Una comedia musical en el caf¨¦-teatro

Los caf¨¦s-teatro tienen como presupuesto b¨¢sico lo que se llama ambiente. Se va en grupo, tras una cena m¨¢s abundante de lo habitual y regada de otra forma. El ambiente de los caf¨¦s-teatro est¨¢ predispuesto. Por eso, al menor ingenio er¨®tico-musical, la gente entre copa y copa, lo pasa bien. Se r¨ªe, se divierte, ve un poco de muslo, algo de tetamen, un par de chistes pol¨ªticos, y en paz. El caf¨¦-teatro es eso. Las ambiciones iniciales de hacer teatro-teatro en un caf¨¦-whisker¨ªa se quedaron en intento, porque cuando la gente va a tomar una copa y a ver un espect¨¢culo, va s¨®lo a eso: a ver un espect¨¢culo y a tomar una copa.En estas historias verd¨ªsimas, de Antonio D'Olano, hay de todo un poco. Hay su sal y su gracia; su chiste pol¨ªtico, su canci¨®n y su ?Ay b¨¢, ay b¨¢, ay babilonio ... ?. Y sobre todo, su problema tur¨ªstico, planteado con gracia y que, sin duda, en ambiente cargado, dar¨¢ su resultado esc¨¦nico. El propio autor califica su obras de comedia musical. Y en efecto, son una serie de historias tejidas al hilo de la m¨²sica que tienen como ¨²nico objetivo lo que el propio Antonio D'Olano dice en su presentaci¨®n, siguiendo a Voltaire: ?Todos los estilos son buenos, excepto el aburrido.? Esto es lo que D'Olano ha pretendido sin m¨¢s ambici¨®n: conseguir que se pase un buen rato. Y lo consigue con la ayuda de tres hermosas mujeres: Virginia Mateo, Ana M¨®nica y Katherine Bassetti.