Espert-Garc¨ªa ofrecen un monumental espect¨¢culo
Monumental teatro, monumental actriz, monumental espect¨¢culo, monumental director.Monumental teatro. Rehecho , reconstruido, dotado de grandes medios t¨¦cnicos, Valientemente enfrentado con la necesidad de plantearse una gram¨¢tica teatral in¨¦dita. Gran teatro de buen¨ªsima ac¨²stica y excelente visibilidad Monumental teatro.
Monumental actriz. Nuria Espert, la m¨¢s carism¨¢tica de nuestras actrices, fuerte, noble, tierna, inocente, es y ser¨¢ siempre un es pect¨¢culo per se. Su interpretaci¨®n de Mai-Gaila es un despliegue de bellezas, soberbias y gravedades Arrolla el espect¨¢culo y lo centra radicalmente en torno a su personaje. Las articuladisimas im¨¢genes que esa composici¨®n genera cul minan en la pl¨¢stica final integrando a la actriz rigurosa e inseparablemente, en la propuesta totalizadora. Nadie en este pa¨ªs, m¨¢s que Nuria Espert, puede hacer una co sa as¨ª. Monumental actriz.
Divinas palabras, de don Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n
Montaje y direcci¨®n: V¨ªctor Garc¨ªa. Int¨¦rpretes: Nuria Espert, Mar¨ªa Jos¨¦ Valiente, Salom¨¦ Guerrero, Margarita Calahorra, Teatro Monumental
Monumental espect¨¢culo. Se trata de la contemplaci¨®n, al microscopio, de un mundo de infusorios. Una dramaturgia de gran calidad sonora y visual, abstrae y erotiza las humildes vidas crucificadas por los proyectores y las obliga a luchar sin tregua bajo la obsesiva presi¨®n de unos gigantescos tubos de ¨®rgano que se deslizan en silencio, cierran y abren espa cios, se?alan y ciegan caminos amenazan y desprecian. Convertidos en rejas, en ca?ones, en soportes, esos ¨®rganos depuran un barroco combate y participan apasionadamente en las rabias, las angustias y los horrores. El bello movimiento acaba con todo. Los infusorios luchan est¨¦rilmente y que dan, una y otra vez, vencidos por los ¨®rganos relumbrantes y callados. La simplicidad de este rico barroco parece solicitar piedad en los repliegues de la conciencia espectadora. Original y exquisito, el espect¨¢culo abandona cualquier reflejo naturalista y planta una invenci¨®n pl¨¢stica, espacialmente neutra -espacialmente internacional, mejor dicho-, para universalizar la acusaci¨®n de crisis social y el sufrimiento de las gentes marginadas. Esto lo logra. Nadie va a olvidar este espect¨¢culo. Monumental espect¨¢culo.
Monumental director. V¨ªctor Garc¨ªa tiene una gran capacidad para visualizar subjetividades. Es un genial arquitecto que utiliza madera, metal, luz y seres huma nos para construir sus fara¨®nica propuestas. La de ahora es una superceremonia. Una ?expresi¨®n por las formas? que era, seg¨²n Artaud, el intento de reconciliar el teatro con el universo. El camino de Garc¨ªa, el camino ?artaudiano? ser¨ªa el de doblar la realidad humana con la inhumanidad de las fuerzas ocultas que mueven el mundo. Por eso los textos le resultan accesorios ya que concede la gloria creadora al director y no al autor. Las biograf¨ªas de V¨ªctor Garc¨ªa dicen que ya de ni?o improvisaba sin texto en su Tucum¨¢n natal. As¨ª contin¨²a, m¨¢s o menos, fiel a su infancia, enriquecida con t¨¦cnicas de ?arquitecto o alquimista?. De las primeras nace el gusto por las estructuras ins¨®litas y de las segundas la reelaboraci¨®n permanente de las texturas musicales y sonoras. Monumental director.
En estas condiciones se salvan el teatro, la actriz y el director con su espect¨¢culo. Hacen m¨¢s que salvarse. Crecen de tal forma que todo lo dem¨¢s desaparece. Los actores giran pobre y d¨¦bilmente en torno a Mari-Gaila, imit¨¢ndola en sus formalidades. La gran calipedia de V¨ªctor Garc¨ªa -?Calipe dia?, como se sabe, es la ciencia de crear grandes y hermosos descendientes- levanta la direcci¨®n a un rango protag¨®nico que no deja espacio m¨¢s que para Nuria, y condena a los dem¨¢s a una especie de coro raps¨®dico bastante menor y generalmente inaudible. Y ya en loquecido por su amor de padre Garc¨ªa cae- por supuesto brillantemente, y por supuesto monu mentalmente- en la inevitable tentaci¨®n del erotismo escenogr¨¢fico. Ya s¨¦ que es la moda, pero algunos directores, algunos actores y algunas actrices se est¨¢n comportando como si fuesen ellos los inventores del fornicio. No hay m¨¢s remedio que desenga?arlos aclar¨¢ndoles, como a peque?os analfabetos, que eso no es exacto. El tal fornicio es anterior a ellos e incluso, aunque se asombren, anterior a Tespis:
En compensaci¨®n a este lunar infantil, hay en este espect¨¢culo, algo que s¨ª es de V¨ªctor Garc¨ªa: un lenguaje dram¨¢tico, un lenguaje po¨¦tico personal, de cierta belleza. Ah¨ª s¨ª que el director nos llena plenamente con su creaci¨®n. R¨¢fagas lacerantes s¨ªntesis de gran expresividad, esplendores barrocos, equilibrios, imaginaci¨®n, revelaciones... Una gran jornada, si se hubiese estudiado algo... (Una ¨²ltima y m¨ªnima nota que quiz¨¢s s¨®lo interesase a algunos raros curiosos o a ciertos testarudos eruditos: estas maravillas han sido levantadas, seg¨²n los programas, utilizando como vago pretexto un texto de don Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n, ?Divinas palabras?, que puede consultarse f¨¢cilmente en cualquier librer¨ªa, incluso en las cercanas al teatro. L¨¢stima que el se?or Garc¨ªa no lo haya hecho...)
Babelia
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