Combinatoria sexual
El cine es el resultado de una tarea colectiva, nos guste o no. La calidad final depende, consecuentemente, de todos y cada uno de los que intervienen en la fabricaci¨®n de cada pel¨ªcula, pero ni siquiera los mayores talentos reunidos de la industria pueden garantizar un de terminado nivel est¨¦tico si el res pons¨¢ble final -ll¨¢mese director, productor, guionista o estrella, es decir, quien decida el aspecto definitivo de la obra- es incapaz de concretar de forma adecuada sus prop¨®sitos. Ni siquiera la presencia de profesionales tan competentes como Dirk Bogarde, Ava Gardner o el c¨¢mara Freddie Young ha podido salvar del naufragio total a este burdo intento de cruzar el cine de agentes secretos, a lo James Bond, con El esp¨ªa que vino del fr¨ªo y el cine pol¨ªtico tipo Z. Demasiados planteamientos diferentes -y antag¨®nicos- para un mismo filme.El hombre que decid¨ªa la muerte es, en resumen, una obra profundamente reaccionaria, y su deliberada -o involuntaria, cualquiera sabe- ambig¨¹edad pol¨ªtica consigue plenamente confundir al espectador. Esta historia de agentes dobles y triples tiene la apariencia de un discurso serio sobre la dificultad del espionaje interna cional, la bajeza moral de los agentes encargados de realizarlo y las sucias maniobras que lo permiten, terreno en el que se mueven mejor los diversos cap¨ªtulos de la serie ideada por lan Fleming, que, al menos, no ten¨ªan la menor pretensi¨®n realista, ni pretend¨ªan lograr m¨¢s que un entretenimiento en im¨¢genes coloreadas. Cyril Frankel cuyo desconocimiento del ritmo,.la planificaci¨®n y la direcci¨®n de actores son realmente alar mantes, ha querido algo m¨¢s: dotar de significado profundo y cr¨ªtico a la intriga, desvelar las conexiones entre los diversos gobiernos y lo grupos revolucionarios de diverso signo.
El hombre que decid¨ªa la muerte
Productor: Robert Jungbruth y Heinz Lazek. Gui¨®n. Robin Estridge, basado en su novela del mismo t¨ªtulo. Director: Cyril FrankeI. Fotograf¨ªa: Freddie Young. Int¨¦rpretes: Dirk Bogarde, A va Gardner, Bekin Fehmiu, Timothy Dalton. Estreno en Luchana.
La conclusi¨®n final no puede se m as pesimista; los pobres ciudadanos corrientes y molientes estamos indefensos ante estos turbios manejos internacionales. Los habitantes de este pa¨ªs de nuestros pe cados no necesitamos recurrir a una ficci¨®n pol¨ªtica tan poco sutil porque la realidad de nuestro circo celtib¨¦rico es mucho m¨¢s rica, plurimorfa y rocambolesca que estas narraciones torpemente urdidas y peor plasmadas. Cuando el arte -es un decir- no logra acercarse a la vida, es mejor olvidarse de ¨¦l, especialmente cuando, como en este caso, demuestra tan escasa habilidad en la confecci¨®n de sus mensajes.
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