El Parlamento brit¨¢nico discute la "devoluci¨®n de poderes" a Escocia y Gales

El debate constitucional m¨¢s importante al que se haya enfrentado el Reino Unido en los ¨²ltimos 250 a?os comenz¨® ayer en el Parlamento con la introducci¨®n de la legislaci¨®n laborista que pretende devolver poderes ejecutivos a las Asambleas de Escocia y de Gales. La presentaci¨®n del proyecto de ley coincide con la publicaci¨®n en un diario de Escocia de los resultados de una encuesta que muestra que el 44 % de los escoceses no s¨®lo quieren devoluci¨®n, sino que votar¨ªan por su independencia si se les diera oportunidad.

Un porcentaje parecido -el 43%- precisa que la defensa de Escocia debe pasar cuanto antes a las manos de su propio Gobierno, aunque m¨¢s de la mitad de los que respondieron a la encuesta considerar que en cualquier caso, con independencia o sin ella, es conveniente que la reina Isabel siga siendo jefe del Estado.La encuesta ha sido realizado por un peri¨®dico laborista, el Daily Record, el de mayor venta en Escocia. El resultado ha sorprendido antes que nada al propio diario que es un defensor entusiasta de la ideas devolucionistas que el Gobierno quiere poner en pr¨¢ctica para los nacionalistas, el punto de vista recogido por el Daily Recor entre sus numerosos lectores "refleja el esp¨ªritu de lo que el pueblo escoc¨¦s piensa acerca de su futuro".

El Partido Nacionalista Escoc¨¦s (SNP) espera que la ley de devoluci¨®n fracase en el Parlamento. Si la ley falla, dijo ayer uno de los representantes del partido, nuestras posibilidades de seguir ganando votos en Escocia son muy grandes, y esto se demostrar¨ªa en las pr¨®ximas elecciones generales. El SNP pas¨® de controlar el 5 % de los votos de los escoceses en 1966 a ganar m¨¢s del 30 % en las elecciones de 1974. La mayor parte de esos votos los ha obtenido a expensas de liberales y conservadores, aunque desde 1970 los laboristas tambi¨¦n han sufrido las consecuencias de la campa?a nacionalista, que se basa en el slogan el petr¨®leo de Escocia. La reivindicaci¨®n m¨¢s poderosa del SNP se refiere, en efecto, a la necesidad que tienen los escoceses de controlar por completo sus recursos energ¨¦ticos, mientras que Londres estima que debe mantener su predominio ejecutivo en esa esfera.

Los nacionalistas galeses, que tienen menos fortaleza parlamentaria que sus colegas de Escocia, no esperan tampoco demasiado de la ley devolucionista. Consideran que se sigue considerando al Pa¨ªs de Gales como ?un Estado de segunda categor¨ªa? respecto de Escocia, y piensan que las posibilidades legislativas que les dar¨ªa la devoluci¨®n de poderes son m¨ªnimas. La posici¨®n de los galeses en la discusi¨®n de esta ley es bastante d¨¦bil, porque, al rev¨¦s que los escoceses ellos no cuentan en los Comunes con el apoyo de los laboristas de su provincia, que se muestran contrarios a la propuesta de su Gobierno. Los laboristas galeses m¨¢s militantes, como Neil Kinnock, consideran que la devoluci¨®n s¨®lo ser¨ªa ¨²til si afectase al resto de las regiones de Gran Breta?a, en lugar de establecer privilegios econ¨®micos y pol¨ªticos para dos provincias determinadas del Reino Unido. Otra de las razones que hacen que cuando se hable de ?devoluci¨®n? los ingleses se refieran casi ¨²nicamente a Escocia es la diferencia que existe entre las perspectivas econ¨®micas de ambas regiones, una de las cuales, con los beneficios de su petr¨®leo, puede resolver el futuro de la balanza comercial del Reino Unido en menos de un cuatrienio.