El retorno de Markevitch
El retorno de Markevitch es acogido siempre con satisfacci¨®n por el p¨²blico madrile?o. M¨¢s a¨²n si vuelve portador de una de sus m¨¢s grandes creaciones como director: La consagraci¨®n de la primavera, de Strawinsky. Una vez m¨¢s el director honorario de la Sinf¨®nica de RTVE puso en evidencia la monumentalidad de la gran partitura y el refinamiento intelectual de todos sus detalles.M¨²sica primitiva -como dice Markevitch-, pero no primaria, Le sacre permanece como uno de los cl¨¢sicos de nuestro tiempo, a modo de alta cima desde la que puede otearse el pret¨¦rito y el futuro que hab¨ªa de llegar. El impulso vital de la obra, su energ¨ªa r¨ªtmica, su feria de sonoridades encuentra en Markevitch un traductor ideal porque va en la interpretaci¨®n m¨¢s all¨¢ de la letra para penetrar en las diversas y complejas intencionalidades del esp¨ªritu.
Teatro Real
Orquesta RTVE. Director: I. Markevitch. Organista: G. Questa. Obras de Haendel, Haydn y Strawinsky. 19 y 20 de marzo.
Por otra parte, la Orquesta de la Radiotelevisi¨®n se ha convertido en un instrumento tan flexible que obedece al menor gesto del director -pocos gestos tan eficaces como los aparentemente mesurados de Markevitch- con prontitud y ligereza. Tambi¨¦n los profesores radiotelevisivos reciben a su primer director con cari?o y devoci¨®n que les lleva a rendimientos m¨¢ximos. Decir que fue una gran versi¨®n de Le sacre es casi una tonter¨ªa. Fue ni m¨¢s ni menos que la versi¨®n de Igor Markevitch en una de sus m¨¢sexactas realizaciones.
Otra fiesta del programa: el concierto para ¨®r gano y orquesta de Haydn, aparecido, en sus manuscritos originales, a finales de la d¨¦cada de los cincuenta. No difiere, como es l¨®gico, del estilo practicado por Haydn en otros conciertos, pero nos trae la sonoridad del ¨®rgano, esta vez en un instrumento extraordinario. Construido por el propio solista -el genov¨¦s Giorgio Questa-, re¨²ne en s¨ª mismo caracter¨ªsticas de los antigos ¨®rganos portativos y sonoridades que se acercan al gran ¨®rgano posterior. La dulzura de la sonoridad en el segundo movimiento, la ligereza y claridad de juego en los movimientos extremos demostraron la validez del instrumento y la categor¨ªa de Questa, formidable ejecutante y bien orientado m¨²sico. Grande fue el ¨¦xito que ya hab¨ªan logrado orquesta y director en el quinto ?concerto grosso?, de Haendel, tan beneficiado por el trabajo de conjunto -unas cuerdas brillantes y bien vibradas- y el de los solistas.
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