Las relaciones de Feijoo con la m¨²sica
Hace poco se ha cumplido el tercer centenario del nacimiento de Benito Jer¨®nimo Feijoo, el insigne escritor cuya doctrina significa el primer intento de apertura europeista en la intransigente y postrada Espa?a de los a?os que precedieron y siguieron a la guerra de sucesi¨®n.
El pol¨ªgrafo gallego se anticipa con su curiosidad sin l¨ªmites al movimiento ilustrado que iba a luchar, por poco tiempoeso s¨ª, contra el aislamiento intelectual y cient¨ªfico de la Espa?a de los ¨²ltimos Austrias.El esp¨ªritu abierto del monje benedictino, su pensamiento liberal, han quedado expresados en los vol¨²menes de su Teatro Cr¨ªtico Universal y en las Cartas eruditas y curiosas.
No pod¨ªa estar la m¨²sica ausente de la preocupaci¨®n de Feijoo, m¨¢xime cuandopor lo dilatado de su vida (1676-1764), asiste a la transici¨®n del arte barroco al neoclasicismo. Aunque en nuestro pa¨ªs el per¨ªodo neocl¨¢sico, en lo musical, no tuvo la eclosi¨®n arrolladora de otros pa¨ªses europeos, s¨ª se produjo un cambio apreciable en formas y estilos a lo largo del siglo XVIII.
Pero, en este aspecto, como ya ha indicado Le¨®n Tello en su magn¨ªfico estudio La teor¨ªa espa?ola de la m¨²sica en los siglos XVII y XVIII, la actitud de Feij¨®o es francamente conservadora.
El hecho de que el sabio monje haya vivido aislado, lejos de la Corte, entre San Juli¨¢n de Sarnos, L¨¦rez, Poyo, Eslonza y San Vicente de Oviedo, aparte los tres a?os (1695-98) que estudia en Salamanca, significa un fuerte impedimento para tomar contacto con lo m¨¢s avanzado de la m¨²sica espa?ola de la ¨¦poca.
El canto llano
En las Cartas eruditas hay alg¨²n material para determinar las opiniones musicales de Feijoo, pero su doctrina puede extraerse, claramente del Discurso sobre la m¨²sica en los templos, que figura como cap¨ªtulo catorce del primer tomo del Teatro cr¨ªtico. All¨ª se manifiesta dedidido partidario de la austeridad expresiva y la elevaci¨®n religiosa del canto llano, la gran constante musical del medioevo espa?ol, sustrato del mejor arte de un Cabez¨®n o un Correa de Arauxo, y presente incluso en la obra de nuestro mejor polifonista: Tom¨¢s Luis de Victoria.
No van, sin embargo, las invectivas de Fray Benito Jer¨®nimo contra el rico entramado polif¨®nico de ciertos maestros del XVII. Feijoo se lamenta de las influencias de la m¨²sica teatral italiana introducida por autores como Sebasti¨¢n Dur¨®n en la m¨²sica religiosa de la ¨¦poca.
En todo caso, para Feijoo, el ¨²nico que ha sabido juntar toda la majestad y dulzura de la m¨²sica antigua al bullicio de la moderna ha sido Antonio Literes Carri¨®n (1747), de quien piensa que el genio de su composici¨®n es m¨¢s propio para fomentar afectos celestiales.
Y es curioso que hoy lo ¨²nico que recordamos de Literes sea una canci¨®n, Confiado jilguerillo, arreglada por Pedrell para voz y piano, procedente de su zarzuela en dos jornadas Acis y Galatea (1709).
Feijoo se equivoca. Apegado a la hermosa y sencilla tradici¨®n gregoriana, no admite m¨¢s puntos accidentales que los introducidos por Literes. Y, claro, a pesar de la pedante defensa del padre Sarmiento llueven sobre ¨¦l las impugnaciones de Ma?er. Armesto. Cerbell¨®n, Corominas y otros muchos. Apologistas te¨®ricos y detractores m¨²sicos levantan una enconada pol¨¦mica, fecunda por cuanto obliga a revisar m¨²ltiples conceptos.
Feijoo estuvo en Madrid en dos ocasiones. La primera. con motivo de unas gestiones sobre su teatro cr¨ªtico, en 1725. La segunda, en 1718, pasa un mes en la Villa y Corte. Dom¨¦nico Scarlatti est¨¢ a punto de llegar a orillas del Manzanares. Nunca podr¨¢ escucharle el erudito fraile, al menos directamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.