Acerca de la unidad socialista
El tema de la unidad del socialismo preocupa a todos o casi todos los espa?oles. No es un tema acad¨¦mico ni, en estas circunstancias, puede pretenderse resolverlo acad¨¦micamente. Es un tema que se refiere a intereses concretos de partido, a ideolog¨ªas muy definidas y, a veces, muy encontradas, y que ata?e tambi¨¦n a personalidades pol¨ªticas que militan en uno o en otro de los grupos socialistas. Tal y como ha hecho EL PAIS, en su editorial del pasado domingo, el tema requiere un tratamiento directo sobre los hechos y con menci¨®n concreta de los nombres de los partidos a quienes la cuesti¨®n ata?e. Pues bien, aplicando este mismo criterio directo e inmediato, hay una cuesti¨®n principal que se sobrepone a cualquier otra; ?c¨®mo lograr la unidad de los socialistas espa?oles? En principio, se podr¨ªa resolver la cuesti¨®n por un procedimiento excluyente, de manera que nos pregunt¨¢semos cu¨¢l es el partido m¨¢s fuerte, y, averiguado esto, se postulase la desaparici¨®n de los dem¨¢s, por propia resoluci¨®n, del escenario pol¨ªtico. Este es, a mi juicio, un criterio que no tiene valor ninguno en la pr¨¢ctica y que, en cierto modo, equivale a un planteamiento acad¨¦mico e idealista. No se sabe con rigor cu¨¢l es, el partido m¨¢s fuerte, en algunos casos el n¨²mero de militantes es sensiblemente igual y los vac¨ªos en cuanto se refiere a la implantaci¨®n de los partidos en el territorio del Estado suele ser parecido. Quiero advertir, antes de continuar, que no me gu¨ªa ninguna parcialidad, ambici¨®n o resentimiento. Escribo este art¨ªculo con buena voluntad y poniendo entre par¨¦ntesis cualquier elemento subjetivo que pudiera enturbiar el an¨¢lisis.Siguiendo el hilo del razonamiento, despu¨¦s de la advertencia anterior, cabe admitir que la idea de partido m¨¢s fuerte proceda no del n¨²mero de militantes o de la implantaci¨®n de la organizac¨ª¨®n, sino del poder econ¨®mico y de las estrechas relaciones con partidos socialistas o socialdem¨®cratas de otros pa¨ªses. Tambi¨¦n, en la editorial de EL PAIS antes mencionada, se alude a este hecho y, efectivamente, el PSOE, ajuzgar por la informaci¨®n que facilitan los peri¨®dicos, es un partido con grandes recursos econ¨®micos, que goza de la protecci¨®n de la Internacional Socialista y, muy concretamente, del Partido Social Dem¨®crata Alem¨¢n.
Presidente del Partido Socialista Popular
Gui¨®n y direcci¨®n: Mel Brooks. Fotograf¨ªa: Joe Ceffey. Int¨¦rpretes: Gene Wilder, Zero Mostel, Dick Shaw, Kennet Mars, Rene Taylor, Christopher Hewtt. Humor. Color. EEUU 1963. Local de estreno: Cid Campeador.
Ahora bien, no es este fundamento bastante para definir la fuerza de un partido respecto a sus militantes ni de los compatr¨ªotas que han de asistirle y en su d¨ªa votarle. Esta fortaleza puede convertirse, en cualquier momento, en debilidad frente a una opini¨®n p¨²blica cada d¨ªa m¨¢s suspicaz respecto de la influencia ajena en los asuntos propios. Es muy dif¨ªcil el decidir, a priori, sin un an¨¢lisis minucioso de los hechos, qu¨¦ partido es d¨¦ verdad m¨¢s fuerte o m¨¢s d¨¦bil y, por consiguiente, es mal criterio, tanto proceda de errores objetivos como de intereses subjetivos, defender una fortaleza dudosa, que puede desorientar o disgustar a una parte considerable de la opini¨®n p¨²blica que no milita en el socialismo, pero que quiere el triunfo de los socialistas.
Si es rechazable el criterio del m¨¢s fuerte o m¨¢s d¨¦bil y, por rece el punto de vista del comportamiento hist¨®rico como diagn¨®stico para definir el partido que tiene mayor cr¨¦dito ante la opini¨®n. A mi juicio, todos los partidos, yo dir¨ªaque de izquierdas o de derechas, han dejado una l¨ªnea muy definida de evoluci¨®n hacia el compromiso y la negociaci¨®n. Por un camino u otro, los partidos, sobre todo los de izquierdas, han tenido hasta ahora la sensatez de aceptar unas negociaciones que eviten la violencia en continuo crecimiento, hasta llegar al desorden casi absoluto. Unos lo han hecho, como el PSP, por ejemplo, manteniendo firme su permanente testimonio democr¨¢tico durante el franquismo, sus puntos de vista ideol¨®gicos y sus criterios estrat¨¦gicos como Partido Socialista de Izquierdas. Otros, como la Federaci¨®n de Partidos Socialistas, han mantenido un criterio riguroso, de modo quesin ceder, han procurado no obstaculizar el proceso hacia el compromiso para iniciar la democracia y la paz ciudadana. En resumen, que la aplicaci¨®n del criterio hist¨®rico apenas define nada en particular cuando se refiere a partidos que han aparecido hace poco a la luz p¨²blica.
