La guerra de los tractores

He seguido muy de cerca la llamada ?guerra de los tractores?, sin otro inter¨¦s por mi parte que el de apoyar los intereses de los agricultores.Seguirnos padeciendo una informaci¨®n nacional -me refiero en este caso a la Radio Televisi¨®n Espa?ola- que manipula y deforma la verdad en funci¨®n de los intereses del poder pol¨ªtico.

Seguimos padeciendo un ministro de Agricultura que no s¨®lo no ha comparecido ante los agricultores que expresaban su descontento por las carreteras de m¨¢s de media Espa?a, como era su deber, sino que

-atrincherado en su despacho oficial- ha pretendido solucionar dicho conflicto con armas y modos que cre¨ªamos ya definitivamente, enterrados. No ha dudado en arrogarse la ¨²nica interpretaci¨®n v¨¢lida de unos acontecimientos y una protesta que iba en gran parte dirigida contra su gesti¨®n, en negar sistem¨¢ticamente la representatividad a los interlocutores aut¨¦nticos elegidos por los agricultores al pie de las carreteras, en intentar por todos los medios una guerra de desgaste psicol¨®gico como ¨²nica forma de solucionar los problemas o sus manifestaciones. Seguimos padeciendo una representatividad sindical oficial de los intereses del campo, que puesta en cuesti¨®n por la inmensa mayor¨ªa de los agricultores, sigue siendo la ¨²nica a quien se pretende conceder voz autorizada.

Seguimos padeciendo una presidencia del Gobierno que no duda diariamente en recibir a ?personalidades? pol¨ªticas que muy poco o nada representan, y al mismo. tiempo se atreve a decir que no es de su competencia el recibir a los representantes de m¨¢s de 200.000 agricultores en una espera tensa al borde de las carreteras. ?As¨ª es como pretende motivar y convencer a los electores del campo?