Miquel Navarro
A prop¨®sito de la exposici¨®n de los cinco ceramistas, comentada en estas mismas p¨¢ginas, no dudo en afirmar que Miquel Navarro atiende a otras orientaciones que de hecho exceden el campo de la cer¨¢mica. Lo de menos en las criaturas de Navarro es la materia e incluso el procedimiento. Como son de barro cocido, pudieron serlo de otro material o a favor de otros quehaceres (buena prueba de ello es que una de sus ¨²ltimas creaciones ha sido realizada en madera).Distintas son las intenciones de Miquel Navarro y muy otro el campo de su ejercicio: la propuesta de unas extra?as demarcaciones en las que el sentido de sus innumerables objetos se produce por su sola y rec¨ªproca pertenencia a la regi¨®n demarcada. Son como maquetas o mapas cuya significaci¨®n se consuma, material y formalmente, en la estricta referencia a s¨ª mismos.
Miquel Navarro
Galer¨ªa Buades. Claudio Coello, 43.
?Un mapamundi de Herodoto, realizado gr¨¢ficamente -escribe Roland Barthes-, -est¨¢ constituido como lenguaje, como una frase, como un poema sobre opuestos ( ... ), al propio tierripo que la noci¨®n de isonom¨ªa, forjada para la Atenas del siglo VI por un hombre como Clistenes, es una concepci¨®n estructural.? Si, en efecto, la ciudad es lenguaje, igualmente ha de serlo el mapa que la representa, d¨¢ndose la isonom¨ªa estructural. en la transferencia sistem¨¢tica de los significados reales a los puros significantes.
Las demarcaciones de Miquel Navarro son, ciertamente, como mapas y contienen lenguaje como los mapas, pero de muy distinta condici¨®n. Dij¨¦rase que la isonom¨ªa, propia del mapa com¨²n, pa sa en los de nuestro hombre a Convertirse en aut¨¦ntica isotop¨ªa. No hay aqu¨ª leyes ni signos corres, pondientes a las cosas nombradas; aqu¨ª hay lugares cuya ¨²nica correspondencia o equivalencia se da para conellos mismos.
Es como si un mapa lograra concentrar, a escala reducida, no ya las incidencias topogr¨¢ficas de la regi¨®n que representa; tambi¨¦n su clima, su atm¨®sfera, el paso de las estaciones, el rumbo de las nubes y de las sombras que proyectan..., y las peculiaridades antropol¨®gicas de sus propios habitantes. Un mapa en que la isonomia, seg¨²n dije, fuera tambi¨¦n isotop¨ªa, terminando por encarnar la exacta concordancia consigo mismo.
Vastas demarcaciones, a veces, o circunscripciones o parajes poblados por infinitud de moradas y moradores, minuciosamente definidos, bajo el denominador de una pertenencia com¨²n, con sus climas, sus horas, sus luces... Y, otras veces, fragmentos aislados de una regi¨®n cuyos accidentes nos fueran conocidos y escapara de lleno a nuestra memoria el mapa integral de su coherencia.
El mapa dice relaci¨®n simb¨®lica con una realidad existente, y simb¨®licamente alude la maqueta a una realidad presta a existir. Maquetas y mapas, por el contrario, de Miquel Navarro (con la suma acrecida, de climas, luces, ambientes ... y la peculiaridad misma de sus hipot¨¦ticos pobladores) se refieren a s¨ª mismos, a su demarcaci¨®n propia, a su intr¨ªnseca contextura, y dejan en el ¨¢nimo y en la mirada del visitante una mezcla de familiaridad y de asombro.
Babelia
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