Arte y medios de comunicaci¨®n de masas
?... El arte sobrevive hoy d¨ªa s¨®lo en aquellas obras que, sin compromiso alguno, logran expresar el abismo existente entre el individuo mon¨¢dico y su entorno b¨¢rbaro.? (Max Horkheimer, Teor¨ªa Cr¨ªtica, p. 121.)
Preguntarnos hoy, una vez m¨¢s, por qu¨¦ el arte parece encerrar el peligro de recaer en la trampa del ?no son galgos, son podencos? que s¨®lo arrastra al investigador a un inc¨®modo callej¨®n sin salida. Y, sin embargo, es en el arte, en lo que ¨¦ste sea donde puede revel¨¢rsenos -cotidiana epifan¨ªa- la parte no alienada del hombre, la parte que no se pliega; el arte crea ininterrumpidamente nuevos c¨®digos que escapan al encasillamiento y que nos dan la dimensi¨®n ¨²ltima de eso que junto con el pensamiento constituye lo m¨¢s radicalmente humano. Por eso es importante la obra de Juan Antonio Ram¨ªrez, que surge precisamente para plantearse esta pregunta y para enfrentarse a determinadas concepciones del arte que quieren limitarlo, codificarlo, arrebat¨¢ndole toda su dimensi¨®n revolucionaria.
Ramirez, Juan Antonio
Medios de masas e Historia del Arte,Cuadernos arte c¨¢tedra. Madrid, 1976
La tarea que se propone Juan Antonio Ram¨ªrez es as¨ª ambiciosa, y para afianzar sus planteamientos realiza un detallado an¨¢lisis de las distintas formas ic¨®nicas habidas desde la prehistoria a nuestros d¨ªas, planteamiento este que limita, de alg¨²n, modo, el campo de la investigaci¨®n, porque el autor se centra en su estudio en el an¨¢lisis de la imagen a trav¨¦s del tiempo, excluyendo, por tanto, a cualquier otro tipo de manifestaci¨®n art¨ªstica como, por ejemplo, la arquitectura, la pintura o la m¨²sica, exclusi¨®n que no resultar¨ªa limitadora si no se pretendiera adem¨¢s plantear a continuaci¨®n el ser mismo del arte.
Juan Antonio Ram¨ªrez estudia detenidamente el aumento de las formas ic¨®nicas a trav¨¦s del tiempo hist¨®rico, aumento ligado a los avances de la t¨¦cnica y de la producci¨®n social, llegando, por tanto, hasta la sociedad de masas en la cual un elevad¨ªsimo porcentaje de im¨¢genes envuelve al ciudadano.
Hasta aqu¨ª nada hay que objetar a un estudio, por otra parte magn¨ªfico, por la acumulaci¨®n de datos y sugerencias que ofrece al lector. Sin embargo, la parte m¨¢s pol¨¦mica y m¨¢s interesante del libro es aquella en la que Juan Antonio Ram¨ªrez se plantea un an¨¢lisis del arte y el artista en la sociedad contempor¨¢nea, partiendo de una concepci¨®n personal del arte. Frente a lo que considera decadentismo ?humanista? del cr¨ªtico de arte tradicional, fomentador de la imagen del artista aislado y la obra ?¨²nica?, reivindica el arte de la sociedad de masas, es decir, el arte de la imagen que se realizar¨ªa en nuestros d¨ªas a trav¨¦s de los nuevos medios de reproducci¨®n iconica (cine, televisi¨®n, cartel, comic, etc¨¦tera) y, por tanto, consecuente con su defensa previa de un arte democr¨¢tico y no minoritario, reivindica tambi¨¦n el llamado arte kitsch, que corresponder¨ªa a una etapa de consumo generalizado del arte por capas de poblaci¨®n m¨¢s amplias.
En todo este planteamiento hay varios presupuestos que pueden, al menos, discutirse. Evidentemente, en la sociedad de masas los medios de comunicaci¨®n son el medio id¨®neo para que n¨²cleos inmensos de poblaci¨®n accedan o puedan acceder al campo de la cultura y de la obra art¨ªstica. Lo mismo que el artista del Renacimiento utiliz¨® la t¨¦cnica del grabado que ten¨ªa a su alcance para propagar sus obras, el artista del siglo XX cuenta con medios poderos¨ªsimos para reproducir y transmitir las suyas, medios que en principio no son en s¨ª malos o anart¨ªsticos, si queremos situarnos en el terreno de Juan Antonio Ram¨ªrez.
El problema no estriba ah¨ª. Como muy bien plante¨® H.M., Enzensberger, los medios de cer municaci¨®n de masas son, de hecho,un arma soberana en manos de una posible sociedad no escindida, pero, en la actualidad, los medios de comunicaci¨®n de masas no hacen m¨¢s que servir a la t¨¦cnica del dominio y del control, y como nos dice Adorno, sirven adem¨¢s, para trasvasar una seudocultura no liberadora. El arte, y en este punto es donde diferimos de Juan Antonio Ram¨ªrez, es la manifestaci¨®n de la conciencia negativa no reificada que pone en entredicho a una sociedado con frase de Horkheimer, ?el refugio de la utop¨ªa?, en una sociedad escindida. Todo arte aut¨¦ntico -y en este aut¨¦ntico no hay una valoraci¨®n de tipo comercial o elitista, sino de capacidad de manifestar al individuo aut¨®nomo es posibilidad de transformaci¨®n, es negaci¨®n de la sociedad reificada, es el faro que nos habla del no ser, pero ya siendo. Y todo aquello que, por el contrario, -sean cuales sean los aspectos de que se revista o los medios que utilice para transmitirse-, aparezca como confirmaci¨®n de la sociedad reificada, como afirmaci¨®n reiterativa y redundante de lo dado, es seudoarte o seudocultura mixtificadora. Seudocultura que, precisamente, los medios de comunicaci¨®n de masas se encargan de transmitir y reproducir en nuestra sociedad (y en las otras que por ah¨ª aparecen).
Esto no quiere decir que esos mismos medios no puedan convertirse un d¨ªa en la forma m¨¢s apta para la artisticidad. De hecho, algunas de las producciones que intenta rescatar J.A. Ram¨ªrez, como el cartel, el cine o el comic, est¨¢n provistas de ese car¨¢cter revulsivo y negador que corresponde al arte. Los situacionistas, en mayo de 1968, lanzaron una consigna: ?Hay que apoderarse de los medios de comunicaci¨®n para darles la vuelta, hay que utilizar los medios que ofrece la sociedad reificada para volverlos contra ella.? De este modo, a trav¨¦s de una serie de producciones de vanguardia, se intent¨® y se sigue intentando utilizar los medios masivos de comunicaci¨®n para negar la sociedad que los sustenta. Quiz¨¢ ah¨ª siga manifest¨¢ndose labor negativa-creadora del esp¨ªritu humano realiz¨¢ndose en el arte. Pero eso no impide que, en cambio, todo lo que sea reproducci¨®n mim¨¦tica o mixtificadora -el kitsch, por ejemplo-, sea seudoarte y, por tanto, no revolucionario como pretende Juan Antonio Ram¨ªrez, sino adormecedor, afirmativo y reproductor del sistema. Benjam¨ªn capt¨® muy bien la esencia del problema en su art¨ªculo La obra de arte en la ¨¦poca de su reproductibilidad t¨¦cnica. El arte es el grito aislado del individuo aut¨®nomo en la sociedad que le ahoga y no es la reproducci¨®n lo que le anula, sino la p¨¦rdida del ?aura?, es decir, de su capacidad transformadora y de evocar lo m¨¢s humano.
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