"Vivimos en un mundo dominado por las ?cosas?"
Ricardo Campa, catedr¨¢tico italiano de Historia del Pensamiento Pol¨ªtico
EL PA?S: La revoluci¨®n industrial desempe?¨® un importante papel en la g¨¦nesis de nuestra concepci¨®n del mundo, ?no?Ricardo Campa: La idea dominante en la primera revoluci¨®n industrial era la de que el hombre deb¨ªa desarrollar los medios para dominar y transformar la naturaleza. Pero esa idea degener¨® hacia la irrealidad, hacia la creencia en la transformaci¨®n inmediata de la realidad. Al final nos hemos encontrado con una irrealidad: con una discriminaci¨®n violenta entre los que conservan un sentido de la vieja realidad y los que han perdido del todo aquel sentido. Estos son los dominadores y aqu¨¦llos los dominados.
El mundo se divide entre los que no tienen objetos y los que los tienen. Los que no tienen objetos ?tienen realidad? y los otros, los dominadores, son los que tienen objetos pero no ?tienen? realidad. El pueblo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, por ejemplo, no tiene los objetos de Occidente, pero los desea. Hasta ahora no ha podido tenerlos viviendo en la realidad tradicional. En los pa¨ªses comunistas se renunci¨® a los objetos individuales para lograr los colectivos.
EL PA?S: ?Es ¨¦sta la misma dial¨¦ctica que se da entre estados dominados y estados dominadores?
R. C.: S¨ª. Los conflictos tradicionales se han transformado. En Corea, Vietnam, etc¨¦tera, los pueblos se enfrentaban a las grandes potencias. Unas ?rep¨²blicas? son explotadas por otras para alcanzar un nivel de vida comparable a la de los estados dominadores: las grandes potencias postindustriales (la URSS y los Estados Unidos). A su vez, la din¨¢mica interna de estas dos grandes potencias expresa la existencia de grupos de presi¨®n que tienden a institucionalizar su fuerza controlando el poder. Son los grupos econ¨®micos que dominan los Estados Unidos y los grupos burocr¨¢ticos, que dominan la URSS.
EL PA?S: ?Se trata del mismo fen¨®meno?
R. C.: S¨ª. Estas dos potencias se enfrentan con un equilibrio del terror que tiene un responsable: el intelectual, el cient¨ªfico que permiti¨®, bajo una aparente asepsia que la ciencia se identificase con la elite del poder. No se ha conseguido un grado adecuado de conciencia y participaci¨®n de toda la comunidad pol¨ªtica. As¨ª se explica el anticientificismo: es una actitud de defensa a nivel emotivo y, primario Incluso la pornograf¨ªa se convierte en el ¨²ltimo grito de la naturaleza es un culto al cuerpo que se convierte en un reducto revolucionario frente a la filosof¨ªa dominante y la transformaci¨®n incesante de la realidad.
Defensa vitalista
EL PA?S: ?Estamos ante una defensa vitalista?R. C.: Siempre, en los procesos de cambio, la vida se convirti¨® en el problema central. El estoicismo, en la frontera entre el cristianismo y el paganismo es una filosof¨ªa de la vida y la muerte con un sentido de la fraternidad, y la universalidad. Los movimientos para los derechos civiles convierten en centrales temas como el aborto, en los que se cuestiona el problema de la vida.
EL PA?S: ?Cu¨¢l es entonces el papel del intelectual ante una situaci¨®n como en la que nos encontramos?
R. C.: El papel del intelectual es el de mentalizar a las masas. Es un papel org¨¢nico seg¨²n la definici¨®n de Gramsci. Es el papel del socialismo humanista al que se refiere Erich Fromm. Un papel informativo hacia la opini¨®n p¨²blica y tambi¨¦n prof¨¦tico, porque su cr¨ªtica es la profec¨ªa negativa. Los intelectuales tienen tambi¨¦n el papel plat¨®nico de elaborar el proyecto pol¨ªtico al que debieran dar su adhesi¨®n pa¨ªses que participan en comunidades ampliadas como la CEE, la OEA, los no alineados.... Este proceso intelectual expresa la tendencia hacia una toma de conciencia colectiva y total sobre la redefinici¨®n del poder. Los poderes nacionales deben ser poderes administrativos y los internacionales, verdaderamente pol¨ªticos.
EL PA?S: ?Cu¨¢l es entonces el papel de los nuevos medios de comunicaci¨®n?
R. C.: La internacionalizaci¨®n de la cultura debe conducir a la reelaboraci¨®n de un sistema de comunicaci¨®n que incorpore una t¨¦cnica semiol¨®gica que a nivel de signos o im¨¢genes produzca una cultura que sea formalmente diferente de la del pasado. Hechos como la aparici¨®n en mi pa¨ªs del diario Rep¨²blica, similar al diario EL PA?S, suponen la aparici¨®n de una nueva ?formalidad? capaz de sedimentar en signos, en proposiciones formales, un nivel de ambig¨¹edad comprensible. La nueva realidad tendr¨¢ que ser ?ambig¨¹a?, pero con un campo de variabilidad, como en la nueva f¨ªsica, donde cada grupo o comunidad se d¨¦ sus variables a s¨ª misma para intentar un proceso de cambio a nivel internacional.
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