En Burgos, f¨²tbol entre charcos y barro
Burgos y Madrid pelearon entre charcos y barro por un triunfo que finalmente ser¨ªa para los burgaleses, en gran medida gracias a la actuaci¨®n del futuro madridista, Juanito, autor de dos goles. No cabe hablar de buen f¨²tbol, pero s¨ª de cierta espectacularidad, por lo incierto del marcador y por la encomiable entrega de todos los jugadores.Jugar al f¨²tbol entre charcos es imposible, porque el bal¨®n, protagonista deljuego, se conduce de una forma distinta: ni rueda ni bota. Cuando un terreno dejuego se encuentra como estaba el domingo El Plant¨ªo, el bal¨®n de cuero manchado se convierte en una gran bola de pjastilina. En esas condiciones, el juego se parece algo al f¨²tbol, pero no es tal. Los recursos t¨¦cnicos tienen una utilidad muy inferior a la normal y los dispositivos t¨¢cticos no resultan porque no hay forma de manejar el bal¨®n seg¨²n ideas preconcebidas. Sobre los barrizales no se puede hacer otra cosa que pegarle al bal¨®n siempre muy abajo para levantarlo y conseguir que vuele unos cuantos metros hacia la puerta del contrario, con la esperanza de que lo recoja el compa?ero.
Pero las autoridades de nuestro f¨²tbol, desde ¨¢rbitros a federativos, no parecen estar en contra de esta tosca variante del f¨²tbol, y de ah¨ª que s¨®lo en casos excepcionales se suspenda un partido. Burgos y Madrid, pues, se aprestaron a pelear contra el barrizal y la plastilina, y lo hicieron bastante bien. Cabe decir que el partido result¨® espectacular en especial en su segunda parte. El Madrid tiene un centro del campo m¨¢s t¨¦cnico, ventaja que perd¨ªa a causa del estado del terreno, pero contaba en punta con el salto de Santillana, en tanto que el Burgos tiene tres delanteros punta m¨¢s peque?os, mucho m¨¢s aptos para el juego raso que para buscar los balones altos, recurso en estos casos.
La primera mitad se consumi¨® en un tremendo batallar en la mtdia, donde se encontraban las parejas Vel¨¢zquez-Katic, Pirri-Klesic y Breitner-Garrido. El juego sali¨® poco de esa zona donde los charcos eran m¨¢s largos, m¨¢s anchos y m¨¢s profundos que en ninguna otra. S¨®lo de cuando en cuando escapaba el bal¨®n hacia alguna de las dos ¨¢reas y proporcionaba el consiguiente sobresaIto, Juanito, el futuro madridista, demostr¨® que a¨²n piensa m¨¢s en la salvaci¨®n de su actual equipo que en la posibilidad de jugar con el Madrid la Copa de la UEFA y marc¨® un precioso tanto en una de esasjugadas. Antes, el Madrid hab¨ªa tenido sus oportunidades en excelentes galopadas de Jensen. Las bandas menos pisadas se embarran menos, y el p¨²blico hab¨ªa pedido alg¨²n que otro penalti, siempre incitado por actitudes y gestos de Quini, jugador protest¨®n y follonero, perteneciente a esa especie que excita a los p¨²blicos y que conviene desterrar.
En la segunda mitad sali¨® el sol y el juego se al¨¦gr¨®. El Madrid dej¨® en la caseta a Benito, con molestias musculares, baj¨® a Pirri a la defensa y meti¨® en la media a un hombre de refresco, Vitoria. Breitner se peg¨® a una banda en la que hab¨ªa poco barro y cre¨® bastante juego, con lo que el Madrid empez¨® a funcionar algo mejor. Manzanedo, que hab¨ªa estado muy seguro hasta el momento, se vio sorprendido. por un mal bote del bal¨®n a tiro de Jensen y lleg¨® el empate. Pero durar¨ªa poco, porque el Madrid encaja muchos goles, tanto sin barro c¨®mo con ¨¦l, y Juanito dar¨ªa otra prueba de profesionalidad en un centro-tiro que sobrevol¨® a Miguel Angel. Sigui¨® la presi¨®n madridista con ejemplar sacrificio, y fruto de ello fue el gol de Santillana, que de nuevo empataba el encuentro.
Pero otra vez, y de forma definitiva, conseguirla adelantarse el Burgos en jugada de formidable descolocaci¨®n de la defensa, madridista, por obra de Kresic.
Juanito, el jugador que no se incorpor¨® al principio de la temporada al Madrid, porque el Burgos ped¨ªa a cambio a Vitoria y a Guerini, fue el causante m¨¢s directo de esta nueva derrota.
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