El nivel de paro
Iba yo a comprar el pan y me encontr¨¦ al parado en la esquina, con su zambomba. Ha conseguido tocar en la zambomba el Himno de Riego y La Marsellesa.-Don Francisco, que el nivel de paro a¨²n no ha tocado techo.
Ya s¨¦ a lo que se refiere. La Banca M¨¢s Sard¨¢ ha editado una cosa explicando que el paro sigue en aumento en Espa?a. Tenemos un 49% m¨¢s de paro que en septiembre del 75. Lo de que no hemos tocado techo en el paro me parece una cosa obvia, como cas¨ª todo lo que dicen los bancos. Efectivamente, mientras no haya en Espa?a 35 millones de parados, el paro no habr¨¢ tocado techo. Pero puede ser enseguida.
Mi querido amigo y maestro Francisco Yndur¨¢in, me dice que la frase Iba yo a comprar el pan es un octos¨ªlabo castellano. Efectivamente, jefe, un octos¨ªlabo agudo, y a partir de ah¨ª a lo mejor escribo un romance para una casa de discos, que me lo ha pedido Joaquin Parejo-Diaz. Mi sue?o ser¨ªa que lo cantase Raphael. Hay que luchar todo el rato contra el ¨ªndice paro, haciendo discos, canciones, libros, manifiestos, cosas. Andr¨¦s Amor¨®s, otro sabio que anda suelto, quiere hacer algunas precisiones as¨ªmismo sobre el g¨¦nero literario a que puedan pertenecer estas cr¨®nicas que ustedes leen, y yo creo que .tanta preocupaci¨®n de la gente por mi obra tiene que responder al paro intelectual del pa¨ªs, que ¨¦sa es otra. En el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y Divagaciones Mir¨ªficas deben darles algo as¨ª como catorce pesetas diarias para investigar, y claro, con esa pasta s¨®lo tienen para tomar el autob¨²s y venirse a mi casa a investigarme a m¨ª.
La que ha venido a casa esta ma?ana y no me ha dejado tiempo para escribir la cr¨®nica ha sido una traductora belga que me est¨¢ poniendo en franc¨¦s. Era joven y mona y yo quer¨ªa sacarla a cenar por ah¨ª, pero dice que el trabajo es lo primero y todo el rato quiere hacer fichas. Por eso los del Mercado Com¨²n no tienen ¨ªndice de paro. Porque trabajan. Elemental.
Aqu¨ª vivimos en el para¨ªso del Vuelva usted ma?ana. Buero Vallejo, que es de los pocos espa?oles que no est¨¢n en paro, me cuenta una escena de la comedia que est¨¢ escribiendo sobre Larra, en la que Larra visita a Mesonero para proponerle escribir entre los dos una comedia sobre Quevedo. Larra es el gran parado de nuestro siglo XIX. Un parado que no para. Pero en todas partes le dicen Vuelva usted ma?ana. A lo mejor la que estaba parada era Espa?a. El que estaba parado no era Larra, sino nuestro siglo XIX.
El sensible actor catal¨¢n Pepe Martin va a hacer seguramente de Larra en la tele. De momento est¨¢ parado. Quise arrastrarle la otra noche al debut de Sara Montiel en Cleof¨¢s, pero estaba tiritando entremantas, cur¨¢ndose una gripe rom¨¢ntica del siglo XIX. Es lo que se dice un actor que vive sus personajes. Sarit¨ªsima me sac¨® en una canci¨®n y el personal pudo admirar veinte kilos menos de Sarit¨ªsima. Bueno, Sara y yo somos, de los pocos a los que todav¨ªa no ha alcanzado el nivel de paro. No paramos de hacer cosas.
La autoridad competente, que tampoco quiere tocar el techo del nivel de paro, ha secuestrado Las contramemorias de Franco, se dice que m¨¢s que nada por el levantado pr¨®logo de Antonio Alvarez-Sol¨ªs. A lo mejor los censores lo hacen solamente por no estar parados. Agust¨ªn de Quinto inicia una colecci¨®n que se titula Qu¨¦ se puede hacer con... El primer t¨ªtulo debiera ser Qu¨¦ se puede hacer con un parado. O con un secuestrado.
Ha venido una novelista francesa y Leguineche me invita a cenar con ella. ?Qu¨¦ se puede hacer con una novelista francesa? Lo de siempre, pero a lo mejor no se deja. Alfonso S¨¢nchez, como es un poco duro de o¨ªdo, no se ha enterado de que hay paro y cada d¨ªa escribe m¨¢s. Me saca a diario en su columna. Gracias, jefe. A ver si ahora en el 77 tocamos techo en el paro nacional con 35 millones de parados y, ya en paro, nos queda tiempo de hacer algo. El Gobierno no tiene ni idea de c¨®mo arreglarlo. Y al ¨²nico espa?ol que no paraba de hacer cosas, don Santiago Carrillo, tambi¨¦n le tienen en paro. Era un mal ejemplo para los dem¨¢s.
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