La unidad de la derecha ha quedado comprometida
ENVIADO ESPECIAL, La previsible y, al parecer, irresistible ascensi¨®n de la izquierda en la primera vuelta de las elecciones municipales en Francia puede no ser un desastre para las fuerzas conservadoras, pero, tal vez, abra un proceso de deterioro irreversible. Minutos despu¨¦s de conocerse con relativa exactitud las ?tendencias? de la votaci¨®n del domingo, Jacques Chirac y Michel d'Ornano se enzarzaban por televisi¨®n en una sutil y, a veces, violenta discusi¨®n. Durante la noche del domingo al lunes, los barones de la mayor¨ªa gubernamental siguieron ajust¨¢ndose las cuentas ante un pa¨ªs estupefacto, mientras el ministro del Interior, Poniatowski, romp¨ªa todas las normas de la neutralidad e interpretaba a su manera el ?triunfo del centro?.
Los analistas pol¨ªticos extreman a esta hora todav¨ªa su rigor, extrayendo conclusiones de los resultados, mientras que los estados mayores de la derecha y de la izquierda unida inventan la estrategia de la segunda vuelta. De todos modos, la gran mayor¨ªa de los franceses sabe ya muy bien por d¨®nde van los tiros, sin necesidad de soci¨®logos o profesores.El domingo hubo, en primer lugar, una participaci¨®n considerable, aunque no masiva, de votantes, prueba del car¨¢cter m¨¢s ideol¨®gico que comunal de los comicios. La izquierda, por supuesto avanz¨® incluso m¨¢s de lo que sus m¨¢s optimistas portavoces anunciaban. El triunfo ha sido, sobre todo, para el Partido Socialista que aumenta su poder, su prestigio y su volumen, y a quien nadie va a discutir de ahora en adelante el hecho de ser el grupo pol¨ªtico m¨¢s poderoso de Francia. En cuanto a los comunistas, si bien su avance no ha sido espectacular, se mantuvieron en las posiciones antes conquistadas, y han ganado plazas en algunas zonas: tambi¨¦n esto representa un peque?o triunfo.
El gran derrotado fue, pese a todo, el presidente de la Rep¨²blica, cuyo candidato para la alcald¨ªa de Par¨ªs y cuyas listas en la capita fueron vencidos por el fogoso y reaccionario Jacques Chirac. La especial anatom¨ªa sociol¨®gica de Par¨ªs y la campa?a electoral de Chirac dieron resultado: Ahora se trata de saber si la mayor¨ªa es una ficci¨®n o tan s¨®lo una realidad de gradada, y si d'Ornano apoyar¨¢ de verdad a Chirac el pr¨®ximo domingo.
?Ya tenemos aqu¨ª al lobo. Ahora no pueden seguir las frivolidades?, dec¨ªan ayer los representantes de la mayor¨ªa derrotada. Pero la coordinaci¨®n de sus esfuerzos, tras las agresiones de las ¨²ltimas semanas, ser¨¢ trabajosa. S¨®lo la decidida actitud del presidente, que debe salir ahora de su aparente neutralidad y predicar la uni¨®n, puede arreglar este asunto.
Con un porcentaje que oscila entre el 8 y el 10%, los candidatos verdes (ecologistas) muy bien podr¨ªan ser los ¨¢rbitros de la batalla en Par¨ªs y en otras ciudades donde no hubo mayor¨ªa absoluta. Algunos matizan este arbitraje. La irrupci¨®n del Movimiento Ecol¨®gico en la vida pol¨ªtica tiene muchas lecturas, y los votantes de este movimiento constituyen, m¨¢s que un misterio, una inc¨®gnita.
Alrededor de los verdes se agrupan reaccionarios que odian el progreso urbano, j¨®venes de extrema izquierda que pretenden una vuelta a la naturaleza, esc¨¦pticos que no creen en la virtualidad de los partidos, vacilantes, contestatarios, anarquistas, etc¨¦tera. Cada grupo o colectivo ecol¨®gico ofrece proposiciones distintas. Y su electorado, tras la primera vuelta, se disolver¨¢ en las dos opciones contrapuestas que ahora se les ofrecen. No parece probable que los dirigentes del movimiento aconsejen a sus seguidores que voten en una u otra direcci¨®n. Ayer, uno de sus representantes sintetizar¨ªa esta actitud diciendo: ?Nuestros amigos son ya mayorcitos y saben muy bien lo que tienen que hacer. ?
Tambi¨¦n es dif¨ªcil saber hacia d¨®nde se encaminar¨¢n los votos de la extrema izquierda (que en algunas zonas logr¨® hasta el 3%),o los de los seguidores de Michell Jobert ,(gaullista disidente), que alcanz¨® hasta el 5% en alguna comuna.
Puede que a lo largo de la actual semana la mayor¨ªa consiga establecer una eventual estrategia com¨²n y exacerbe su cruzada antibolchevique, con el consiguiente susto para los millones de conservadores que por olvido, escepticismo o seguridad no votaron el domingo pasado. Si la maniobra cristaliza, el d¨ªa 20 la derecha aumentar¨¢ sus porcentajes, aunque tampoco de forma espectacular.
Por obvia que parezca, una sola conclusi¨®n se impone tras la primera vuelta de las elecciones municipales francesas: los reductos de la derecha se resquebrajan, su unidad est¨¢ comprometida y, al menos estad¨ªstica mente, la ¨¦poca de las confortables mayor¨ªas ha terminado. Esto quiere decir que, con los ojos puestos en las elecciones legislativas de 1978, las cosas se ponen endiabladamente dif¨ªciles para la otrora altiva mayor¨ªa.
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