Ford escribir¨¢ sus memorias
Los vencidos en la elecci¨®n presidencial del pasado martes, Gerald Ford, Robert Dole y el Partido Republicano en pleno, comienzan a pensar c¨®mo organizar¨¢n su futuro.El presidente Ford no tendr¨¢, en principio, problemas de tipo econ¨®mico. A los 63.000 d¨®lares anuales de pensi¨®n que le conceden las leyes norteamericanas por haber ocupado la Casa Blanca deben sumarse otros 40.500 d¨®lares al a?o, que recibir¨¢ como pensi¨®n por sus veinticinco a?os de trabajo en la C¨¢mara de Representantes. En total, algo m¨¢s de 100.000 d¨®lares al a?o (unos siete millones de pesetas) mientras viva.
Adem¨¢s, Ford tiene derecho a instalar una peque?a oficina, con algunos empleados, a expensas del Gobierno federal, derecho a la utilizaci¨®n gratuita del correo y protecci¨®n del Servicio Secreto por el resto de su vida.
De momento, la principal preocupaci¨®n del presidente saliente es d¨®nde fijar su residencia.
Jugar al golf y escribir sus memorias parece que ser¨¢n las dos principales actividades de Gerald Ford en los pr¨®ximos a?os. Un ayudante de confianza del presidente comenz¨® ya a ordenar y empaquetar los papeles personales de Ford, de los que obtendr¨¢ el material para trabajar en un libro de memorias.
En cuanto a Robert Dole, ex candidato republicano a la vicepresidencia, se reincorporar¨¢ en enero al Congreso, dada su condici¨®n de senador por Kansas, con mandato hasta 1980.
La principal ocupaci¨®n de Dole en estos d¨ªas es desmentir las informaciones que aseguran que fue su presencia en el ?ticket? electoral republicano lo que provoc¨® la derrota de Ford. Algunos recientes sondeos de opini¨®n muestran, en efecto, que el perd¨®n otorgado a Richard Nixon y la inclusi¨®n de Robert Dole, un ultraconservador, en su candidatura fueron las dos cosas que m¨¢s perjudicaron al presidente.
Por ¨²ltimo, el Partido Republicano, derrotado no s¨®lo en las elecciones presidenciales, sino tambi¨¦n en las legislativas (Senado y C¨¢mara de Representantes) y en las de gobernadores estatales, deber¨¢ replantearse seriamente su funci¨®n en la pol¨ªtica norteamericana, despu¨¦s de ocho a?os en el poder. Hasta ahora, aunque la legislaci¨®n estaba en manos del Congreso, de mayor¨ªa dem¨®crata, los republicanos ten¨ªan el arma del veto presidencial, pero en los pr¨®ximos cuatro a?os su intervenci¨®n aparece como poco menos que nula.
Por otra parte, el Partido Republicano se encuentra sin l¨ªderes. Ni Ford (63 a?os), ni Reagan (65 a?os) est¨¢n en condiciones de presentarse candidatos a las pr¨®ximas elecciones presidenciales y su misi¨®n se limita presumiblemente a labores propagand¨ªsticas del partido. Howard Baker, Jesse Helins, James Thompson y Richar Lugar podr¨ªan estar entre los aspirantes a las nominaciones republicanas para 1980, pero antes el partido debe reunificarse y activar sus esfuerzos para las pr¨®ximas elecciones legislativas, dentro de dos a?os.
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