?C¨®mo llegar a la unidad, cuando un an¨¢lisis subjetiva y objetivamente limpio rechaza el criterio de la mayor fuerza? Desde mi punto de vista, la unidad s¨®lo se puede conseguir adapt¨¢ndose al imperio de las circunstancias. No era lo mismoavanzar hacia la unidad cuando no se sab¨ªa si habr¨ªa elecciones, que, cuando se sabe que las va a haber. Que se vaya o no se vaya a ellas es, hasta cierto punto, secundario, pues la unidad de los socialistas es tan importante si se decide ir a las elecciones como si se decide no ir a ellas. Una vez que las elecciones est¨¢n al alcance de la mano, la cuesti¨®n fundamental para que el an¨¢lisis conserve rectitud y profundidad es la siguiente: ?En qu¨¦ t¨¦rminos influyen las elecciones de diputados y senadores para las pr¨®x¨ªmas Cortes Constituyentes en la unidad de los socialistas? Las elecciones son un hecho nuevo respecto del cual cualquier decisi¨®n pol¨ªtica importante puede cambiar de alcance y de sentido. Pues bien, las pr¨®ximas elecciones, por una parte, deben apresurar la unidad de los socialistas; por otra, la har¨¢n m¨¢s f¨¢cil. La apresurar¨¢n en cuanto no s¨®lo la opini¨®n p¨²blica, sino los propios intereses nacionales, reclamen que el socialismo espa?ol sea lo m¨¢s fuerte y coherente posible. Para conseguir la fuerza y la coherencia, nada mejor que lograr un gran n¨²mero de diputados en las elecciones o dejar un vac¨ªo en la futura C¨¢mara que la descalifique en caso de no ir a ellas. Sin unidad no existir¨¢ la prueba de que el socialismo es firme y vigoroso, y tal prueba ha de conseguirse con relaci¨®n a la piedra de toque de las pr¨®ximas elecciones. De aqu¨ª que me parezca injustificado que un partido socialista afirme que va a ir solo a las elecciones y, por consiguiente, reduzca las posibilidades de la unidad a una pol¨ªtica, en el orden de los hechos inveros¨ªmil, de sumisi¨®n por parte de los otros partidos a la t¨¢ctica electoral del que se presenta solo. Y repito que la unidad es inexcusable. La explicaci¨®n de por qu¨¦ es inexcusable alargar¨ªa demasiado este art¨ªculo, pero en la mente de todos, est¨¢ que sin la unidad del socialismo, la relaci¨®n de las fuerzas pol¨ªticas nacionales ser¨ªa sumamente quebradiza o desequilibrada.
En cuanto a las elecciones como facilitadoras de la unidad, que es la cuesti¨®n que esencialmente debatimos, parece incuestionable que habr¨¢n de ser una gran ayuda. De ir a ellas, porque la campa?a electoral obligar¨¢ al entendimiento y fraternidad frente a adversarios comunes, aumentar¨¢ la rec¨ªproca informaci¨®n y consumir¨¢ con rapidez el tiempo previo necesario para llegar a vencer las dificultades ideol¨®gicas y esclarecer qu¨¦ compromisos son aceptables y cu¨¢les no lo son. De no ir a ellas, parece indudable que la cohesi¨®n y buen entendimiento habr¨ªan de ser mucho mayores y profundos.
De este modo lo que parece dif¨ªcil se tornar¨ªa f¨¢cil o relativamente f¨¢cil, y en la propia campa?a, socialistas de izquierdas como el PSP y otros sectores socialistas se constituir¨ªan en tendencias en un gran partido unitario. Es dif¨ªcil resignarse ante la idea de que la decisi¨®n de un partido de comparecer solo a las elecciones pueda destruir la unidad que todos deseamos. M¨¢s que en la inveros¨ªmil soluci¨®n que EL PAIS formula en la editorial aludida, yo me inclino, sacrificando todo cuanto sea posible sacrificar, por el progreso real hacia una unidad del socialismo, aprovechando la ocasi¨®n de las elecciones. En estas circunstancias, que proporcionar¨¢n las. mayores posibilidades de acci¨®n y de cooperaci¨®n, se definir¨¢n por la propia fuerza de los hechos cu¨¢les son los l¨ªmites reales de lo que llamamos socialismo, cuesti¨®n que siempre quedar¨¢ negulosa si es un solo partido, que tiene estrechas vinculaciones con la socialdemocracia europea, el que pretende constituirse en eje y definici¨®n del socialismo en Espa?a.
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