En el centenario de Crist¨®bal Oudrid
Fue el autor de "El sitio de Zaragoza"
Se cumple dentro de pocos d¨ªas, exactamente el 13 de marzo, el primer centenario de la muerte en Madrid del compositor Crist¨®bal Oudrid, uno de los fundadores de la zarzuela espa?ola. Se puede afirmar esto porque, aunque el g¨¦nero musical dram¨¢tico espa?ol tiene su origen en las representaciones cortesanas del palacio de La Zarzuela durante el siglo XVII, tal como lo conocernos y concebimos todav¨ªa hoy, su punto de partida proviene de las representaciones del Instituto de Madrid, hacia mediados del pasado siglo.En estas primeras piezas l¨ªricas destaca la m¨²sica de dos maestros: el madrile?o Rafael Hernando y el extreme?o Crist¨®bal Oudrid. A ellos seguir¨¢n muy pronto los Gaztambide, Caballero, Barbieri y algunos m¨¢s. La zarzuela, como g¨¦nero, acababa de nacer.
Una frase del tratadista y compositor decimon¨®nico Antonio Pe?a y Go?i (La ¨®pera espa?ola y la m¨²sica dram¨¢tica en Espa?a en el siglo XIX) nos aclara la situaci¨®n: ?Si se fueran a establecer las diferencias hist¨®ricas que existen entre la zarzuela de El Pardo y nuestra zarzuela actual, podr¨ªa decirse fundamentalmente que mientras la ¨®pera italiana mat¨® a aqu¨¦lla en su cuna, ¨¦sta naci¨® precisamente al calor de la ¨®pera italiana.? La opini¨®n de Pe?a y Go?i es certera, pues desde la llegada de los Borbones al trono espa?ol el arte musical se hab¨ªa desarrollado bajo el imperio de la moda italiana. Y tambi¨¦n es verdad que, ampar¨¢ndose en el estilo oper¨ªstico italiano y la afici¨®n de la sociedad espa?ola a esta forma art¨ªstica pudieron nuestros compositores desplegar un arte m¨¢s modesto, m¨¢s ligero, que arraig¨® profundamente en todas las clases sociales, hasta el punto de poder decirse que la zarzuela es el ¨²nico g¨¦nero de cierto nivel art¨ªstico verdaderamente popular en nuestro pa¨ªs. Un pa¨ªs depauperado y en decadencia como la Espa?a decimon¨®nica no pod¨ªa dar frutos superiores a la zarzuela. Por otra parte, gracias al esfuerzo de una serie de m¨²sicos de admirable talento e intuici¨®n, notables improvisadores e inspirados melodistas, lleg¨® a producir algunas obras maestras que nos emocionan todav¨ªa hoy.
Crist¨®bal Ot¨ªdr¨ªd se nos presenta como uno de los adelantados, estrenando en 1849 su Palo de ciego y Misterios de bastidores. Hab¨ªa nacido en Badajoz el 7 de febrero de 1825. Su abuelo, un emigrado flamenco, particip¨® junto a Napole¨®n en la batalla de Waterloo. Como tantos otros m¨²sicos de la ¨¦poca, fue Oudrid un autodidacta. Se jactaba de no haber visto jam¨¢s un tratado de armon¨ªa ni de composlci¨®n. Sin embargo, estaba dotado de un instinto musical que le permiti¨® triunfar como pianista en Madrid, donde viv¨ªa desde el a?o 1842. Sus primeras obras, muy al estilo de la ¨¦poca, fueron para piano. Entre ellas figuraban sendas fantas¨ªas sobre las ¨®peras Mar¨ªa de Rohan, de Donizetti, y Ernani, de Verdi.
Pronto entr¨® en contacto con el teatro y a ¨¦l dedic¨® todos sus esfuerzos. Cerca de noventa zarzuelas nos ha legado Oudrid en poco m¨¢s de un cuarto de siglo de actividad, muchas de ellas en colaboraci¨®n con los mejores m¨²sicos de la ¨¦poca: Hernando, Gaztambide, Arrieta, S¨¢nchez All¨², Caballero, Barbieri, etc¨¦tera. Trabaj¨® mucho y con ¨¦xito, pero nada de ¨¦l ha traspasado la barrera del tiempo, salvo su fantas¨ªa militar El sitio de Zaragoza, m¨²sica incidental en su origen para un drama de Juan Lomb¨ªa.
"Debi¨® ser Crist¨®bal Oudrid hombre orgulloso y cr¨ªtico mordaz. La gracia y simpat¨ªa personal que daba a sus juicios, casi siempre negativos, le evit¨® serios disgustos, pues seg¨²n narran quienes le conocieron, no dejaba t¨ªtere con cabeza.
No fue tan severo consigo mismo, ya que su producci¨®n es d¨¦bil, deslavazada, sin rigor de ning¨²n tipo. Es espont¨¢nea, eso s¨ª, y a veces ambiciosa.
Un escritor tan ajeno a la m¨²sica como Azor¨ªn ha evocado po¨¦ticamente, con ternura, a Oudrid, a quien no pudo conocer, en su libro Espa?a. Y, efectivamente, Oudrid es un personaje pintoresco, un poco misterioso y contradictorio, de la Espa?a rom¨¢ntica.
El 13 de marzo de 1877 muri¨® el m¨²sico extreme?o de una pulmon¨ªa mientras preparaba el montaje de la ¨®pera Mignon, de Thomas, para el teatro Real. Todo Madrid cantaba entonces las jotas de El.postill¨®n de la Rioja y El molinero de Subiza. En Pamplona, estos d¨ªas, un estudioso de la jota, el padre Valeriano Ord¨®?ez, ha conseguido reunir la extensa partitura de esta ¨²ltima zarzuela, con libro de Luis Eguilaz, estrenada en Madrid el 21 de diciembre de 1870. Es la mejor obra de Oudrid. Lo ¨²nico que podr¨ªamos hacer por ¨¦l, para conmemorar su centenario, ser¨ªa escenificar El molinero de Subiza. Tal vez para muchos resultase una agradable sorpresa.
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