vez m¨¢s son los espa?oles.
Esta Alianza Popular va a presentarse a un proceso electoral -quiz¨¢s- o va antes a intentar derribar el Gobierno para sentarse sus miembros otra vez en las poltronas del poder. Y se despachan con una opci¨®n ?democr¨¢tica y reformista?. Seguramente la que ofreci¨® el viernes pasado el se?or Fern¨¢ndez de la Mora en el Consejo Nacional del Movimiento: la democracia org¨¢nica, o sea, la que hemos tenido durante cuarenta a?os.
Habr¨¢ que volver en d¨ªas sucesivos a analizar lo no analizable: la falta de contenido pol¨ªtico real que este manifiesto tiene. La cantidad de lugares comunes, de frases hechas y lenguaje huero que recuerda los mejores tiempos del nacionalsindicalismo y de la tecnocracia desarrollista. Y para qu¨¦ hablar de la capacidad de unos pol¨ªticos que pretenden, financiados por la gran Banca, ?defender los intereses de los trabajadores? y que no tienen empacho moral en mezclar los t¨¦rminos ?comunismo y terrorismo?, en momentos que requerir¨ªan, al menos, un cierto rigor cient¨ªfico.
Esto, se?ores, que acaba de hacer su presentaci¨®n en sociedad no es, desde luego, el centro, como candorosamente se autodefine, y ni siquiera el centro derecha. Esto no es, tampoco, la derecha espa?ola. Es la m¨¢s pura esencia del neofascismo: su lenguaje, sus premisas, sus maneras, sus personas. Los firmantes del escrito han hecho, no obstante, un gran favor al pueblo, pues han contribuido a la clarificaci¨®n pol¨ªtica. Y han regalado al Gobierno la mejor de las cartas posibles. El Gabinete Su¨¢rez parec¨ªa preocupado por la oportunidad electoral que esta alianza tuviera. Vamos a decir que, a nuestro juicio, la tiene muy escasa. La derecha espa?ola, hasta donde es posible conocerla, es m¨¢s moderna que todo eso. No acertamos a comprender que haya empresarios, financieros, intelectuales, profesionales, comerciantes y clases medias de nuestro tiempo que est¨¦n dispuestas a avalar con su sufragio semejante c¨²mulo de pasados sin retorno como en el manifiesto anidan. Ahora se ha delimitado un vac¨ªo pol¨ªtico que es preciso llenar: el vac¨ªo de la derecha aut¨¦ntica de este pa¨ªs. La derecha respetuosa con las libertades democr¨¢ticas, sin mala conciencia ni afanes de grandeza. La derecha defensora de unos intereses v¨¢lidos aunque discutibles, concretos y no gen¨¦ricos: intereses de clase y de parte, como son los de la izquierda. La derecha capaz de hablar con los partidos de izquierda -el comunista incluido-, de pactar y dialogar sobre medidas concretas, con el deseo prioritario de construir la convivencia y no de seguir gobernando siempre.
Esta Alianza Popular, en cambio, no es sino la alianza de las sombras del franquismo hist¨®rico. El del Opus Dei, la Acci¨®n Cat¨®lica, la Falange, el corporativismo y el Estado de Obras todo junto. El del esp¨ªritu de Cruzada. Y ser¨ªa lastimoso contemplar que los verdaderos l¨ªderes de la derecha espa?ola tienen tan poca creatividad pol¨ªtica que est¨¢n dispuestos a financiar operaci¨®n tan poco rentable, tan inactual, tan triste, que, por no cambiar nada, pretende no cambiar ni los perros ni los collares.
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