La "nueva derecha" democristiana gana puntos
El secretario general de la Democracia Cristiana, Benigno Zaccagnini, critic¨® ayer en Florencia las tesis de la nueva derecha de su partido.Por su parte, Aldo Moro, cortando por lo sano, ha convocado el Consejo Nacional del partido para el 10 de diciembre. El caso de Massimo de Carolis fue como la piedra lanzada en un estanque.
De Carolis, l¨ªder de la derecha democristiana y de la burgues¨ªa lombarda, de cuarenta a?os, elegido diputado en junio pasado con 150.000 votos, antes de efectuar un viaje a Canad¨¢, dijo, en una entrevista al diario radical-socialista La Rep¨²blica, que hab¨ªa llegado la hora de los choques frontales y cruentos con el Partido Comunista. De Carolis dijo tambi¨¦n a los afiliados al Rotary Club milan¨¦s: ?En vez de jugar al bridge, inventaros una cultura pol¨ªtica. Los tranviarios saben m¨¢s que vosotros de pol¨ªtica.?Este fuerte impulso hacia una nueva derecha que, a la larga, configure a la Democracia Cristiana como un partido conservador, sube desde el centro hacia el norte del pa¨ªs. En Tur¨ªn, el l¨ªder es el conde Luigi Rossi de Montelera (el industrial del vermouth y del champagne), elegido en las elecciones de junio, con 143.000 votos. El provecto es formar un cartel de partidos de la burgues¨ªa y de las clases medias. Ante una Democracia Cristiana insegura y sin iniciativa se dan cita conservadores, liberal-dem¨®cratas, intelectuales antimarxistas, cat¨®licos de derechas, peque?os y medios industriales afectados por el plan de austeridad, republicanos, liberales y socialdemocr¨¢ticos, moderados sin ideas, negociantes fascistas en crisis. El portavoz de la operaci¨®n es el diario de Indro Montanelli, Giornale Nuovo, que tira casi 200.000 ejemplares, fundado en 1974 por un grupo de periodistas de derechas que abandonaron Corriere della Sera.
Si el marco sociol¨®gico parece claro, m¨¢s complicado y confuso se delinea el pol¨ªtico. La Democracia Cristiana, a estas alturas, no puede presentarse como un bloque de orden, ni introducir guerras de religi¨®n, tensiones ideol¨®gicas o maniqueismos pasados de moda, destinados s¨®lo a alimentar un clima de enfrentamiento civil. Zaccagnini le ha dicho a De Carolis que la DC no puede ser el partido de las tertulias bien de Mil¨¢n.
Seg¨²n el republicano La Malfa, detr¨¢s de De Carolis estar¨ªa Fanfani con una estrategia ?aventurera? que, si llega a afirmarse, meter¨ªa al pa¨ªs en una espiral dram¨¢tica.
La situaci¨®n se presenta dif¨ªcil. Un Gobierno de izquierdas con la Democracia Cristiana en la oposici¨®n no asegurar¨ªa la reversibilidad de un r¨¦gimen democr¨¢tico. Con los neofascistas partidos por la mitad, una Democracia Cristiana de derechas se llevar¨ªa un 44 % y el sistema democr¨¢tico quedar¨ªa paralizado.
Ante este proyecto, la izquierda italiana trata como puede de conjurar el peligro. Moro volver¨¢ a proponer como ¨²nica salida la reedici¨®n del centro-izquierda a los socialistas Y si estos quieren sobrevivir, no tendr¨¢n m¨¢s remedio que aceptar. Andreotti, mientras tanto, quiere mantenerse, aunque sea precariamente, hasta las elecciones europeas de 1978.Tara esas fechas, Umberto Agnelli, que acaba de celebrar una reuni¨®n de su grupo, cuenta con preparar una Democracia Cristiana de las clases medias, laica, homog¨¦nea con los dem¨¢s partidos democristianos europeos y afines conservadores franceses y brit¨¢nicos.
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