La cultura burguesa hasta la guerra civil

Con una asistencia media pr¨®xima a las doscientas personas se celebraron en Pau (Francia), durante los d¨ªas 18, 19 y 20 de marzo, las sesiones del VIII Coloquio del Seminario de Estudios sobre los siglos XIX y XX, inmersos en el Centro de Estudios Hip¨¢nicos de la facultad de Letras de aquella localidad.
Sin duda alguna este VIII Coloquio tuvo un protagonista hist¨®rico: la peque?a y media burgues¨ªa espa?ola, y una delimitaci¨®n cronol¨®gica: de 1898 a 1936, es decir, la restauraci¨®n, la dictadura de Primo de Rivera y la II Rep¨²blica, fases hist¨®ricas en las que, si bien el movimiento obrero alcanza sus cotas cuantitativas y cualitativas m¨¢s, espectaculares, la peque?a y media burgues¨ªa resultan absolutamente esenciales para la comprensi¨®n de los fen¨®menos sociales y pol¨ªticos que surgen en el per¨ªodo citado. La crisis hegem¨®nica del bloque dominante, la paulatina creaci¨®n de un nuevo bloque pol¨ªtico y social, el hecho de los nacionalismos, el comportamiento de los intelectuales y su proyecci¨®n e influencia en la sociedad y el fascismo no se ex plicar¨ªan sin el an¨¢lisis de estos sectores. Consecuentemente, la guerra civil espa?ola ser¨ªa comprendida s¨®lo parcialmente sin una referencia expresa y exhaustiva al comportamiento de la peque?a y media burgues¨ªa. Sobre todo ello vers¨® este VIII Coloquio que en tres d¨ªas asisti¨® a la exposici¨®n de m¨¢s de treinta comunicaciones, en un ritmo agotador y en una cantidad que hace imposible la referencia, siquiera m¨ªnima, al la Mayor parte de las exposiciones.Blanco Aguinaga abri¨® las sesiones del Coloquio con una ponencia sobre Cuestiones de la cultura burguesa a partir de 1898, y m¨¢s concretamente desde el encarcelamiento de los catedr¨¢ticos krausistas hasta el triunfo de las elecciones del Frente Popular. En su exposici¨®n como puntos de reflexi¨®n importantes para comprender el acceso al Poder de la burgues¨ªa progresista, la generaci¨®n del 98 -que en 1931 son las figuras literarias reconocidas nacional e internacionalmente-, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Ortega, como centros de la actualidad pol¨ªtica y cultural; los vanguardistas agrupados, esencialmente, en torno a Ram¨®n G¨®mez de la Serna; la generaci¨®n del 27 -de la que analizar¨ªa con m¨¢s detalles las Figuras de Garc¨ªa Lorca y Jorge Guill¨¦n-, y la novela realista, con Sender y Arconada entre otros.Hizo especial hincapi¨¦ en resaltar que pese a los ataques de Ortega, de los vanguardistas, de los antagonismos y rencillas personales, todas las tendencias expuestas anteriormente hicieron frente com¨²n en favor de la II Rep¨²blica. Frente al rechazo del antiguo r¨¦gimen, frente a las amenazas del fascismo, todos estos grupos e individualidades se unen en lo que en 1936 conformar¨ªa el Frente Popular, a excepci¨®n Jos¨¦ Mart¨ªnez Ruiz, que se pasarla a las derechas, y de Maeztu, que evolucionar¨ªa hacia el fascismo.Para Carlos Blanco Aguinaga, los rasgos distintivos de la generaci¨®n del 98 se basan en una etapa de juventud que refleja claramente las contradicciones de la burgues¨ªa (Unamuno se declara marxista; Jos¨¦ Mart¨ªnez Ruiz, anarquista; Valle Incl¨¢n llega a alabar a Pablo Iglesias, al igual que Machado, y P¨ªo Baroja da muestras, de su realismo cr¨ªtico en la trilog¨ªa de La lucha por la vida).
Para Blanco, la figura de Machado revela de manera ejemplar la progresiva toma de conciencia de una burgues¨ªa progresista, hasta el punto de intuir la desaparici¨®n de su clase. Una evoluci¨®n pol¨ªtica calificada de ?incre¨ªble nitidez? por el ponente, se?alando que su proceso no era sino causa de una creciente identificaci¨®n con la lucha del pueblo espa?ol. Sin embargo -se?ala el profesor espa?ol-, nuestro escritor y poeta no encontr¨® la nueva forma po¨¦tica para el hombre nuevo. Algo que ocurrir¨ªa tambi¨¦n en los casos de Mayakovski y C¨¦sar Vallejo. Sobre la generaci¨®n del 27 se?ala la divisi¨®n que se produce en ella en los a?os treinta. Varios poetas andaluces (Prados, Alberti, Cernuda y Altolaguirre) se pasan a la izquierda comunista, conjug¨¢ndose la loma de conciencia de la explotaci¨®n con un vanguardismo po¨¦tico.
Garc¨ªa Lorca, que analizar¨ªa con mayor detalle, muestra, a juicio de Blanco Aguinaga, una evoluci¨®n hacia la izquierda, sin ruptura radical. En Lorca, al igual que Machado, se llega al fondo de las contradicciones de su clase. Una fase especialmente importante en esta toma de conciencia de Lorca es su estancia en Nueva York, coincidente con la depresi¨®n econ¨®mica del 29. ?Poeta en Nueva York es un reflejo del encuentro de Lorca con la deshumanizaci¨®n, y en ese encuentro se destruye para siempre la ni?ez del poeta. ?
Como contrapunto de la figura de Lorca, Blanco Aguinaga analiz¨® la de Jorge Guill¨¦n, ejemplo del racionalismo puro del siglo XVIII y que ha sido acusado de ser el poeta burgu¨¦s por excelencia, califica ci¨®n que no comparte. ?La visi¨®n de C¨¢ntico se sustenta sobre las re laciones de interdependencia entre el sujeto y todo lo otro que existe realmente. Cada individuo es ¨¦l mi sino y no otra cosa. ? La concepci¨®n de Guill¨¦n se basa en la armon¨ªa, del mundo, en el respeto y en la amistad. Para Guill¨¦n, el mundo est¨¢ bien hecho, contra el irracionalismo que pretende destruir la armon¨ªa -el fascismo y la ascendente lucha de clases- Sin embargo, existe una evoluci¨®n posterior de Guill¨¦n que llega has ta el extremo de escribir un poema, La evoluci¨®n creadora, en el que rinde homenaje a Angela Davis y los Panteras Negras.
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