Muri¨®, un torero "legionario"

La muerte de Carnicerito de Ubeda ha sido la noticia de la semana taurina. El accidente fuera de los ruedos se cobra muchas vidas entre la torer¨ªa. Carnicerito fue un diestro que sabore¨® las mieles del triunfo, pero que no pudo disfrutarlas hasta el empalago, pues las empresas que configuran el monopolio no le dieron las suficientes oportunidades para que entrara en la ronda de las ferias, con ganado de garant¨ªa y sustanciosos honorarios. Por el contrario, tuvo que ser torero de corte ?legionario?, enfrentado a reses de edad y poder¨ªo; su nombre ocup¨® muchas veces los carteles de las duras corridas veraniegas en la plaza de Madrid, donde lleg¨® a conquistar triunfos incuestionables. Pero de nada le llegaron a valer.En Am¨¦rica est¨¢n algunos de los espadas espa?oles haciendo la temporada de invierno, y aunque es cierto que cumplen, sus actuaciones a¨²n quedan lejos de ser verdaderamente triunfales. S¨®lo el Ni?o de la Capea ha obtenido ¨¦xitos de los que pueden dejar huella, y ha ganado el trofeo ?Sol de Oro?, como triunfador del abono de Caracas. Esta semana se han dado a conocer tambi¨¦n algunos otros premios a triunfadores de ferias diversas. El de Valladolid ha sido para El Regio. Es significativo este ¨¦xito de un diestro relativamente modesto (ha sumado veinticuatro actuaciones en toda la temporada), en una feria donde la inmensa mayor¨ªa de participantes eran las primeras figuras del momento. El jurado que otorg¨® los premios de Valladolid hizo constar tambi¨¦n en el fallo su disconformidad con la falta de trap¨ªo y de fuerzas de casi todas las reses que se lidiaron en la feria. A este respecto recordamos la corrida que hab¨ªa despertado mayor expectaci¨®n, el mano a mano Camino-Roberto Dom¨ªnguez, la cual transcurri¨® en medio de un esc¨¢ndalo may¨²sculo, precisamente por la falta de presencia y fortaleza del ganado.

Y como siempre, de un mes para ac¨¢ (o m¨¢s), esta semana la comidilla en el mundillo taurino sigui¨® siendo la muerte misteriosa de los victorinos ?Qui¨¦n fue el autor? Se espera con impaciencia el resultado, no tanto para se?alar con el dedo al culpable como para que quede en buen lugar el honor de tantos como vienen siendo objeto de sospechas y cuyos nombres corren de boca en boca.