Crosland, un hombre leal a s¨ª mismo

Ayer, Anthony Crosland, el intelectual m¨¢s puro del laborismo brit¨¢nico, segu¨ªa en estado muy cr¨ªtico en el hospital de Oxford, donde est¨¢ desde el domingo, e incluso se agrav¨® durante las ¨²ltimas horas, seg¨²n comunic¨® el Foreign Office. Los brit¨¢?icos se han resignado a perder los servicios pol¨ªticos; del autor de El futuro del socialismo. Su mujer no quiere que se mantengan las d¨¦biles esperanzas que existen por medios artificiales, y rechaza la idea de una operaci¨®n desesperada. El Gobierno pierde, casi irremisiblemente, a un ministro de Relaciones Exteriores que le dio nuevas perspectivas a la pol¨ªtica internacional brit¨¢nica. Cuando el pasado lunes, una cena organizada por Callaghan para recibir a Mario Soares estuvo presidida por la ausencia de Crosland, la tristeza de los comensales pod¨ªa notarse sobre todo entre los laboristas que estuvieron presentes.Para el Partido Laborista, la p¨¦rdida es incalculable. Pocos de sus amigos en el seno del partido consideran que en caso de una hipot¨¦tica recuperaci¨®n la dolencia cerebral que padece Crosland le permita volvera la pol¨ªtica activa. El partido, pues, se enfrenta con el problema de elegir a un nuevo candidato a diputado por la ciudad de Grimsby, la zona pesquera que representa este hombre de 58 a?os. Acaso sea esa la cuesti¨®n menos importante.
Los socialistas, antes que nada
Lo crucial es que con ¨¦l los laboristas pierden a lo que el izquierdista lan Mikardo llama ?un hombre leal a s¨ª mismo?. La frase de Mikardo se completa diciendo que siendo ?leal a s¨ª mismo?, el ministro cuya vida est¨¢ ahora en peligro, tambi¨¦n fue obediente a las intenciones de sus votantes.
En el mundo de las relaciones internacionales, la posici¨®n de Crosland siempre ha sido la de escuchar -sobre todo en lo que respecta a la cuesti¨®n espa?ola- a lo que la maquinaria laborista ten¨ªa que decir. Como ministro de Exteriores, ¨¦l pod¨ªa haber impedido, por razones diplom¨¢ticas, el viaje de Michael Foot a Espa?a cuando se celebr¨® el primer congreso espa?ol del PSOE de la posguerra. Sin embargo, pas¨® por alto las presiones que recibi¨® y no se interpuso. Para Crosland, lo que import¨® en aquel momento fue el partido y su apoyo a Felipe Gonz¨¢lez y a los socialistas espa?oles. Con Felipe Gonz¨¢lez, Crosland mantuvo una larga conversaci¨®n en octubre del a?o pasado en Blackpool. Un laborista que recuerda, aquel encuentro es quien nos ha hablado de las relaciones de Crosland con su partido.
En el plano europeo, Crosland no hab¨ªa mostrado supol¨ªtica de generosidad hacia las incipientes democracias del Sur por una cuesti¨®n diplom¨¢tica. Sus repetidas declaraciones sobre la necesidad de que Europa se abriera a esas nuevas: democracias respond¨ªan a su condici¨®n intelectual. A pesar de sus conocimientos econ¨®micos -su nombre sonaba para suceder a Denis Healey en el Ministerio de Hacienda este mismo verano-, sus criterios europe¨ªstas eran los de un pol¨ªtico y no los de un economista. Por eso le tra¨ªa sin cuidado que Espa?a y Portugal fueran pa¨ªses poco c¨®modos econ¨®micamente para la CEE cuando ?su importancia pol¨ªtica puede ser tan crucial para el continente?.
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